Cerdeña, el otro edén
Calas íntimas de aguas transparentes, hoteles en medio de parques naturales, ‘spas’ de cosmética ‘bio’ y restaurantes para cenar descalzo sobre la arena. Descubre el norte de CERDEÑA, un Caribe italiano donde aprenderás el secreto de la buena vida.
Gallura es una media luna que muerde el mar. Su litoral está salpicado de grandes rocas de cuarzo, que se tiñen de rosa al caer el sol como si fuesen una partida de canicas que un día dejaron a medias los dioses. La escapada empieza cuando contemplas la estela del Mediterráneo desde la popa del único barco que tiene el privilegio de llevarte al epicentro del dolce far niente (www.grimaldi-lines.com). El placer continúa al salir del puerto en tu propio coche (puedes embarcarlo gratuitamente), a punto para recorrer un destino que pone como condición sentarse al volante. Esto es el norte de Cerdeña, la Isla Encantada, catalogada Blue Zone. O lo que es lo mismo, uno de los cinco lugares del mundo en los que las personas viven más. Rodeadas de agua, las áreas azules están en Costa Rica, Japón, Grecia, California y aquí, donde se ha creado un observatorio especial para encontrar el secreto de durar cien años. Según cuentan sus hospitalarias gentes, influye mucho una dieta de kilómetro cero, ecológica y saludable. Entre sus talismanes deli se encuentra el riquísimo queso pecorino, a partir de leche de oveja alimentada con los pastos de enfrente de casa. También, la cebada y el trigo autóctonos, ingredientes del famoso pan carasau, similar a la pita, extrafino, sin levadura y que dura meses. Lo compramos en el pueblo de moda: Alghero. Todos lo conocen como la Cerdeña catalana porque su arquitectura medieval conserva casi intacto su pasado como colonia aragonesa. Es el lugar perfecto para hacer shopping de tesoros artesanales de coral (no te los pierdas en el Museo del Corallo –Via XX Settembre, 8–).
AQUÍ SE ALOJA EL ARCHIPIÉLAGO DE LA MAGDALENA, UNO DE LOS RINCONES IDÍLICOS DE ITALIA
¿Sabías que en esta costa se localiza el lugar más alto y espectacular de Cerdeña? Se llama Capo Testa y está rodeado por el Valle della Luna: imponentes acantilados que se desploman sobre el azul del Mediterráneo, coronados por un faro que sirve de escenario de conciertos exclusivos. Por algo actuó aquí Enya. Tampoco es de extrañar que este enclave, propio de otro mundo, sea un asentamiento hippy donde se organizan algunas de las raves de full moon más auténticas de Europa.
A 15 minutos por carretera se expande la reserva natural de la biosfera del estrecho de Bonifacio. Silencio, viento y yodo. De repente, como un espejismo, aparece uno de esos hoteles eco paradisiacos. Un edén dentro del Edén. Su nombre es Valle dell’Erica (hotelvalledellerica.com) y está situado en Santa Teresa Gallura, una de las villas más populares. El refugio –de cinco estrellas a precio de cuatro– se sumerge en un parque mediterráneo sólo para ti. Igual que sus calas privadas, con
¿UN CHAPUZÓN EN UN PARAÍSO SIN MASIFICAR? ZAMBÚLLETE EN CALA SPINOSA, EN SANTA TERESA GALLURA
servicio de lancha y restaurantes con mantel de hilo en plena orilla. Nos enamoramos de Li Zini, donde cenar los mejores platos de mar con un vestido largo y los pies metidos en la arena. También, del spa, cuyos masajes al aire libre y con cosmética bio es toda una cura antiestrés. Si vas con niños, en este espacio, que es un destino en sí mismo, está Ericland, un reino XS que cuenta con biberonería (abierta 24 horas), cine, kids club y un programa diario de aventuras para tus hijos. Y, en el horizonte, el archipiélago de la Magdalena, uno
de los places to go de Italia. Te gustará bañarte en sus aguas transparentes y acercarte hasta el islote de Caprera, que perteneció a Giuseppe Garibaldi. Antes de volver a bordo para regresar a la rutina, paramos a tomar lo que los lugareños nos desvelan como otro de los elixires de vida: el cannonau, un vino local rico en polifenoles. Brindamos en la coqueta localidad de San Teodoro, el mejor sitio para salir de copas con clase. La recomendación viene de Margherita Missoni, heredera del imperio fashion que lleva su apellido. «En esta isla nos reunimos toda la familia en vacaciones. Nos acompañan amigos y a las cenas siempre se apunta alguien a última hora. Organizamos mesas enormes, con patatas fritas para los pequeños y pescado fresco para los mayores. ¿Has visto la película Belleza robada, de Bernardo Bertolucci? Me recuerda mucho a un verano sardo», dice. Quizá sea esa la receta definitiva del buen vivir: la práctica de costumbres sencillas y el contacto humano. Algo que, más allá del cuerpo, nutre al alma. ■
EL HOTEL VALLE DELL’ERICA ES UN DESTINO EN SÍ MISMO: LUJO E INTIMIDAD EN EL ESTRECHO DE BONIFACIO