Ella Fontanals-Cisneros
Ya no es la diseñadora del punk, los alfileres y el bondage. Si antes aparecía envuelta en una Union Jack (la bandera de Reino Unido) sucia y quemada, ahora Vivienne Westwood (Inglaterra, 1941) da consejos sobre el cuidado del medio ambiente, exhorta a no consumir de forma masiva y protesta contra el fracking –la fracturación del subsuelo para obtener recursos como el gas y el petróleo– y la deforestación (1).
La atleta (Alemania, 1947) rompió un tabú al colarse en el maratón de Boston de 1967, una prueba entonces prohibida para las mujeres. Desde aquello, dedica su vida a fomentar la igualdad de género en el deporte. Fundadora de 261 Fearless, que organiza carreras y grupos de running femeninos, es también autora de libros como 26.2 Marathon Stories (2).
Poseedora de una de las más importantes colecciones privadas de arte latinoamericano contemporáneo, la mecenas, empresaria y filántropa cubana Ella Fontanals-Cisneros (La Habana, 1944) tiene un objetivo claro: compartir su pasión por el talento creativo que despunta al otro lado del Altántico con la abstracción geométrica, el vídeo y la fotografía moderna como ejes centrales. Lo explica desde su fundación, Cifo –nombre que invierte su apellido compuesto–:
Cumple 75 años este verano y continúa siendo un sex symbol. Como vocalista del grupo Blondie, Debbie Harry (Miami, 1945) vendió 40 millones de discos y tan pronto cantaba rock como reggae, rapeaba o creaba uno de los hits disco más famosos de la historia, Heart of Glass. Este tótem de la cultura pop (3) se niega a retirarse: ha publicado Face It, su salvaje autobiografía, prepara disco con la banda y planea embarcarse en el tour In Conversation.
Fue la primera modelo con un contrato de un millón de dólares con una casa de cosméticos, la primera cover girl que lució su diastema y la primera en desnudarse para la revista Big, cuando ya había cumplido 61 años y había dejado claro lo buena actriz que es en American Gigoló. A sus 76, Lauren Hutton (Carolina del Sur, 1943) sigue buscando motivos para reírse y luce su actitud cuando desfila para firmas como Valentino (4).
«Lo que comenzó como la adquisición de obras de arte para el disfrute personal ha madurado en un ambicioso proyecto de vida». Tenía intención de asentarse en Madrid, aunque, tras nueve años de infructuosa relación con el Ministerio de Cultura, ve lejos la posibilidad de cumplir un sueño largamente acariciado: la donación y el préstamo de parte de su patrimonio –acumula más de 3.000 obras– al estado español para crear en el espacio Tabacalera el Centro de Arte Contemporáneo de las Américas. Ella aún espera completar su hazaña.