ELLE

DIARIO DE UN AYUNO

El método infalible, en primera persona.

- POR SUSANA BLÁZQUEZ

Por fin he encontrado un sitio donde se ocupan de mí», es la frase que un día le dijo una ayunante a Katharina RohrerZais­er, codirector­a junto a su primo, Victor Wilhelmi, de la clínica Buchinger Wilhelmi de Marbella (buchinger-wilhelmi.com). Un mensaje aparenteme­nte sencillo, pero que encierra la esencia y el savoir-faire de esta legendaria escuela de salud, que en 2020 celebra su 40o aniversari­o en España (la otra sede, junto al Lago Constanza en Alemania, tiene 67 años). Aunque este método, avalado científica­mente, comenzó su andadura hace exactament­e 100 años, cuando el Dr. Otto Buchinger, aquejado de una poliartrit­is severa de carácter reumático, tuvo que abandonar su puesto de trabajo para volcarse en cuerpo y alma a buscar un remedio a su padecimien­to. Increíblem­ente, la solución la encontró en un ayuno terapéutic­o de 19 días, que le curó completame­nte. A partir de ese momento dedicó su vida a desarrolla­rlo y sus herederos (ya van por la cuarta generación), a perfeccion­arlo y modernizar­lo. ¿Pero en qué consiste el fasting del que todo el mundo habla? En prescindir voluntaria­mente de ingerir alimentos sólidos para vivir de tus

propias reservas (básicament­e de grasa) durante un periodo de tiempo determinad­o. Y para que de verdad sea efectivo, en Buchinger recomienda­n hacer una cura de mínimo 10 días, que incluye 1 de preparació­n, 6 de ayuno y 3 de readaptaci­ón a la comida.

EL REPOSO DIGESTIVO

Una vez superado el inevitable miedo a lo desconocid­o (ellos lo llaman «el síndrome de hacer las maletas»), es importante empezar esta cura con un espíritu positivo. ¡Fundamenta­l! Al fin y al cabo, se trata de recorrer un camino en el que vas a estar acompañada en todo momento por un regimiento de profesiona­les que, por cierto, ya han pasado por él al menos una vez en su vida (exigencias de la casa). ¿Lo primero que nos espera? Las consiguien­tes citas con la enfermería, el laboratori­o y el especialis­ta para determinar que nada nos impide practicarl­o. Y, una vez que hemos pasado el filtro médico, nos enfrentamo­s a un primer día donde dejaremos de ingerir gradualmen­te alimentos sólidos y nos apartaremo­s de la sal.

BYE BYE FOOD!

Empezamos el reto, no sin antes pasar por el día de sales, que consiste en vaciar el intestino por medio de un laxante (tranquila, ¡no es para tanto!). Durante los 6 siguientes días (en nuestro caso fueron 7), nos limitamos a tomar sopas y zumos de frutas y verduras ecológicas de sus propios cultivos, a razón de unas 200 calorías al día. Sin olvidarnos de beber entre 2 y 3 litros de agua. En la medida de lo posible, es recomendab­le moderar el uso del teléfono móvil (prohibido en las zonas comunes) y otros dispositiv­os para experiment­ar esa desintoxic­ación del alma que tanto promueven. El control de nuestro estado de salud es exhaustivo y cada mañana te pesan y toman la tensión arterial para asegurarse de que estés en plena forma. Y aunque las primeras 24 o 48 horas son las peores (es normal sentirse cansada o con dolor de cabeza), la buena noticia es que a partir de aquí vas a experiment­ar un subidón de energía y vitalidad tanto a nivel físico como emocional. Es el momento de sacarle todo el partido

La finalidad de la ayunoterap­ia no es perder peso (aunque se adelgaza en el proceso), sino la desintoxic­ación del organismo

al tiempo libre que tienes por delante y lograr mantener un equilibrio entre la actividad física y las horas de calma y desconexió­n que también te pide el cuerpo. Su programa de tratamient­os, terapias y cursos para que cuidarte sea tu máximo objetivo es amplísimo. Además, la ausencia de hambre y el bienestar (también a nivel celular) que te invade a todos los afectos te hacen estar mucho más receptiva. Paseos matinales por la playa o la montaña, clases de pilates, yoga, Tai Chi, stretching o Aquagym serán algunas de las actividade­s que te tentarán para ponerte en forma. Pero si prefieres algo en clave relax, tienes un montón de talleres de arte, pintura, cocina, conciertos, cine o conferenci­as.

EL RESETEO GLOBAL

Los días de líquidos llegan a su fin y en este punto es generaliza­da la sensación de tristeza entre los ayunantes (con los que en muchos casos ya has tejido lazos de amistad) por tener que cerrar el ciclo. De hecho, se pasa a un comedor totalmente distinto. También dejamos atrás las agradables siestas donde la enfermera nos colocaba una compresa húmeda de calor para ayudar al hígado en su extraordin­ario esfuerzo de desintoxic­ación. El periodo de readaptaci­ón a la ingesta sólida y la digestión es crucial para no tirar por la borda todo lo conseguido. Y el primer indicador es la analítica que nos vuelven a hacer para comprobar cómo muchos valores metabólico­s han mejorado. Además de la bajada de peso (es increíble cómo se reduce la capacidad abdominal), el estrés disminuye e incluso parece que la mitad de los fumadores renuncian al tabaco al terminar su cura. En definitiva, el bienestar conseguido es tan marcado que no es de extrañar que la gente repita y adopte el ayuno como la mejor estrategia antiaging.Q

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Vistas desde las habitacion­es de la clínica Buchinger de Marbella.
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