MÚSICA Sebastián Yatra, el príncipe latino, en directo.
Es uno de los cinco artistas más escuchados en América latina y el fenómeno del momento en ‘streaming’. Síguelo.
Encontré a Sebastián Yatra en la pantalla de un ordenador; llevaba la guitarra cruzada a la espalda –como la funda de un arquero– y cantaba junto a Halsey, en la performance más mágica de los últimos Grammy Latinos, el hit No hay nadie más. O lo que es lo mismo, la canción en la que ningún productor creyó y que ahora es la estrella de su disco Mantra, un brillante debut que confirma que hay éxito más allá del reguetón. Este cantautor de 24 años made in Medellín camina sobre la balada para hacer un viaje sagrado –eso significa yatra en hindi–, ataviado con una voz de otra galaxia y letras que le hablan a la cara al alma. Las mismas que comparte con Juanes o Carlos Vives y que le han llevado a ser número uno en las listas internacionales. «Hace cuatro años me enamoré como un loco. Sentí por primera vez que era vulnerable, que tenía algo que perder. Un día nos peleamos y dije: «¿Qué voy hacer para que me perdone?». Entonces le escribí una canción. Tres años después me dio el ataque de grabarla para compartirla con alguna gente y ver si sentían igual. Y, al parecer, somos cientos de millones de personas las que hemos pasado por lo mismo. No hay nadie más es un mantra: si se escucha una y otra vez te lleva a un lugar de luz». Así explica Yatra su éxito al público en mitad de sus emocionantes conciertos. «¿Cuál es el propósito de tu música?», le pregunto ya mirándolo a los ojos el rato que dura un café. «Acercar a la gente a Dios –contesta–. A los artistas se nos escucha, tenemos una responsabilidad en lo que difundimos. Y yo me la he tomado muy a pecho». «¿Cómo es tu Dios?», le inquiero. «Para mí Dios es un sinónimo de amor, de hacer las cosas bien, del buen trato a los demás. De nada sirve estar atado a una religión si no cuidas al que tienes al lado. Es valioso creer en algo bello». «¿Al final ella te perdonó?», le digo con curiosidad. El sonríe: «En ese momento sí. Ahora no estamos juntos, pero la sigo queriendo mucho. ¿Sabes? Esa relación, además de darme la canción que me ha traído hasta aquí, me hizo fuerte porque me quitó el miedo. Por eso mi consejo es que, si ustedes tienen cerca a una persona que provoca que el mundo gire más rápido, entréguenle el corazón, ya que, cuando damos sin mesura, logramos paz. Así que arriésguense a confesarle que, ahora mismo, aunque haya millones de personas en el mundo, para ustedes, sin ninguna duda, definitivamente No hay nadie más».