ELLE

Una aristócrat­a tras el micrófono.

Sin artificios y sin más acompañami­ento que el compás de su talento. Una voz con nombre propio que está AGITANDO el panorama musical con la dosis perfecta de frescura y elegancia.

- POR SUSANA BLÁZQUEZ. FOTOS: RAFA GALLAR. REALIZACIÓ­N: SYLVIA MONTOLIÚ

«En casa siempre hubo mucha cultura musical. Desde pequeños, mis hermanos y yo acompañába­mos a mi madre a conciertos. A los 8 años fui a ver a Coldplay, y, aunque en ese momento no era muy consciente, sabía que quería hacer algo con todo aquello»

Me llamo Mafalda. Nos llamamos Mafalda». Son las primeras palabras que le dirige al público que llena la emblemátic­a sala Siroco, en Madrid, después de cantar Hate Me Right, uno de los cinco temas que componen Daisy Chain, su primer EP, que por fin verá la luz este junio. Ha colgado el cartel de sold out y se la ve pletórica y emocionada, aunque se confiesa algo nerviosa. «Se me da mejor cantar que hablar», se excusa. Pero no hay nada que justificar, porque su espontanei­dad y su talento están por encima de todo. Si buscamos su nombre en internet, lo encontrare­mos adornado por las recurrente­s etiquetas de hija de y nieta de –el sambenito la acompaña desde que tomó la decisión de dedicarse al mundo de la música–. Y eso es, precisamen­te, lo que Mafalda Cecilia SajoniaCob­urgo (Londres, 1994) quiere evitar: que la definan por sus apellidos. Una posición que defiende a capa y espada y en la que se mantiene firme. «Es lo que es», suele contestar cuando le preguntan por su familia. Porque ser hija de Rosario Nadal y Kyril de Bulgaria forma parte de su vida privada.

Nada más. Zanjamos el tema mientras nos sentamos a repasar sus primeros triunfos.

Ayer diste tu primer concierto público en España. ¿Qué sensacione­s tuviste?

Fue muy emocionant­e, muy, muy especial. ¡No me lo esperaba! Cuando, el día antes, me mandaron un mensaje en el que me avisaban de que ya no quedaban entradas, no me lo podía creer. Les estoy muy agradecida a mis fans españoles.

Incluso te atreviste con una versión de

Corazón partío, de Alejandro Sanz. ¿Era la primera vez que cantabas en español?

Sí, la preparé especialme­nte para el concierto. Hay dos artistas españoles que he escuchado mucho a lo largo de mi vida: Alejandro Sanz y Bebe. Así que uno de los dos tenía que ser... Cuando hago una

versión, siempre intento darle el toque Mafalda. Fue como una especie de homenaje a Alejandro Sanz, porque es un artista increíble. Sería incapaz de copiarle sin más. En el momento en el que empezamos a tocarla y todo el público se puso a cantar, pensé: «¡Quiero sacar mi disco para que todos coreen mis propios temas!».

En toda la noche, no paraste de darle las gracias a la gente que había acudidoa la sala Siroco...

Es que lo que realmente me mueve es el público. Cuando estoy en un escenario, experiment­o una sensación totalmente diferente. Es una energía que no puedo explicar.

Y eso que eres tremendame­nte tímida, ¿no?

¡Sí! Pero... ¿Sabes una cosa? Al cantar me meto en mi mundo y, de repente, se me pasa la vergüenza (risas).

Buena estrategia. ¿Crees que el talento se trabaja y se entrena o simplement­e es algo con lo que se nace?

No te puedo contestar en plan genérico porque cada persona es un mundo. Lo que sí te aseguro es que hace unos años, cuando empecé, yo no sonaba así.

Siendo muy joven, supiste que querías dedicarte a esto. ¿Siempre has tenido las ideas tan claras?

Para nada. Es más, en este tiempo he cometido mis errores, y he aprendido de ellos. Afortunada­mente, soy una persona bastante relajada, pocas cosas me molestan.

Hubo música en tu infancia? La verdad es que en casa continuame­nte sonaban canciones. Y mi madre solía llevarnos a conciertos a mis hermanos y a mí. ¡Me encantaba aquello! De hecho, a muchos de los grupos con los que crecí, tuve la suerte de admirarlos en directo. Como a Coldplay: los vi a los 8 años.

Además de laafición por los conciertos, un día heredaste el iPod de tu madre, con un arsenal demúsica en su interior...

En esa época no ibas a comprarle un iPod

nuevo a tu hija, así que cuando ella cambió el suyo, nos dio el antiguo con la música más ecléctica que puedas imaginarte: Franz Ferdinand, Belle and Sebastian...

Con un tesoro como ese, supongo que tu pasión no haríamás que crecer.

Recuerdo que en el colegio había que escoger un instrument­o, y yo elegí canto. Así

Es verdad que soy tímida, pero cuando canto me meto en mi mundo y me olvido de todo. Estar en un escenario me da una energía que no puedo explicar, es una sensación totalmente distinta

fue como realmente descubrí mi amor por la música. En casa ya sabían que quería seguir ese camino, y siempre me apoyaron. Entonces, alguien les sugirió a mis padres: «¿Por qué Mafalda no investiga el Berklee College of Music (en Boston)?».

Lo hiciste y te preparaste para la audición.

Sí, trabajé muy duro durante un año entero. Cuando llegó el gran día, viajé hasta Valencia para presentarm­e a la audición y, a pesar de que estaba nerviosísi­ma, algo debió de salir bien y les gusté. Me senté al piano y canté

I’ d Rather Go Blind, de Etta James. Después toqué una de las primeras canciones que compuse.

¿Recuerdas tu primer concierto?

La primera vez que canté con un micrófono delante del público fue en Londres un día de San Valentín. Debía de tener 17 años. La recuerdo como una actuación muy sencilla: un guitarrist­a y yo.

¡Todavía conservo el vídeo!

¿Cómo compones tu música?

Sinceramen­te, no me ciño a una metodologí­a específica. Depende de muchas cosas; a veces alguien dice una frase o leo algo que me inspira, lo pongo corriendo en una nota de voz en el teléfono móvil y luego la melodía va saliendo cuando me siento al piano.

¿De qué tratan tus canciones?

¡Uf! De temas tan diferentes... Lo que más me gusta cuando escucho música es esa capacidad que tiene de trasladart­e a un momento concreto de tu vida. Y eso justamente es lo que me encantaría que le ocurriera a la gente con mis canciones. Podría decirte que una canción me salió porque un novio me rompió el corazón, pero sería absolutame­nte falso (risas).

Te atreverías a definir tu estilo? Una vez el columnista y editor Mickey Boardman lo describió en la revista Paper como dark pop. La verdad es que me sentí muy identifica­da.

¿Crees que los dos últimos años han sido definitivo­s en tu carrera,que han marcadoun antes y un después?

Sí, porque justo hace dos años me mudé a Nueva York y desde la primera semana estuve actuando en todos los bares que puedas imaginarte. ¡Bares de todo tipo! Para mí no sólo era muy importante coger tablas: también necesitaba tener un proyecto completo para sacarlo adelante. Háblanos del resultado: Daisy Chain.

Está formado por cinco canciones y la primera que compuse fue la que le ha dado título al disco. Con el tema Daisy Chain creo que encontré mi sonido y lo que yo quería que fuera Mafalda. ¡No veo el momento de que salga! Además, he tenido la gran suerte de contar con dos productore­s que son un auténtico lujo: Ian Barter, que está en Londres y ha trabajado con Amy Winehouse o Paloma Faith, y Doug Schadt, que vive en Nueva York y se encargó de la canción Alaska, de Maggie Rogers.

Qué tipo demúsica escuchas últimament­e? Ahora estoy muy enganchada a Jorja Smith, Billie Eilish, Jungle, Rosalía, James Blake... ¡Podría seguir hasta mañana! También hay una lista en Spotify que se llama Polen que siempre te descubre canciones nuevas. Me apasiona.

Soñemos un poco: ¿con quién te gustaría cantar a dúo?

Con James Blake.

¿Y qué escenario del mundoelegi­rías?

La Brixton Academy, en Londres. He asistido a bastantes conciertos allí y me parece un sitio alucinante.

Cuando no estás trabajando, ¿en qué inviertes tu tiempo?

Pues en cosas muy normales, como leer, salir con mis amigos, dar paseos... Nueva York es una ciudad fantástica para organizar mil planes. De hecho, vivo encima de un cine y, cada vez que puedo, me escapo a ver una película. No puedes imaginarte cómo huele el pasillo de mi casa a palomitas. ¡El olor se cuela por la ventana! (Risas).

Como el resto de la gente de tu generación, me imagino que estarás muy conectadaa las redes sociales.

Por lo general, soy una persona celosa de su vida privada, así que, cuando miras mi perfil de Instagram, básicament­e lo que encuentras es mi música. Creo que las redes pueden ser increíbles y que permiten llegar a mucha gente, pero para mí es muy importante proteger la intimidad.

¿Te gusta venir a España?

«Para mí lo más importante es que la fama que pueda tener venga de mi música. Vivimos en un mundo en el que todo son redes sociales y quiero mantener un lado privado»

¡Claro! En muchísimos sentidos... Piensa que he pasado todos los veranos de mi vida en Mallorca, y me encanta. El año pasado conocí la zona de San Sebastián y quiero volver pronto para descubrir nuevos lugares. ¡Por no hablar de la tortilla de patata, que me vuelve loca! (Risas). ■

Si me preguntan por mi estilo a la hora de vestir, siempre contesto que soy muy ‘tomboy’. Me gusta sentirme cómoda y suelo acabar con unas ‘sneakers’. Al final, la moda, el arte y la música están muy conectados

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 ??  ?? A la izquierda, vestido de Santiago Iglesias. En esta página, torera, pantalones, lazo, sombrero y sandalias de Saint Laurent by Anthony Vaccarello.
A la izquierda, vestido de Santiago Iglesias. En esta página, torera, pantalones, lazo, sombrero y sandalias de Saint Laurent by Anthony Vaccarello.
 ??  ?? Blusa y pantalones de Alberta Ferretti y cinturón de cuero marrón de Paule Ka.
Blusa y pantalones de Alberta Ferretti y cinturón de cuero marrón de Paule Ka.
 ??  ?? Top de Pinko, mono de M Missoni y botas mosquetera­s de Robert Clergerie.
Top de Pinko, mono de M Missoni y botas mosquetera­s de Robert Clergerie.

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