ARQUITECTURA David Adjaye y la estética de la ética.
Elevado por Rolex a la categoría de mentor, diseña edificios en los que lo importante no es la estética, sino las personas.
Inmerso en la construcción de una catedral en Ghana, David Adjaye (Tanzania, 1966) es uno de los grandes arquitectos del siglo XXI, con espacios revolucionarios en Nueva York, Moscú o Beirut. Su trabajo, ecléctico y en el que la estética está al servicio de la ética, lo convierte en el maestro perfecto en el marco de la Iniciativa Artística Rolex para Mentores y Discípulos.
EN MOVIMIENTO «Las ciudades no son estáticas: son comunidades vivas que evolucionan y se reconfiguran. La arquitectura debe adaptarse a su ritmo».
UN COMPROMISO «Yo también tuve un mentor, un maestro con el que trabajar y hallar mi propia voz: Eduardo Souto de Moura. Sí, sé lo relevante que es contar con un guía; por eso acepté entusiasmado la propuesta de Rolex».
LA ELECCIÓN «He escogido como discípula a Mariam Kamara para dialogar
y colaborar los próximos dos años. Ha puesto el foco en la creación de espacios públicos para mujeres en países de mayoría musulmana. Me fascinan sus ideas, sus valores y su visión de futuro».
VOCACIÓN DE SERVICIO «Si dispones de la tecnología adecuada y sabes usarla, puedes hacer arquitectura en el desierto o en cualquier otro sitio. Da igual el lugar: lo importante es responder a las necesidades específicas de la gente».
EL DESAFÍO «He ejecutado proyectos en barrios deprimidos; son áreas que hablan del fracaso de las ciudades para acoger a todos sus habitantes, que retan al arquitecto con sus problemas de salud, higiénicos y de infraestructuras».