CROSSFIT VERSUS INTEGRITY
a ser agobiante) tiene multitud de adeptos. «El calor provoca que tus músculos puedan ir mucho más allá en las asanas (posturas) y estiramientos, pero es un arma de doble filo porque puedes forzar demasiado y lesionarte», señala Amalia Panea, profesora de yoga y experta en fitness. Así que no es apto para todo el mundo y, mucho menos, si estás embarazada. Además, como se realizan siempre las mismas posturas (26 asanas de hatha yoga) «puede aburrir o desmotivar si no se consiguen avances», puntualiza. Pero hay otros tipos entre los que elegir: desde los más suaves, como anusara, yin yoga o terapéutico, hasta los más intensos y atléticos: asthanga o vinyasa. Lo importante es «probar varias modalidades con diferentes profesores. Y no sufras nunca. Si el ritmo o la complejidad son demasiado para ti, descansa y practica una opción más sencilla. Aquí no hay competición». El primero es un entrenamiento que trabaja la fuerza combinando disciplinas (halterofilia, gimnasia...) a intensidad muy alta. Vamos, lo más parecido a sudar como la teniente O’Neil. Domingo Sánchez explica que «está bien fundamentado, pero se aplica mal», lo que puede provocar tendinopatías (inflamaciones del tendón), sobrecargas y roturas musculares. En Amaro & Castillo (Madrid, tel. 914 10 38 07) proponen un método llamado Integrity (corrección funcional). Partiendo del estudio de tu pisada, enseñan a realizar el movimiento adecuado trabajando cadenas musculares, y no el músculo de forma aislada como en una máquina. La sesión comienza lenta, pero termina con sentadillas, planchas y burpees a máxima potencia. ■