SER ECO HOY
...va mucho más allá de reciclar, tomar batidos VERDES o renegar de las pieles. Esto va de ser consciente. Tú tienes los medios. ¿Te apuntas?
¿Sabes en qué consiste? ¿Cuentas con todos los medios? ¿Quieres y puedes? Nos proponemos darte las respuestas.
El mundo está enfermo», decía Mafalda después de ver el noticiario, con sus guerras, sus políticos corruptos, sus injusticias sociales y sus crueldades, mientras corría a poner el termómetro y tapar con una manta a su pequeño globo terráqueo. Pero eso eran los 70, unos años de resaca hippy en los que los médicos fumaban mientras te auscultaban, practicar deporte parecía cosa de freaks, tu madre se disgustaba más si eras vegetariano que si te ponías fino a bocadillos de chorizo, los coches echaban más humo que la fumata del Vaticano, los ríos contaban con fauna, flora y plásticos, las centrales nucleares gozaban de las mismas medidas de seguridad que un cine y, por supuesto, nadie hablaba de ecología. ¿Eco qué? Cómo iba a imaginase la minirrevolucionaria Mafalda que debía preocuparse además por la salud del planeta para asegurarse de que hubiese un lugar donde las guerras, los políticos corruptos, las injusticias sociales y las crueldades se siguiesen sucediendo, pero también donde el amor, las alegrías, los placeres, la magia, los milagros y la vida continuaran dando sentido a la humanidad. Quino tenía que habérselo dicho, así muchos habríamos empezado antes a concienciarnos con sus peripecias. Porque es nuestro problema. Sí, un problema. Cerrar los ojos y adoptar una postura egoísta es una opción: «A mí ya no me pilla». Pero, si estás leyendo esto en junio de 2018 en la Tierra y no en el 2100 en una plataforma espacial orbitando alrededor de la luna sin saber de qué hablo, todavía es asunto tuyo. Puedes hacer algo, un poco al menos, o puedes ser un eco-unfriendly, que suena cool, aunque, demos gracias, es una etiqueta que, poco a poco, socialmente equivale a ser Hannibal Lecter: no te invitan a muchas fiestas. Hoy quien más y quien menos recicla la basura de su casa religiosamente y vigila el color de las bolsas de su vecino por si hay que echar alguna mirada intimidatoria; utiliza bombillas de bajo consumo y apaga la luz al salir de cada habitación en plan
Los otros; cierra el grifo mientras se lava los dientes (porque es lo lógico ¿no?); se ducha en vez de bañarse para no ahogarse en su egoísmo; se va a la compra con sus propias bolsitas chic; no imprime los mails que olvida en la bandeja de salida indefinidamente... Hasta ahí, lo básico. ¿Suficiente? No es necesario ser científico ni vidente para saber que, si todos metiésemos un eurito al mes en una hucha –o, por ser más moderna, un
bitcoin en donde se metan los
bitcoins–, se acabaría el hambre en el mundo. Pues eso apliquémoslo a la actitud eco. We can! Cambio climático, biodegradable, calentamiento global, impacto medioambiental, sostenibilidad, recursos renovables o no renovables, vegano, natural, orgánico... Son palabras de ayer que toman protagonismo hoy para asegurar nuestro mañana. ¿Por qué no escucharlas? ¿Por qué no
Anota, tenemos una palabra clave: sostenibilidad. Debemos asegurar el desarrollo actual sin comprometer las necesidades de futuras generaciones
Los famosos se unen a científicos para mostrar al mundo que el que aún no se vea del todo el problema no quiere decir que no esté ahí
hacerlo si podemos estar en el equipo de los buenos? Cuando compramos una lavadora se ve una pegatina que nos dice cuál es la que menos agua consume, hay coches híbridos, eléctricos o impulsados por GLP (gas licuado de petróleo), existen caprichos beauty que te aseguran ingredientes naturales y orgánicos en su formulación, las
apps de segunda mano son lo último y la lista de la compra la puedes llenar de productos bio o de proximidad y el armario de prendas con tanto rollo como conciencia. Sin excusas. Seguro que te ves en condiciones de aportar tu granito de arena para que la Tierra siga teniendo arena... Que no es poco. Por el momento, y por si te faltan ideas, siempre puedes seguir el ejemplo de los que realmente lo hacen bien. Seguir, copiar, imitar. Llámalo como quieras mientras funcione. En el panorama
eco hay muchas caras conocidas que ayudan a la causa, grandes estrellas con grandes discursos, como el de Leonardo DiCaprio en la ONU en 2014: «Creo que la humanidad ve el cambio climático como una ficción: al no tenerlo delante pretende que no existe y desaparezca solo», aseguró el actor. Jane Goodall, Robert Redford, Alexandra Cousteau, Jessica Alba, Penélope Cruz, Emma Watson, Bono, Woody Harrelson, Matt Damon, Giselle Bündchen, George Clooney, Gabriela Hearst... Todos ellos ponen su fama al servicio del planeta, a través de sus campañas de concienciación y aportaciones económicas en diferentes fundaciones y ONG, pero hay muchos más héroes anónimos que trabajan día a día por que tú respires aire de mejor calidad hoy y por que tus bisnietos simplemente tengan algo que respirar en 2100. ¿Les vas a negar decantarte por el algodón orgánico? ¡Venga!