Trancoso, paraíso chic
Con su ambiente ‘slow chic’ y su arsenal de playas paradisiacas, TR ANCOSO es el nuevo destino vip para desconectar.
Quien viene a Trancoso se queda en Trancoso. El dicho popular se repite como un mantra de buen agüero en este luminoso edén, y no sin razón. Desde que el movimiento hippy lo descubrió en la década de los años 70 y lo rebautizó como la Goa de Brasil, el pequeño pueblo de pescadores ha atrapado con su magia a los viajeros más bregados y cosmopolitas del mundo. Refugio fetiche de los artistas tropicalistas Gal Costa, Gilberto Gil y Caetano Veloso cuando aún no llegaba el
FUE UNA MECA ‘ARTY’ Y ‘HIPPY’ EN LA DÉCADA DE LOS AÑOS 70: AÚN NO HABÍA LUZ ELÉCTRICA NI TELÉFONO EN EL PUEBLO
teléfono y apenas había un par de tascas, Trancoso ha ganado en servicios en estas décadas y por sus calles se pasean ahora famosos y millonarios. Sin embargo, su espíritu bohemio y la sencillez contagiosa de sus gentes siguen intactos. Poco importa que te llames Gisele Bündchen, Leonardo DiCaprio, François-Henri Pinault o Beyoncé, porque aquí no hay lugar para la ostentación ni los arrebatos de divismo. De hecho, el mayor lujo que ofrece este destino es, precisamente, el anonimato y la garantía de un estilo de vida slow, en el que el reloj no manda y donde el calzado oficial (de día y de noche) son las flip-flops.
Unos 750 kilómetros al sur de Salvador de Bahía, Trancoso se encuentra
en una franja de playas paradisiacas y selva conocida como la costa del Descubrimiento, a la que llegaron en 1500 los exploradores portugueses. Aquí construyeron los jesuitas una de las primeras iglesias católicas de Brasil, y, en torno a ella y su explanada, llamada el Quadrado, todavía gravita la actividad social del pueblo, desde las rodas de capoeira y los partidos de fútbol improvisados a media tarde hasta las grandes fiestas a ritmo de candomblé, ritual que invade la madrugada con sus tambores. Rodeado de grandes árboles y casas de colores llamativos, al caer el sol el Quadrado se llena de vida, pero de una vida pausada, iluminada por cientos de farolillos y bañada por la brisa del mar y el suave sonido de
la bossa nova. Ni rastro de rótulos de neón, ninguna franquicia o boutique de lujo, sólo coquetas tiendas de artesanía, de decoración y de moda boho chic, gran parte de ellas regentadas por extranjeros que irradian felicidad desde que llegaron a este rincón de Bahía y cayeron presa de su embrujo. Uno de ellos es Wilbert Das, ex director artístico de la firma Diesel y dueño de la pousada Uxua, una docena de antiguas casas de pescadores reconvertidas con mimo en suites rústicas con un servicio de cinco estrellas (hab. doble desde 450 €, www.uxua.com).
LAS ‘CELEBS’ LLEGAN EN BUSCA DE SENCILLEZ ‘DELUXE’, SOL... Y ANONIMATO
Pero, sin duda, el gran lujo de Trancoso son sus horas de sol y sus innumerables playas (cuanto más alejadas, más tranquilas), como la de los Nativos, donde se puede pasear a caballo por el impecable arenal, y las de Río de Barra, los Coqueiros, Río Verde, Itaquena y Punta de Itapororoca. Por su parte, la del Espejo, una de las más bellas del país, es de acceso complicado, aunque tiene como valor añadido el chiringuito Da Silvinha, un lugar modesto pero de culto para premiar a los sentidos con platos típicos, como la moqueca de peixe y el acarajé. ■