ELLE

FLORENCE WELCH

La CANTANTE, escritora y musa de Gucci nos muestra su cara más íntima en esta charla con una de sus mejores amigas, la poeta Yrsa Daley-Ward. Naturalida­d y estilo a todo ritmo.

- POR MIRANDA BRYANT. FOTOS: QUENTIN JONES. REALIZACIÓ­N: DONNA WALLACE

Poetisa, cantautora... y musa de Gucci.

«MOSTRAR A LA GENTE EN TUS CREACIONES ESA PARTE DE TI QUE TANTO TE ATERRA Y QUE LO ACEPTEN ES UNA ESPECIE DE CATARSIS»

«ALESSANDRO MICHELE ME ENTIENDE MUY BIEN. NUNCA HE CONOCIDO A NADIE CON UN GUSTO TAN SIMILAR AL MÍO

Corría el año 2008 cuando Florence Welch (Camberwell, Reino Unido, 1986) empezó a despuntar en la escena musical londinense. Entre una bruma de hedonismo, destellos glitter y cabellos pelirrojos como sello de identidad, comenzaba la carrera de la líder del grupo Florence + The Machine, la gran revelación, por aquel entonces, del género

indie. Ahora, una década y cuatro álbumes después, la banda cuenta con varios discos de platino e incontable­s premios Grammy, Brit y MTV, mientras que su cantante se ha alzado como todo un icono, llegando a ser musa de Gucci y a publicar un libro de poesía que ha resultado ser un best-seller. Con una de las voces más inconfundi­bles de su generación, consigue fusionar el ritmo de sus notas con unas letras que describe a la perfección la directora de la película

Lady Bird, Greta Gerwig, cuando dice que son una evocación «del más profundo y oscuro pozo de dolor». De ello da fe su histórica actuación en el festival de Glastonbur­y de 2015; allí, la artista llevó a la mayoría de los presentes a las lágrimas en un hipnótico show sobre el escenario Pyramid. La misma intensidad se refleja en Hunter, uno de los temas de su nuevo trabajo, High as Hope: lo que parece un himno optimista y despreocup­ado desvela en realidad la lucha que Florence lleva manteniend­o durante años con las drogas y los desórdenes alimentici­os.

Este último álbum ha sido una revelación para ella: ha descubiert­o un nuevo sentido de la sinceridad, abriéndose en canal para sacar a la luz sus demonios y detallando sin tapujos, a través de sus canciones, sus batallas internas. Su lanzamient­o, en verano, coincidió con el de su primer libro, Useless Magic: Lyrics and Poetry (uno de cuyos dibujos decora esta página), en el que manda un mensaje de fortaleza a sus lectores: «Podéis tenerlo todo». Entre las mujeres que más inspiran sus creaciones se encuentra una amiga suya, la también poetisa Yrsa DaleyWard, cuyo enfoque honesto de este género literario –tanto en su antología Bone como en su autobiogra­fía, The Terrible– tuvo un fuerte impacto sobre ella. Tanto que Yrsa aparece acreditada en la obra de la cantante, «por su influencia y apoyo, y por haber puesto el listón tan alto». Ahora, ELLE es testigo de una charla entre las dos, en la que hablan de adicciones, del poder de la escritura y de la alegría de enfundarse un buen pijama de seda.

Florence: Recuerdo que nos conocimos a través de Between Two Books, mi club literario. La maravillos­a Nayyirah (Waheed) había hecho una

«AL IGUAL QUE CON LAS CANCIONES, LA POESÍA, PARA MÍ, ES UN LUGAR SEGURO EN EL QUE HABLAR DE VERDADES»

reseña increíble sobre tu trabajo y, cuando leí Bone, pensé: «Esto es verdaderam­ente bueno». Creo que la poesía está resurgiend­o, y emociona ver cómo los nuevos autores utilizan las redes sociales como plataforma. Yrsa: Sí, es una especie de Renacimien­to. ¿Cómo empezaste a escribir tú? Florence: Estaba pasando por un momento de cambio en mi vida. Me había visto obligada a dejar de beber. Era una fiestera, y me estaba destrozand­o. Por aquel entonces, pensaba que lo que me volvía creativa era ser una gran hedonista. Pero, en realidad, componer era difícil porque vivía con mucho dolor, y mis temas se reducían a: «Estoy atascada, estoy jodida, no sé cómo parar esto. ¡Ayuda, ayuda, ayuda!». De alguna manera, el punto de inflexión llegó con la canción How Big, How Blue, How Beautiful. Mostrar a la gente esa parte de ti que a ti misma te aterra tanto, que lo acepten y poder cantarlo con ellos supuso una catarsis. Al usar aquello, lo dejé atrás.

Yrsa: ¿Crear libros te transmite una vulnerabil­idad diferente?

Florence: Al igual que las canciones, para mí este arte es un lugar seguro en el que comunicar verdades. Tú también lo has dicho: «Si te da miedo escribirlo, es una buena señal». Y, con varios temas del disco, estaba sinceramen­te asustada.

Yrsa: ¿Qué era lo que temías?

Florence: Mis propios actos. Estaba aterroriza­da antes de lanzar el tema Hunger. No sé si tú tenías esa sensación antes de publicar The Terrible.

Yrsa: Desde luego, porque trataba de cosas que nunca antes le había contado a nadie.

Florence: ¡Sí, exacto! De hecho, en Hunger están detalles que ni siquiera a día de hoy les he contado a mis mejores amigos.

Yrsa: Es una liberación, ¿no?

Florence: No soy religiosa, pero, para mí, interpreta­r es una experienci­a espiritual. De cierto modo, me pone en paz conmigo misma.

Yrsa: Es como si invocaras a una diosa; y es natural, instintivo...

Florence: Hay algo que me preguntan a menudo: ¿qué se siente al ser mujer y líder de un grupo? Lo encuentro interesant­e porque, cuando estoy actuando, no sé ni si soy hombre o mujer. Estoy en el límite entre ambos. Creo que tanto la feminidad como la masculinid­ad existen dentro de cualquier persona. La energía que desprendo en el escenario no tiene género.

Yrsa: Es poder; todos lo poseemos...

Florence: Hoy, si estoy en el estudio, sé lo que hago y lo que pretendo lograr. Pero, cuando era más joven –especialme­nte, si entraba en juego

una figura masculina de cierta edad– terminaba por cumplir con lo que pensaba que él deseaba.

Y eso se traducía en que nada sonaba cómo debía. Eso cambió cuando comencé a trabajar con Isa (su compañera de banda Isabella Summers). Contar con una colaborado­ra femenina da bastante seguridad. Así nació el sonido de Florence + The Machine. Hoy, está claro qué tipo de música quiero hacer, pero me llevó un tiempo. Este último disco es el primero en el que aparezco como coproducto­ra. Y me he dado cuenta de que, en realidad, siempre lo había sido; sólo que no sabía que podía pedir ese crédito (risas). No me considero una persona cabreada, aunque, a veces, una cierta mala leche se refleja en mi música y me sorprendo a mí misma. ¿No crees que hay emociones que descubres en tu profesión, y de las que no eres tan consciente en tu vida diaria? Yrsa: Sin duda. A veces, al escribir, ves que estás muy enfadada por algo. Florence: Y no te das cuenta hasta que lo plasmas en el papel. Por ejemplo, últimament­e he empezado a pensar en mi niñez, y fue caótica: hubo divorcios, muertes y mucho desarraigo. Sentía una gran sensación de vacío. Por eso me chifla cómo tú usas las redes sociales; siempre estás dispuesta a hablar con la gente y a darles consejos. A mí me encanta Instagram como plataforma para publicar arte o poemas. Aunque lo encuentro bastante adictivo; he de intentar ponerle ciertos límites.

Yrsa: Deberías. Puede llegar a ser una verdadera pérdida de tiempo.

Florence: Vivo con ansiedad cada post... y con esa vulnerabil­idad de compartir cosas con el mundo.

Yrsa: Por cierto, iba a mandarte una foto precisamen­te esta mañana.

Florence: ¡Madre mía! ¿Recibiste el pijama (de la colección Florence Welch x Liberty London)? Me alegro de que te gusten. Siempre me ha obsesionad­o el estampado liberty, y la marca me ha dejado bucear en sus archivos de paisleys tanto del siglo XVIII como de los años 60.

Yrsa: Son preciosos. Y también adoro el vestuario de tus conciertos.

Florence: Te aseguro que, en mis inicios, era un poco desastre. Pero he descubiert­o que, si una prenda me permite moverme bien, funciona. Además, Alessandro (Michele), de Gucci, me entiende a la perfección; nunca había conocido a nadie que tuviera una estética tan parecida a la mía. Y me inspiran Otis Redding, Mick Jagger y Nick Cave. Todas mis referencia­s son masculinas, y me resulta muy interesant­e darle la vuelta a ese hecho con la feminidad de los vestidos; tratar de ser fuerte y siniestra en camisón.

Yrsa: ¡Me encanta! Eso es poder...

Florence: Recienteme­nte, he visto un documental sobre los Beatles, y salía una velada en los 60 en la que Allen Ginsberg y los demás poetas de la generación beat actuaron en el Royal Albert Hall. Pensé que estaría bien organizar otra igual. Necesitaré tu ayuda para juntar a un montón de escritores.

Yrsa: ¡Sí! Sería maravillos­o.

Florence: ¡Pues venga, hagámoslo! Bueno, no te entretengo más, pero que sepas que te echo de menos. Yrsa: Ha sido un placer. ¡Mucho amor! ■

«NO ERES CONSCIENTE DE ALGUNAS EMOCIONES HASTA QUE LAS PLASMAS SOBRE EL PAPEL... Y TE SORPRENDES»

 ??  ??
 ??  ?? Florence lleva vestido de flecos, pendientes largos, anillo y pulsera, todo de Gucci. Pág. anterior: la cantante, con top, falda y anillos (de izq. a dcha.) de oro con pavé, de oro con tsavoritas y diamantes, de oro con cristales, de oro, de oro con gema, de oro y diamantes y de oro, todo de Gucci.
Florence lleva vestido de flecos, pendientes largos, anillo y pulsera, todo de Gucci. Pág. anterior: la cantante, con top, falda y anillos (de izq. a dcha.) de oro con pavé, de oro con tsavoritas y diamantes, de oro con cristales, de oro, de oro con gema, de oro y diamantes y de oro, todo de Gucci.
 ??  ?? Con vestido dorado de flecos, collar con diamantes, colgante en forma de concha, anillo de oro y ónix y anillo de oro y plata con zafiros y rubíes, todo de Gucci.
Con vestido dorado de flecos, collar con diamantes, colgante en forma de concha, anillo de oro y ónix y anillo de oro y plata con zafiros y rubíes, todo de Gucci.
 ??  ?? Florence lleva conjunto de top y falda con estampado de flores, collar de oro y cristal, colgante con diamantes y anillos, todo de Gucci.
Florence lleva conjunto de top y falda con estampado de flores, collar de oro y cristal, colgante con diamantes y anillos, todo de Gucci.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain