SHOCK MUST GO ON
La legendaria firma Schiaparelli vive su momento cumbre de la mano de DANIEL ROSEBERRY, director creativo de la ‘maison’ desde hace dos temporadas. La fantasía y el surrealismo regresan en su máximo esplendor.
Por qué Schiaparelli es puro impacto.
Corrían el año 1927 cuando una irreverente Elsa Schiaparelli irrumpió en el mundo de la moda para revolucionarlo con sus ideas rompedoras, sus propuestas suerralistas y su atrevimiento en el arte del diseño. Casi 30 años más tarde de aquel shock fashion, en 1954, echó el cierre y dejó una estela de creaciones con nombre e imagen propios, como su vestido Langosta y su sombrero con un zapato por tocado. Por fin, después de medio siglo en modo pause, Diego Della Valle se fijó en la extravagante etiqueta con la intención de resucitarla: abrió de nuevo sus puertas en 2012. La segunda planta del número 21 de la parisina Place Vendôme volvía a llenarse de fuerza creativa y ensoñación. Un americano en la corte francesa del lujo, Daniel
«SOY UN SOÑADOR, PERO TAMBIÉN ME CONSIDERO PR ÁCTICO. AUNQUE DEBE INSPIR AR, LA MODA TIENE QUE SERLE ÚTIL A QUIEN LA LLEVA»
Roseberry (Texas, 1985) lleva los mandos de la maison desde la primavera de 2019. Tras presentar dos impresionantes colecciones Haute Couture y otras tantas de prêt-à-porter, se confirma que, con Schiaparelli, ya volvemos a soñar despiertos.
¿Cómo es Daniel Roseberry?
Romántico, creativo y divertido. Con dos obsesiones: el mundo real, en el que conectamos con la naturaleza y con nosotros mismos, y el surreal, donde buscamos llegar a nuestras fantasías.
¿Qué sientes al trabajar en el fascinante universo Schiaparelli?
Siempre lo he admirado. ¿Qué persona que ama la moda no lo haría? Elsa Schiaparelli fue una outsider, y, en mi caso, al ser americano –el primero en dirigir una casa francesa–, me siento de manera similar. Hay una conexión que no puedo explicar. Me es fácil jugar con sus códigos porque, en cierto modo, son familiares para mí.
¿Qué diferencias podemos ver en la etiqueta entre la época de Elsa y esta?
Le tengo un gran aprecio a su legado, pero no siento un especial interés en
recurrir a los archivos en exceso. Pienso que es una trampa, que no hay que recrear el pasado; lo que realmente me inspira de
Elsa es que su proceso artístico era realmente fluido e ilimitado y que siempre se mostraba fiel a sí misma. Cuanto más tiempo pasa, más valor encuentro para perseguir lo que va con mi naturaleza.
Humor y fantasía siguen presentes en tus creaciones. ¿De qué forma? La ironía que se impregnaba en todo lo que Elsa hacía es un elemento que todavía permanece en nosotros, al igual que el surrealismo. Ella corrió riesgos, era apasionante; me gusta usar los elementos artísticos que creó, pero a mi manera, siendo fiel a mi mismo.
El rosa shocking, el famoso vestido Langosta... ¿cómo usas sus códigos? Mi reto es personificar los valores de la casa sin replicar el trabajo anterior. El rosa, por ejemplo, encuentro que es un código muy moderno. Le sienta bien a la gente en general y combina con todo, especialmente con el negro.
«EL MENSAJE PRINCIPAL DE LA COLECCIÓN ESTÁ EN LAS JOYAS. FORMAN PARTE DE LA PIEL Y DE LA PIEZA ENTERA»
¿Cómo es tu colección de Alta Costura para este verano 2020?
Habla de una mujer libre y femenina, aunque, para ello, muestra su lado masculino. Son piezas sexys, reales y frescas, que juegan con los volúmenes.
¿Qué no falta en tus propuestas?
Amo diseñar sastrería femenina, es una de las muchas cosas que aprendí tras mi paso por Thom Browne. Y joyas, nunca ante las había creado y ahora les doy gran importancia.
¿Qué dirías que es lo más shockcante de tus colecciones?
Sorprendentemente, Elsa Schiaparelli hacía básicos extraordinarios, y es en lo que nosotros estamos realmente centrados. Queremos crear el armario atemporal perfecto, pero, también, que sea único y especial. ■