Y HANNIBAL CREÓ A LA MUJER
El diseñador y su musa celebran juntos las tres décadas de la firma del venezolano con una colección para divas de hoy. Súmate al efecto ‘Hannibalísimo’.
Elige lo que quieras de entre todos mis diseños». Con estas palabras recibió Hannibal Laguna (Caracas, 1967) a Paz Vega cuando ella, una actriz de televisión de apenas 20 años aún no muy afamada, le pidió un vestido para presentar un premio. «Era maravilloso que alguien, sin conocerme de nada, me abriera las puertas de su casa con toda la generosidad del mundo y sin ningún tipo de interés. En ese momento, sentí que era alguien especial y que iba a tener un papel muy importante en mi vida; y así ha sido. ¡Fue un flechazo! Ahora es de la familia, y un gran amigo y confidente», explica la sevillana. Y el diseñador nos da la mejor descripción de la intérprete: «Encarna el equilibrio entre lo profesional y lo personal. Sabe encontrar el modo de llegar al corazón sin resultar empalagosa, y cómo hacerte reír sin ser pesada. Eso es difícil de encontrar en una persona, y ella lo tiene. Es única».
Paz, precisamente, ha bautizado la colección primavera-verano 2018 del couturier, con la que celebra tres décadas en el mundo de la moda.
es el nombre que me puso Paz hace muchos años. En sus mensajes y llamadas, se refería a mí de esa manera, y yo a ella como Superpaz o querida. Desde entonces, todo el mundo empezó a llamarme así, y por ello me pareció el mejor título para esta propuesta tan especial», desvela el venezolano al tiempo que la intérprete se mete en el papel de diva y se enfunda uno de sus maravillosos vestidos.
Ella está «siempre» en sus proyectos fashion, apunta el creador, incluidas sus nuevas fragancias: «Estamos lanzando varios perfumes que reflejan las colecciones que he presentado en mi carrera. Uno de ellos, Sweet Delirium, se inspira en Paz durante la época en la que estaba embarazada de su niña, en 2009, y todo a su alrededor se tornaba muy dulce». Eso sí, no se trata de una relación exclusiva. «Yo no sólo la visto a ella, ni ella lleva Hannibal Laguna y nada más. Lo que es admirable es que, la mayoría de las veces, apueste por moda española para momentos importantes. Es una gran embajadora, y no únicamente mía; lo es de todos».
¿Y qué piensa el diseñador de sí mismo? «Soy autocrítico, equilibrado y honesto con mi trabajo, y mis creaciones son románticas, sensuales, femeninas y contemporáneas. Me gusta mirar a los clásicos pero con perspectiva de futuro», dice. Fue muy precoz, pues ya a los ocho años cosió para su madre «una flor de nueve pétalos que marcó la pauta de lo que iba a ser mi carrera. De hecho, aparece reproducida en esta colección». Su propósito con su marca, afirma, es conseguir «que la mujer se sienta segura», porque hasta la más hermosa encuentra algo en sí misma «que no le gusta y le produce inseguridad. Si lo supera, la veremos brillar». La pregunta es obligada: ¿cómo se logra eso? «A mí me gusta el lado arquitectónico de la ropa y, para ello, busco resaltar cintura, hombros y espalda. La clavícula es la parte del cuerpo que más tarda en envejecer, y es muy atractivo mostrarla e insinuar». He aquí el destilado de 30 años de experiencia.
«Hannibalísimo