LIBERAD AL NIÑO
Consejos para hacer despertar sus sentidos.
Érase una vez un niño pegado a un ordenador... Parece el arranque de un cuento (de terror) pero es una escena habitual y, aunque no podemos desterrar la tecnología de nuestras vidas, quizá haya llegado la hora de proponer un ocio infantil alternativo, más verde y en movimiento, para mejorar su salud física y, también, desarrollar su potencial intelectual y emocional. La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) recomienda que entre los 2 y los 5 años se limite el tiempo de uso de pantallas a una hora diaria, como máximo. Además, apuntan que entre los riesgos del uso excesivo de los medios digitales están el aumento del sedentarismo y del índice de masa corporal (IMC), la disminución de las horas de sueño y la alteración en el desarrollo cognitivo, social o emocional, entre otros. De hecho, según el reciente informe PASOS de la Gasol Foundation, el 63,3% de los niños y los adolescentes españoles no alcanza los 60 minutos de actividad física recomendada al día por la Organización Mundial de la
Salud (OMS) y, durante el fin de semana, casi el 80% pasa más de dos horas al día delante del ordenador, del móvil, de la televisión o de otros dispositivos digitales. Tal y como se desprende de este estudio, en España sufrimos ya una epidemia de obesidad infantil: un 14,2% de los menores la padece y un 24,6% presenta obesidad abdominal. Pero más allá de los beneficios del movimiento a nivel de la salud física, los expertos coinciden en la importancia que, también, tiene en el desarrollo cerebral y en la gestión de las emociones.
MEJOR A SU AIRE
necesita un respiro», asegura el neuropsicólogo Álvaro Bilbao en su libro El cerebro del niño explicado a los padres (Plataforma). ¿Y cómo se lo damos? «Dejando que se desfogue. Está demostrado que los niños que juegan libremente en un parque o que practican un deporte canalizan mejor su energía y reducen significativamente el riesgo de sufrir TDA (trastorno de déficit de atención)», dice el experto. Durante la infancia y la adolescencia el cerebro superior, donde tienen lugar los procesos mentales más intrincados, como el pensamiento, la imaginación y la planificación, está aún en obras y una de las maneras de ayudar a construirlo es a través de la actividad. «Las investigaciones han demostrado que el movimiento corporal afecta directamente a las sustancias químicas del cerebro. Por consiguiente, cuando un niño ha perdido el contacto con su cerebro superior una buena manera de ayudarle a recuperarlo es hacerle mover el cuerpo, porque puede cambiar su estado emocional», explican Daniel J. Siegel y Tina Payne Bryson en su libro El cerebro del niño (Alba).
EN LA PRÁCTICA
Así que la próxima vez que tu hijo necesite ayuda para calmarse, haz que se mueva. ¿De qué manera? Seguro que esta escena te suena: se niega a vestirse para ir al cole. En este caso, los autores recomiendan plantear el vestirse con un juego en movimiento, por ejemplo, saltar abriendo las piernas y dando palmas arriba con las manos para, luego, ponerse el pantalón. Infalible.
«Cuando el niño ha estado una jornada entera en la escuela, la región del cerebro que ejerce el autocontrol puede estar algo cansada. Para recuperarla, Al perder el niño el contacto con su cerebro superior una buena manera de ayudarle a recuperarlo es hacerle mover el cuerpo (Daniel J. Siegel)
Como dice el podólogo Víctor Alfaro en su libro Todo comienza por un paso (Alienta): «Los niños deben ir descalzos el mayor tiempo posible durante los primeros seis u ocho meses de vida. No hay que ponerles zapatos ni calcetines, porque limitamos su capacidad de sentir, de obtener información del entorno y de relacionarse con el mundo. De hecho, hasta los ocho o nueve meses de edad, un bebé capta muchos más estímulos directamente por los pies que por las manos. Tenerlo sin calzar en todas las circunstancias en que podamos en esta etapa contribuirá a un mejor desarrollo de su inteligencia». Y, ¿qué pasa cuando ya caminan? «En los niños mayores es bueno realizar actividades o ciertos ejercicios descalzos que ayudarán al desarrollo muscular y la propiocepción (conciencia de nuestra posición corporal en el espacio). Mejor sobre una tarima de madera, césped o, incluso, pavimento, pero con unos calcetines que amortigüen y eviten el deslizamiento».
POR NECESIDAD
entretenerse. Si está enchufado a la televisión o tiene todo su tiempo ocupado con las clases extraescolares, su creatividad quedará ahogada por la falta de oportunidades de expresarse». De hecho, la mayoría de los grandes genios desarrollaron lo mejor de su obra en su tiempo de ocio. «Incentiva los momentos en los que tu hijo está entretenido dibujando, ordenando sus muñecos, construyendo cosas o mirando cuentos, pues la capacidad de abstraerse es muy valiosa desde el punto de vista de la felicidad», aconseja el experto.
JARDINEROS DE CIUDAD
Ahora que hacemos la compra guiados por aplicaciones móviles, que nos dicen qué meter y qué no en el carro, no sería mala idea seguir el consejo del Dr. David B. Agus, quien en su libro Hábitos prodigiosos para vivir más y mejor (Ariel) recomienda cultivar un huerto en casa: «No hay mejor manera de inculcarles los principios de la salud y la buena alimentación que enseñarles el aspecto que tiene la comida de verdad durante su crecimiento». Para empezar basta con una sencilla jardinera en la que cultivar hierbas y especias (perejil, albahaca, menta...) y, poco a poco, pasar a cultivos más avanzados, como tomates, pepinos, judías verdes... ■
Como explica el Dr. Bilbao en su libro El aburrimiento es la madre de la creatividad, «cuando el niño no tiene qué hacer, su cerebro comienza a aburrirse y busca, a través de la imaginación, nuevas maneras de