Los 50 (relajados) años de Blanchett.
A punto de cumplir 50 años, la actriz australiana sigue engrosando su fama de icono ‘beauty’ con una actitud relajada que la hace aún más bella.
El término belleza no es algo a lo que Cate Blanchett (Melbourne, 1969) suela prestar demasiada atención, menos aún si se trata de la suya. «No pienso demasiado en ella. Creo que es más una cuestión de lo que percibe cada uno», explica. Pero, si estás frente a la nueva embajadora de belleza global de Giorgio Armani, es imposible permanecer indiferente. Porque posee algo fuera de lo común y casi místico. Como todos los personajes a los que da vida sobre las tablas o en la gran pantalla. Perfecta con un tailleur de pantalón y chaqueta en rojo y con el pelo despejado en una coleta, parece de otro planeta. Para romper el hielo, y mientras nos sentamos en un inmenso sofá de la suite del emblemático hotel londinense The Connaught, alabo su look Armani. «Ahora lo damos por hecho, pero, si te sitúas en los años 80, fue él quien vistió a las mujeres con trajes y les brindó la oportunidad de enfundarse en siluetas típicamente masculinas».
¿Puedes compartir con ELLE tu secreto para estar siempre radiante?
¡No siempre lo estoy! (Risas). A veces creemos que la belleza es como una máscara, pero no. Prefiero pensar que más bien se trata de un estado en el que uno deja aflorar su humor, sus sentimientos, sus aspiraciones...
Pero es innegable que, por tu condición de actriz, estás más expuesta al público que otras personas, ¿no crees? Sí, pero mi trabajo al final consiste en mostrar algo, no en esconderlo. Y, aunque a las mujeres se les suela sugerir que disimulen sus puntos débiles, tengo clarísimo que las cosas bellas son las que están en el interior.
¿Sigues alguna rutina de belleza?
Ante todo, busco proteger mi piel, así es que siempre llevo protector solar y apuesto por un look muy natural. Me gustan los productos que son fáciles de utilizar, esos que puedes ponerte al vuelo cuando vas en tren o en el coche. Si tuvieras que elegir un producto de maquillaje, ¿con cuál te quedarías? Con una barra de labios de color rojo. Transmite fuerza y poder.
¿Te manejas bien con los pinceles?
Con los años, definitivamente he ido mejorando. He tenido la suerte de trabajar con make-up artists extraordinarios y he aprendido un montón de ellos. Piensa que en teatro muchas veces debes maquillarte tú misma. ¡Me fascina cómo puedes convertirte en otra persona en cuestión de minutos!
¿Te consideras una mujer muy apasionada?
¡Muchísimo! Especialmente, si se trata de abordar temas como la igualdad y la justicia.
¿Y cuál es tu percepción del feminismo?
Para mí el feminismo va de igualdad, y de esto no sólo se benefician las mujeres, también los hombres. Al final, no tiene sentido que haya un movimiento a favor de las mujeres si los hombres no se implican. La igualdad es buena para todos. Háblanos de la nueva fragancia
Sì Fiori, de la que eres imagen.
Me encantan su toque cítrico de mandarina y el misterio que le da el neroli. Es uno de esos perfumes que evolucionan muy bien en la piel.
¿Te interesa asumir riesgos?
Sí, sobre todo en mi trabajo, aunque siempre calculados. Piensa que tengo cuatro hijos, así que no veo muy claro que quiera hacer puenting o bucear con tiburones.
O sea que en el anuncio de Sì Fiori no eres tú la que salta en paracaídas... ¡No! Es una especialista. Debe de ser maravillosa la sensación de volar, pero mi póliza de seguros no me lo permitía (risas).
«NO PIENSO EN LA EDAD, PERO ME SIENTO MÁS SEGURA AHOR A QUE HACE 20 AÑOS»