ELLE

De ruta por Croacia

Salta de la tierra a las islas más desconocid­as, de la historia monumental a la CALMA total. El litoral del país adriático te espera para que te embarques en el viaje del verano.

- POR HELENA R. MEDINA. FOTOS: REMEDIOS VALLS

Si por algo se ha dado a conocer Croacia en la última década, tiempo en el que ha vivido el renacer de su turismo tras la reconstruc­ción del país, es por sus playas y por la peculiarid­ad de sus ciudades. De la fama de las primeras tiene la culpa su agua cristalina y un sol asegurado de mayo a septiembre. Y de la de las segundas, una sucesión que quita el aliento de palacios, catedrales, iglesias, plazas y mercados, de estilo romano, veneciano y austriaco. Te proponemos una ruta para que pruebes un poco de las dos. En el itinerario, Zadar, Dugi Otok,

IGLESIAS ROMANAS, JARDINES DE DISEÑO AUSTRIACO, TORRES NAPOLITANA­S... UN ‘MIX’ DE CULTURAS

Split y Vis. Tierra adentro e islas. De las calas escondidas, los acantilado­s de película, los pueblecito­s de pescadores y los paseos en barco, pasarás a rodar por calles llenas de historia e historias, donde las guerras se han propuesto dejar huella pero en las que esta vez la piedra ha ganado al papel y a la tijera que intentaban borrarlas del mapa. La primera parada es Zadar, en la región de Dalmacia, en el corazón del mar Adriático, una ciudad que, con sólo 80.000 habitantes, es la quinta en población del país. Un dato a tener en cuenta, ya que nos da una idea de lo cómodas que son las urbes croatas para el turismo: tan

bonitas como pequeñas. Una vez echada a las calles –pronto, si quieres ir tranquila, y con tus sneakers preferidas, si sabes lo que es caminar por un suelo empedrado–, deja que los monumentos vayan a ti. Entre sus murallas y su puerto, los edificios románicos, góticos, renacentis­tas y barrocos conviven armónicame­nte con la arquitectu­ra socialista surgida tras los bombardeos de la II Guerra Mundial. La bella, la bestia y un final feliz. Aquí los museos están al aire libre: todo se puede tocar, sentir y, desgraciad­amente, como no pongan remedio, estropear. Tienen capiteles para regalar. Tantos que los encontrará­s decorando mesas y bancos en bares, esos mismos bares que de repente albergan una iglesia; esos mismos bares enfrente de una iglesia que de repente acoge un bar. En Croacia son así. Y es encantador. Por cierto, en ninguno de esos locales podrás pagar con tarjeta: lleva cambio para ir más segura. Fuera de la ruta turística habitual que rodea la catedral, visita también el parque austriaco de la Reina Jelena, desde donde admirar la veneciana puerta de Zara o disfrutar de las mejores vistas de la ciudad, y, en el paseo marítimo, el Órgano de mar, que produce música con el oleaje, y la instalació­n Saludo al sol, unas placas solares que se iluminan durante la noche. ¿Quién dijo noche? Remata con un marrasquin­o, un licor de cereza típico de la zona, potente y delicioso. Después de explotar los recursos en tierra firme, pon rumbo a Dugi Otok desde el puerto de Zadar. Allí puedes coger un ferry, un catamarán o alquilar una embarcació­n con o sin patrón. Es la mejor excursión posible: sol, mar y relax por el camino y naturaleza en estado puro y una cocina marinera de diez en el destino. Esta isla, a

pocas horas de navegación, es ideal para una escapada. Los pueblos con casitas de colores, los restaurant­es cien por cien auténticos con pescado fresco a la plancha –prueba el calamar–, las playas de cantos rodados y agua transparen­te y un parque nacional (el de Telascica) son sus principale­s atractivos, más que suficiente­s para repetir. Para las que gusten de unas vacaciones en modo sport, aquí es típico subirse a la bici para ganarse el baño. De nuevo en la costa, más al sur, Split te espera. Cuna de estrellas del baloncesto, esta ciudad le debe parte de su reciente fama a Juego de tronos, por servirle de escenario en muchas ocasiones, aunque no necesita de nada ni de nadie para brillar solita. Es espectacul­ar. En el centro, las ruinas del gigantesco palacio de Dioclecian­o, erigido por el emperador romano en el siglo IV, incluyen más de 200 edificios –hoy; antaño fueron miles–, entre la catedral, el peristilo, los templos, las iglesias... Piérdete en sus calles con la gran diversión de ir tachando monumento a monumento en tu mapa. Se convertirá en una adicción, porque, cuando creas que nada puede superar lo que acabas de ver, habrá algo que lo logre. Sin duda. En este grandioso despliegue stendhalia­no también hay espacio para hoteles con encanto, coquetos restaurant­es y agradables terrazas donde los croatas se sientan a charlar y a disfrutar de ese dolce far niente que todavía tienen

UNA ESCAPADA DE UN DÍA O UN MINIVIAJE EN BARCO ES EL PLAN PERFECTO PARA DISFRUTAR DE LAS ISLAS

por litros en las venas. En el aire, lavanda, romero y muchos ritmos latinos que incluso chapurrean gracias a que no subtitulan sus emisiones y gustan de las telenovela­s latinoamer­icanas. El broche de cine a esta ruta lo pone Vis, una pequeña isla que, por ofrecer un encanto cien por cien mediterrán­eo, ha servido de escenario a la recién estrenada

Mamma Mia! Here We Go Again. Pasear, admirar las barcas amarradas en el puerto, tomar un vino local, dormir al arrullo de las olas, vivir. Y después, pasear, admirar las barcas... Cuando te canses, en el pueblo de Komiza puedes alquilar un barco taxi para visitar las calas y playas más interesant­es –no te pierdas la de Stiniva: de diez–, así como la cueva en la que en su día se escondió el dictador yugoslavo Tito. Cultura y placer: ¿te apuntas? ■

PAISAJES INEXPLORAD­OS Y CIUDADES DE CUENTO LO CONVIERTEN EN DESTINO DE INTERÉS PARA EL CINE

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 ??  ?? 3 1. Puerto de la isla de Vis. 2. Fachada de la catedral de Zadar. 3. Fuerte del pueblo de Komiza, en Vis. 4. Puerta del Dinero y catedral, en las ruinas del palacio de Dioclecian­o, en la ciudad de Split. 5. Detalle de la plaza de la República, de estilo veneciano, en Split. 6. Playa de Rukavac, en Vis.
3 1. Puerto de la isla de Vis. 2. Fachada de la catedral de Zadar. 3. Fuerte del pueblo de Komiza, en Vis. 4. Puerta del Dinero y catedral, en las ruinas del palacio de Dioclecian­o, en la ciudad de Split. 5. Detalle de la plaza de la República, de estilo veneciano, en Split. 6. Playa de Rukavac, en Vis.
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 ??  ?? 3 1. Vista del puerto de Split. 2. Torre de la catedral de Santa Anastasia, en Zadar. 3. Patio del restaurant­e Kinoteka (Ulica Majstora Jurja, 8), en Split. 4. Detalle en los muros del palacio de Dioclecian­o, en Split. 5 y 6. Casa de pescadores en la playa de Veli Rat y puerto del pueblo de Sali, en la isla de Dugi Otok.
3 1. Vista del puerto de Split. 2. Torre de la catedral de Santa Anastasia, en Zadar. 3. Patio del restaurant­e Kinoteka (Ulica Majstora Jurja, 8), en Split. 4. Detalle en los muros del palacio de Dioclecian­o, en Split. 5 y 6. Casa de pescadores en la playa de Veli Rat y puerto del pueblo de Sali, en la isla de Dugi Otok.
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 ??  ?? 9 7. Terraza del restaurant­e Zoi (www.zoi.hr), junto a los muros del palacio de Split. 8. Vista de los acantilado­s del Parque Natural de Telascica, en la isla de Dugi Otok. 9. Hotel San Giorgio (www.hotelsangi­orgiovis.com), en Vis. 10. Estatua del Obispo Gregorio de Nin, en Split, a la que, según manda la tradición, los turistas deben frotarle los pies en busca de buena suerte. 11. Puerta de Zara, en Zadar.
9 7. Terraza del restaurant­e Zoi (www.zoi.hr), junto a los muros del palacio de Split. 8. Vista de los acantilado­s del Parque Natural de Telascica, en la isla de Dugi Otok. 9. Hotel San Giorgio (www.hotelsangi­orgiovis.com), en Vis. 10. Estatua del Obispo Gregorio de Nin, en Split, a la que, según manda la tradición, los turistas deben frotarle los pies en busca de buena suerte. 11. Puerta de Zara, en Zadar.
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 ??  ?? 4 1. Las pintoresca­s casas de Sali, en Dugi Otok. 2. Stiniva, en Vis, fue premiada como mejor playa de Europa en el año 2016. 3. Calles del casco histórico de Split. 4. Productos típicos de Croacia, de aires mediterrán­eos. 5. Puerto de Split. 6 y 7. Terraza del Hotel Vestibul Palace (vestibulpa­lace.com) y restaurant­e Diocletian’s Wine House (diocletian­swinehouse.com), en Split.
4 1. Las pintoresca­s casas de Sali, en Dugi Otok. 2. Stiniva, en Vis, fue premiada como mejor playa de Europa en el año 2016. 3. Calles del casco histórico de Split. 4. Productos típicos de Croacia, de aires mediterrán­eos. 5. Puerto de Split. 6 y 7. Terraza del Hotel Vestibul Palace (vestibulpa­lace.com) y restaurant­e Diocletian’s Wine House (diocletian­swinehouse.com), en Split.
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