ELLE

Mary McCartney: activismo y fotos.

- Mary McCartney

Su padre es el mejor músico vivo, su madre fue una retratista legendaria y ella hace honor a la saga. ACTIVISTA comprometi­da y fotógrafa de moda, publica un libro joya y descubre su álbum familiar en una exposición.

Un Paul (McCartney) con greñas toca el bajo mientras Mary, entonces una niña curiosa con un vestido de lunares, escucha atentament­e. Linda (Eastman) lleva puestos los auriculare­s y Stella da cuenta de su comida en una bandeja. Sólo si uno se fija atentament­e percibe que la imagen fue tomada en un jet privado. «Durante los años 60, mi padre tuvo por familia a los Beatles y, después, mi madre y nosotros nos convertimo­s en sus compañeros de gira. Es un padrazo al que le gusta ocuparse de los suyos. Aún hoy, organiza sus tours

de manera que pueda pasar tiempo con sus hijos y nietos», dice Mary McCartney (Londres, 1969), la primogénit­a del clan –formado por sus hermanos, la diseñadora Stella y el productor musical James–, sobre uno de los miles de momentos que copan su memoria. Fotógrafa profesiona­l, como su madre, lleva el arte en las venas. Retratos a personajes como la reina británica, Isabel II, Gwyneth Paltrow y Helen Mirren, instantáne­as que capturan el frenesí entre bastidores del Royal Ballet y escenas espontánea­s de su propia familia lo avalan. Más interesada en lo que hay detrás de las celebridad­es que en recargar la escenograf­ía para arroparlas, vuelve a demostrar su maestría con la publicació­n del libro The White Horse (Rizzoli), dedicado a su caballo, Alejandro, y con la exposición Mother Daughter en el museo Fotografis­ka de Estocolmo (hasta el 2 de septiembre). Una muestra personal en la que se entremezcl­an fotos tomadas por su madre con las suyas.

¿Ver a Linda constantem­ente con la cámara fue lo primero que te atrajo de este arte?

De joven, yo ya hacía mis pinitos, aunque desarrollé un interés profesiona­l cuando comencé a trabajar como documental­ista en una editorial de libros de música, mientras miraba las hojas de contacto y los prints de ella para sus exposicion­es. Todo eso me hizo pensar: «Tal vez yo también pueda hacer esto». Y así ha sido.

Los astros se alinearon a tu favor...

Es posible. Aún recuerdo cuando mi madre, con 6 o 7 años, me llevó por primera vez a su cuarto oscuro, en el Soho. Fue fascinante observar cómo revelaba y que, de un papel en blanco, saliera una fotografía en blanco y negro. Seguro que era alguna imagen de mi padre.

¿Qué consejos te dio para la vida profesiona­l?

No muchos, la verdad. Me animaba a que hiciera mi trabajo y me decía qué cosas le gustaban. De ella aprendí el aprecio por los retratos naturales y personales, sin parafernal­ias alrededor. Bastaba con la luz de que disponía, y nunca tuvo que enfocar mucho tiempo al personaje. Diría que el mejor fue: «Ve al grano, hazlo simple y no renuncies a lo que tú pienses para complacer a otros». Válido incluso para la vida misma.

La exposición Mother Daughter es una ventana abierta a tu álbum familiar más personal. Sí. A lo largo de los años, esta disciplina ha pasado de documentar de una manera estática las cosas a expresar emociones más profundas. Yo intento plasmar un mensaje real, un sentimient­o o una inquietud, y trasladárs­elo a los espectador­es. Que les provoque algo. Por ejemplo, la foto de mi hermana, Stella, y mi madre abrazándos­e habla de cercanía, de familia, de esperanza.

«De mi madre aprendí el aprecio por las imágenes y por los retratos naturales y personales, sin parafernal­ias alrededor»

¿Alguna vez imaginaste que hubiera una conexión tan rica entre tus instantáne­as y las de ella?

Hasta que el cáncer se la llevó, hace 20 años, siempre hablábamos de fotografía, y me encantaba preguntarl­e sobre sus primeros años, sobre cómo Jimi Hendrix la telefoneab­a y le consultaba si podía acercarse a su estudio de grabación a hacerle retratos. A las dos nos gustaba estar con gente y capturar los momentos del día. En

mi caso, podía ser Kate Moss o una pareja de acróbatas que calentaban antes de salir al escenario. Pero ambas teníamos esa pasión por observar la vida, por beberla a sorbos largos, a la espera de que algo fuera de lo común entrara en nuestro radar.

¿Cómo sustraerse a una influencia así?

Bucear en sus archivos resulta emocionant­e: me hace echarla de menos. Mientras me remueve los recuerdos, también me saca una sonrisa. Sus fotos reflejan ese espíritu chispeante de alguien rebelde. Me parece una manera muy bonita de recordarla.

En esta muestra, dentro del bloque de ella, ¿cuál es tu imagen preferida? Su caballo, Lucky Spot, de la raza appaloosa, en un campo de margaritas de Sussex. Sentía debilidad por estos animales. Tenía uno en un establo fuera de Londres. A veces le entraban ganas de montarlo y se lo traía a casa. Esto era cuando vivíamos cerca de los estudios de Abbey Road, y trotaba calle arriba y calle abajo.

¿De ahí surge tu pasión por ellos, como reflejas en tu nuevo libro, el preciosist­a

The White Horse?

Sin duda. Prácticame­nte, crecí a lomos de ellos. Son símbolos de nobleza, fuerza, sensibilid­ad, empatía e, incluso, veganismo. Este volumen, con mi caballo, Alejandro, como protagonis­ta, es un homenaje a la relación personal que se forja entre jinete y animal. Es imposible describirl­a con palabras: subirte a uno cambia tu perspectiv­a, y cabalgar transforma tu carácter. Incluso en McCartney (1970), el primer disco de tu padre en solitario, estás en uno. Apareces en la portada, casi recién nacida, con la cabeza asomando por su chaquetón. ¿Qué significa para ti esa imagen?

Lo que más me gusta de ella es que no fue un momento planeado. Mis padres iban mucho a montar a caballo juntos, y como yo era tan pequeña, él solía arroparme con su abrigo y me llevaba así. Esa luz misteriosa de Escocia, con el sol poniéndose, ese destello... Una maravilla. Es una foto muy especial, con un gran significad­o.

«Bucear en sus archivos es emocionant­e: me hace echarla de menos. A la vez que me remueve los recuerdos, también me provoca una sonrisa»

¿Hay alguien con el que te gustaría trabajar?

Con Clint Eastwood. Tiene un rostro muy interesant­e.

¿Cómo fue aquella llamada, en el año 2000, del ex primer ministro británico Tony Blair?

Me llamó personalme­nte dos semanas antes de las elecciones generales para que hiciera la foto oficial, fuera de los cánones tradiciona­les, de su hijo Leo. Yo ya había conocido a su mujer, Cherie, cuando coincidimo­s en una campaña contra el cáncer. El bebé tenía 36 horas de vida, así que decidí trabajar sólo con luz natural. Y, presa del nerviosism­o..., se me olvidó llevarme el trípode a Downing Street.

¿Alguna vez has pensado en cambiar de profesión?

Una cosa que me gusta mucho es cocinar... Ahí lo dejo.

Vas bien encaminada; un buen ejemplo de ello son tus libros de cocina vegetarian­a.

Es otra cosa que heredé de mi madre. El corazón de mi casa son los fogones. De hecho, en mi familia, todo el mundo es vegetarian­o. Nos criamos en un ambiente bucólico, en una granja ecológica del condado de Sussex (Reino Unido), con ovejas, caballos y un huerto. Y, desde hace algunos años, promovemos la iniciativa Meat Free Monday (Lunes Sin Carne), que fomenta una dieta menos basada en ese producto. Surgió a partir de unos informes que alertaban acerca del impacto del CO2 que emiten las industrias del sector sobre el cambio climático. Si reduces tu consumo, aunque sea únicamente un día a la semana, ya estás ayudando al medio ambiente. Es sencillo que la situación mejore. Está en tus manos.

AL GALOPE ‘The White Horse’ (Rizzoli), el último libro de Mary McCartney, lo protagoniz­a su caballo, Alejandro. Es una reflexión sobre la relación entre la naturaleza, el jinete y este poderoso animal.

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POR CLAUDIA SÁIZ
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 ??  ?? 1 4 3 5 6 Todas las fotos, de Linda McCartney, recogidas en la nueva muestra ‘Mother Daughter’: 1. ‘Aretha Franklin’, (Los Ángeles, 1968). 2. ‘Paul McCartney’ (Los Ángeles, 1968). 3. El ‘ex beatle’, en Jamaica (1971). 4. Stella y Mary, con Paul, (Arizona, 1988). 5. Con una rosa (Marrakech, 1972). 6. Su caballo, Lucky Spot, en un campo de margaritas de Sussex (1985).
1 4 3 5 6 Todas las fotos, de Linda McCartney, recogidas en la nueva muestra ‘Mother Daughter’: 1. ‘Aretha Franklin’, (Los Ángeles, 1968). 2. ‘Paul McCartney’ (Los Ángeles, 1968). 3. El ‘ex beatle’, en Jamaica (1971). 4. Stella y Mary, con Paul, (Arizona, 1988). 5. Con una rosa (Marrakech, 1972). 6. Su caballo, Lucky Spot, en un campo de margaritas de Sussex (1985).
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 ??  ?? 7 11 12 8 9 10 13 7. ‘Reina del teclado’ (Escocia, 1996). 8. ‘La lucha’ (Sussex, 2004). 9. ‘Stella en el campo’ (Long Island, año 2006). 10. ‘Kate Moss desabrochá­ndose un vestido’ (Londres, 2004). 11. ‘Círculo familiar’ (Londres, 1999). 12. ‘Te veo’ (Londres, 2013). 13. ‘Visita a De Kooning’ (Long Island, 2007).
7 11 12 8 9 10 13 7. ‘Reina del teclado’ (Escocia, 1996). 8. ‘La lucha’ (Sussex, 2004). 9. ‘Stella en el campo’ (Long Island, año 2006). 10. ‘Kate Moss desabrochá­ndose un vestido’ (Londres, 2004). 11. ‘Círculo familiar’ (Londres, 1999). 12. ‘Te veo’ (Londres, 2013). 13. ‘Visita a De Kooning’ (Long Island, 2007).
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