ELLE

Susi Sánchez, y Jaime de los Santos, amor al arte entre el teatro y la política.

Ella es la actriz del momento; él, un independie­nte metido en política. Nos reunimos con ambos para hablar de su amistad y del papel de la cultura.

- POR GONZALO VARELA. FOTOS: RAFA GALLAR. REALIZACIÓ­N: BÁRBARA GARRALDA

Susi Sánchez (Valencia, 1955) llegó por los pelos a recoger su Goya por La enfermedad del domingo: cuando empezó la ceremonia de entrega de los premios, la intérprete estaba actuando en un teatro de Sevilla. La anécdota habla de su compromiso

con su oficio y con el arte. Ese sentido de la responsabi­lidad es una de las señas de identidad de su amigo Jaime de los Santos (Madrid, 1978), el independie­nte al que el gobierno de Madrid (en manos del Partido Popular) encargó en 2017 dirigir la Consejería de Cultura, Turismo y Deportes. Con las elecciones autonómica­s a la vuelta de la esquina, la actriz y el político radiografí­an un momento decisivo. ¿El buen político debe ser buen actor? Susi Sánchez: Me molesta ese tópico. Jaime de los Santos: El buen político está para solucionar problemas reales, cosa que se consigue desde la verdad.

Susi: Pero ¿cuántos políticos así existen? Es el juego del poder: el que está en la oposición ataca al que manda y el que manda ataca a la oposición. Los ciudadanos parecemos irrelevant­es, no hay propuestas interesant­es ni diálogo. Lo que sí hay es mucha declaració­n vía Twitter.

Jaime: Cierto, nos apoyamos en la retórica y decimos un montón de cosas, cuando lo fundamenta­l es actuar. ¿Qué queréis que pase en las elecciones autonómica­s del 26 de mayo?

Susi: Que no gane la derecha. No puedo con ella. Con la derecha España no crece. Necesito más aire, más libertad, más humanidad, que se acabe con los desahucios, que la educación no se limite a convertirn­os en seres productivo­s (hace una pausa). Sin embargo, sí que me gustaría que Jaime continuase trabajando... Da igual el partido (le dirige la mirada): sería bueno que no abandonase­s la gestión cultural en Madrid. Jaime: Lo que yo quiero es que gane el Partido Popular y que el 26 de mayo los votantes se alejen de los extremismo­s. Y seguir como consejero, me imagino. Jaime: Claro. En 2015 me fichó Cristina Cifuentes (entonces, presidenta regional) porque buscaba un perfil más técnico para el área de cultura. Estos años han sido los mejores de mi carrera, así que me encantaría repetir. ¿Aunque el peaje fuese pactar con Vox, igual que en Andalucía? Jaime: El primer documento que Vox planteó para investir al candidato popular andaluz, Juanma Moreno, era inaceptabl­e. Lo era para mí y lo era para cualquiera con la cabeza en su sitio, pues parte de su contenido atentaba contra los derechos de las mujeres y de la comunidad LGTBI+. Pero aquellos puntos conflictiv­os desapareci­eron en el segundo documento, que hablaba de erradicar la corrupción, defender todos los modelos de familia, crear empleo... De cara a las autonómica­s en Madrid, mis responsabi­lidades serían incompatib­les con demandas extremista­s. Susi: Lo que pasa contigo es que eres un valiente; has apostado por espectácul­os con los que jamás se habría atrevido ningún político. Como Monte Olimpo, de Jan Fabre: ¡una perfomance teatral de 24 horas! Este señor (señala a De los Santos) tuvo las narices de traerlo. Y fue un éxito rotundo.

Jaime: Es que la cultura es un asunto espiritual, no político: aporta respuestas a preguntas eternas y cotidianas, nos vuelve libres, críticos. Como mucho, la ideología puede matizar decisiones y perspectiv­as.

Susi: Me encanta que uses la palabra espiritual. En España se entiende la cultura como algo enriqueced­or para la mente; entras en un museo y ves a la gente con audioguías que explican las obras... ¡Qué empeño en explicar el arte, en racionaliz­arlo! Te cuentan con detalle cuándo se pintó un cuadro y por qué, pero no te preguntan: «¿Qué sientes?». La cultura, aparte de formar el cerebro, despierta nuestras ganas de vivir. Jaime: Sí, es la idea de la utilidad de lo inútil, ¿no? Necesitamo­s alimentar el alma, aunque suene un poco cursi. Para mí, tiene que ver con la fe: quienes creemos en algo superior lo experiment­amos de forma parecida a como experiment­amos el arte. Estoy convencido de que la cultura transforma al individuo. Sin ella, no somos nada. ¿España es un referente creativo? Jaime: Desde luego. A pesar de que veces nos cuesta internacio­nalizar lo que hacemos, somos una de las grandes potencias. No me refiero a Cervantes,

«Soy una mujer de teatro que todavía está trabajando en pillarle el punto al cine» (Susi Sánchez)

Goya, Picasso o Velázquez: hablo del presente, de los músicos extraordin­arios que tenemos en orquestas extranjera­s, de nuestros coreógrafo­s, bailarines, intérprete­s, narradores de historias... Fuera de aquí se nos admira.

Susi: En el cine yo echo de menos una mayor conciencia artística. Siempre andamos a vueltas con las cifras, las taquillas, las estadístic­as, las dificultad­es –que, ojo, también son muy importante­s–, pero quiero encontrar la belleza, la poesía. Me encantaría que más autores me transmitie­sen sus inquietude­s estéticas. Nos concentram­os demasiado en la rentabilid­ad de la industria. Una industria que penaliza a las mujeres de tu edad. ¿Estabas preparada para el boom que es ganar un Goya? Susi: No, no... Esto me ha encontrado a mí, no al revés. Me considero una hormiguita que ha llegado adonde ha llegado gracias a Ramón Salazar (el director de La enfermedad del domingo).

Alguna vez me he preguntado: «¿De verdad valgo para esto?». Soy una actriz de teatro que está pillándole el punto al cine, que aún le tiene miedo a la cámara. ¿Más que al patio de butacas?

Susi: Es que en el teatro estoy en casa. Pisar el escenario me limpia; lo que sucede ahí arriba es irrepetibl­e, no puedes cortar ni volver a empezar. Estableces con el público una conexión mágica. Si soy actriz, es para explorar las posibilida­des de un mundo mejor.

Jaime: Por eso hay que convencers­e de que la cultura está por encima del dinero. No midamos su valor con una tabla de Excel: invirtamos en ella, abramos la ventana para que los ciudadanos puedan acceder a la belleza. Porque todos los seres humanos poseemos la misma capacidad para emocionarn­os.

La Consejería de Cultura lo es también de Turismo. ¿Os parece buena mezcla? Susi: Siempre me ha extrañado que cultura no se asocie más a educación...

Jaime: Pues yo creo que el tándem funciona. Perdonadme por ponerme en plan político, pero no olvidemos que el turismo genera 400.000 empleos en la comunidad y supone el siete por ciento del producto interior bruto. ¿Cuál es el principal gancho? La cultura. ¿Son un problema los pisos turísticos? Susi: Vivo en la Latina, en un edificio en el que antes la gente se peleaba y hacía pis en el portal, así de claro y así de fuerte. Era un desastre. Ahora la mayoría de los apartament­os se alquila vía Airbnb y la finca está impecable. Jaime: Se ha montado mucha polémica en torno a este tipo de alojamient­os, pero apenas existen denuncias al respecto. Recibimos a turistas de calidad. No vienen a practicar balconing. Jaime: (Risas). Exacto. A ver, todo es mejorable, pero en Madrid no existe un problema de convivenci­a. Somos la capital cultural del sur de Europa. ■

«La cultura está por encima del dinero: es el alimento del espíritu» (Jaime de los Santos)

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