En el refugio de Delfina Delettrez Fendi en París.
La diseñadora Delfina Delettrez Fendi nos recibe en su apartamento de París, un ecléctico refugio en el que se concentra su universo ‘fashion’.
El apartamento de una sola habitación que Delfina Delettrez Fendi (Roma, 1987) tiene en París es un viaje a otras épocas; nada de lo que ves es contemporáneo: lámparas venecianas, columnas romanas fijadas a la pared, azulejos de Nápoles, muebles de mediados del siglo XX... «Incluso el inodoro es de los 60», observa la diseñadora de joyas, quien, aunque reside en Roma con su pareja, el músico Nico Vascellari, y sus tres hijos, pasa largas temporadas en la capital gala. La vivienda es un mapa del mundo de Delfina, con detalles que hablan de su inspiración y objetos que evocan su infancia, repartida entre Brasil e Italia. Es el caso de los espejos idénticos que presiden el salón y del juego de porcelana con ribetes en oro de su abuela. «La primera vez que vino mi madre –Silvia Venturini Fendi, directora creativa de Accesorios y Menswear de Fendi–, me
dijo: “Creo que lo que te falta aquí lo tengo yo en mi casa”». Así, sumando tesoros heredados, ha construido una atmósfera luminosa y con un atractivo punto decadente, con grandes espacios vacíos y elementos rompedores, como la araña de cristal del comedor. Sobre las mesitas abundan antigüedades compradas en mercadillos: jarrones y ceniceros vintage y, especialmente, figuritas de insectos («mi zoo de metal»): «Algunas tienen una apariencia dulce. Otras... no tanto», sonríe. Se trata de esculturas minúsculas que Delfina suele exponer junto con las piezas de la línea de joyería que luce su nombre. Durante la década que lleva en el oficio, se ha consolidado con una propuesta en la que conviven el lujo, el desenfado y el aire punk. Se aprecia en una de sus
«DESDE QUE NACIERON LOS GEMELOS, USO MENOS JOYAS, NO LLEVO BOLSO Y LOS TACONES ESTÁN EN UN SEGUNDO PLANO»
series más recientes, compuesta por pendientes y colgantes de oro, perlas y diamantes que permiten formar pompas de jabón. «De hecho, funcionan como un soplador de burbujas», explica, y añade que la idea se le ocurrió el año pasado, durante el embarazo de sus gemelos. Precisamente, desde que nacieron los pequeños, apuesta por looks prácticos en el día a día. «Cada vez me pongo menos joyas –admite–. Y tampoco uso bolso: utilizo esto –se señala el cinturón, un utility belt de Primavera/verano 2019 de Fendi–». Por supuesto, «los zapatos de tacón han quedado en un segundo plano». La inclinación hacia el confort en la ropa contrasta con los muebles del apartamento parisino. «Hace poco me di cuenta de que mis casas no parecen diseñadas para que estés cómoda. Por ejemplo, no tengo el típico sofá en el que te tirarías a ver la televisión o a echar una partida de videojuegos. Son cosas que no van conmigo». Por eso, cuando siente la necesidad de relajarse, se retira al dormitorio, una estancia con luz indirecta, minimalista, gobernada desde el techo por una lámpara de Parisi. «Me gusta abrir las ventanas, tumbarme en la cama y ver cómo la lámpara se balancea al compás de la brisa. Es igual que un móvil». También disfruta escuchando el murmullo que le llega de la calle y, de cuando en cuando, asomándose a contemplar lo que sucede en la ciudad: «Me siento como si estuviese en la primera fila del teatro. Porque desde aquí no te pierdes nada; ves a la gente pelearse, tocar la guitarra, enamorarse». ■
«MIS CASAS NO ESTÁN PENSADAS PAR A QUE TE PONGAS CÓMODA: NO HAY SOFÁS EN LOS QUE TIRARSE A VER LA TELEVISIÓN»