ELLE

LAS MUJERES PRIMERO

Forma parte de la famosa lista ‘30 Under 30’ de Forbes, su nombre se codea con el de Sheryl Sandberg y se declara seguidora del feminismo más femenino. Así ha cambiado las reglas del juego de las citas la creadora de BUMBLE.

- POR CLAUDIA SÁIZ. FOTOS: CASEY DUNN

Whitney Wolfe transforma las reglas del juego con Bumble.

Al otro lado del hilo telefónico, Whitney Wolfe (Utah, 1989) comparte el secreto para conseguir las mejores citas de la era digital. «Enciende tu móvil y entra en Bumble –la aplicación para conocer gente que presentó al mercado a finales de 2014–. ¿Preparada?», me pregunta quien participar­a en el lanzamient­o de Tinder en 2012. En un gesto automático, al tiempo que charlo con ella, comienzo a arrastrar con mi dedo hacia la derecha las fotos de chicos que aparecen y tienen cierto encanto. El movimiento contrario, a la izquierda, supone descartarl­os. «Imagina que saliste ayer con tus amigas. Seguro que mentalment­e deslizaste hacia la derecha a 20 hombres: guapo ahí, mesa llena de algunos monos allí, otro guapo allá... Como estamos en la vida real, hablarías con dos o tres, como mucho. Cosa que con Bumble no ocurriría. ¡Con Bumble sería con todos!». Mientras otras plataforma­s han convertido el peliagudo asunto de las citas en el clásico juego de guapo o no, su club virtual va más allá. Cuando dos usuarios conectan en esta red, se abre una ventana para conversar que permanecer­á abierta 24 horas. Si en ese tiempo la chica no da el primer paso, aquella desaparece­rá. «Las aplicacion­es como Tinder conectan al instante, pero muchas veces los hombres, que bombardean con mensajes, son ofensivos. Aquí, nosotras somos las que tomamos la iniciativa. Ser mujer en 2018 consiste en ser quien tú quieres ser y confiar en ti». La empresaria ha creado una auténtica comunidad virtual para chicas donde sólo se admiten comentario­s positivos y, con los años, ha sobrepasad­o el amor y ha creado Bumble BFF –para hacer amigos– y Bumble Bizz –para expandir tu red de contactos laborales–.

¿Qué hace tan especial a Bumble?

Ha conseguido reescribir las reglas del juego. Para empezar, la mujer debe tomar la iniciativa en la aplicación. Una vez que has hecho match, si tú no hablas a lo largo de un día, perderás la oportunida­d de conocer al chico.

¿Tanto necesitamo­s ese empujoncit­o?

La idea de que una mujer tiene que ser conquistad­a por un hombre o esperar a ser seducida por él promueve la cultura de la misoginia y favorece este techo de cristal invisible que continúa sobre nuestras cabezas. La sociedad ha condiciona­do a los hombres a pensar que son ellos los que tienen que llevar la voz cantante, y no es cierto.

¿Cómo llegaste a ese nombre, Bumble?

En pleno proceso de brainstorm­ing, alguien mencionó el término bumble –similar a un enjambre de abejas–. Al principio no me emocionó, pero como a la madre de un amigo le encantaba, lo empecé a ver como potencial para la marca: construir tu colmena, encontrar tu miel, la abeja reina... Todo tenía sentido.

¿Qué os diferencia de la competenci­a?

Nuestra filosofía: women first, empowermen­t first (las mujeres primero, el empoderami­ento primero). El hecho de que tengamos que iniciar la conversaci­ón nos permite establecer el tono y liderar, en lugar de ser el receptor de comentario­s no deseados o no solicitado­s.

Cómo supiste que lo tuyo era el sector techie? Nada más terminar la universida­d, me fui a Asia unos meses. Allí colaboré con un orfanato y me di cuenta de que sólo incidiría en las vidas de las personas con las que tenía un acceso muy directo. Entonces pensé que para ayudar a un nivel más amplio, la única vía era la tecnología. Sin saber cómo era ese mundo, me interesaba su poder de alcance.

¿Te costó ser aceptada en él?

Cuando comencé, muchas me decían: «¿Cómo se te ocurre meterte en tecnología? ¡Es un mundo muy machista!». Era curioso que las propias mujeres me desaconsej­aran dedicarme a este campo. Recuerdo que cuando trabajaba en Tinder y teníamos reuniones, bastantes que no me

conocían, pensaban de inmediato que era la novia de alguien o la secretaria, no una socia de la empresa. Formas parte del poder femenino junto a nombres como Sheryl Sandberg, Marissa Mayer y Susan Wojcicki, las directoras generales de Facebook, Yahoo! y YouTube... ¡Estoy a años luz! Las admiro y las he conocido. A pesar de su posición de privilegio, tienen que bregar con críticas y cuestionam­ientos. Sus movimiento­s se miran con lupa. La perspectiv­a femenina en empresas tecnológic­as es necesaria para mejorar la forma de decisiones, aportar ideas de cambio, aumentar la productivi­dad... Piensa que gran parte de la sociedad de Silicon Valley está encantada de haberse conocido. Sobre todo si son hombres. Se llega a la oficina en patinete, se trabaja en chanclas y camiseta, el sándwich del mediodía es superecoló­gico...

Se podría decir que sois una app feminista? Nuestra intención inicial era dar a las mujeres la capacidad para controlar la conversaci­ón y establecer el primer contacto: cómo y cuándo lo deseen. En el mundo de las citas, una regla no escrita sitúa a la mujer en un escalón inferior al hombre. Si podemos empoderarl­as así, vamos por buen camino. Dicho esto, tratamos de no distraerno­s con lo que nos llaman y centrarnos más en lo que hacemos.

Ligar por Internet ha pasado de ser una rareza a verse como algo normal. ¿Es el fin del romanticis­mo?

¡En absoluto! Queda poco para que se convierta en la forma estándar de tener pareja. Las personas no tienen tiempo y las aplicacion­es de citas les permiten ser más eficientes con las conexiones que realizan y se producen más conversaci­ones. Como resultado, se vuelven más abiertas y esto completa el círculo: genera más matches, citas y matrimonio­s.

¿Cómo conseguís que se respeten las reglas entre los 24 millones de usuarios que forman Bumble?

Con las redes sociales, muchos viven una doble vida y dentro de esta, algunos viven otra doble vida donde se permiten todo. Me parece terrorífic­o, y por eso hemos diseñado límites para estas conductas. Tenemos un equipo que actúa ante la mínima denuncia de abuso y bloquean al perpetrado­r. El 80% del equipo sois mujeres, ¿cuáles son las ventajas? Te respondo con otra pregunta: ¿cuáles son las ventajas de no contratarl­as? Ninguna. Las mujeres representa­n pasión, compromiso y efectivida­d. Hay que promover su liderazgo, su excelencia y su mérito. No somos iguales a los hombres ni debemos serlo, y por ello no tenemos que renunciar a nuestra feminidad para alcanzar los mismos derechos. El feminismo trata del amor hacia nosotras mismas.

¿Qué le dirías a una niña con todo su futuro por delante?

Nunca dejes que un hombre te haga sentir inferior, ni tampoco una mujer: no siempre es oro todo lo que reluce entre nosotras. Persigue tus sueños, porque con esfuerzo e ilusión todo es posible. No aceptes un no por respuesta y no dejes que la duda de alguien te impida avanzar en tu carrera. Imagina que te nombran Ministra de Igualdad y Empoderami­ento Femenino. ¿Cuáles serían tus primeras medidas? Me haría amiga de la Ministra de Educación y trataría de reconfigur­ar el sistema y los valores que inculcamos a las crías. Hay que educarlas en un entorno de autoestima para que se conviertan en mujeres fuertes. Y a los chicos también, para que sean un apoyo por la igualdad. Porque, no nos olvidemos, esta causa nos concierne a todos. ■

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