Una biografía con aroma de éxito.
ADORA EL OLOR A JAZMÍN, USA BARRA DE LABIOS INCLUSO PARA ESTAR POR CASA Y HACE TIKTOK CON SUS HIJOS. LA DIRECTORA CREATIVA DE FRAGANCIAS DE CAROLINA HERRERA HABLA CON ELLE DE ANDY WARHOL, EL VALOR DE LA FAMILIA Y DE LAS RAÍCES, MAQUILLARSE EN TIEMPOS DE TELETRABAJO, REBELDÍAS DE JUVENTUD Y EL COLOR QUE LA ACOMPAÑA DESDE SU INFANCIA, EL MISMO QUE AHORA TIÑE EL FRASCO DE SU NUEVO AROMA, ‘VERY GOOD GIRL’.
Si Carolina A. Herrera (Caracas, 1969) fuera una fragancia, sería madera y flor, una mezcla equilibrada entre masculino y femenino. «La madera me transmite fuerza y el jazmín me transporta a mi infancia», una infancia que pasó feliz en su Venezuela natal hasta que, cuando contaba 13 años de edad, se marchó a Nueva York para que su madre, Carolina Herrera, hiciera realidad un sueño: desarrollar la firma que lleva su nombre (fundada en 1981). «Podemos decir que Venezuela es mi primaria, mi raíz absoluta, mis antepasados, mi juventud... Estados Unidos es mi adolescencia y Madrid es mi madurez». Una madurez en la que combina su faceta como directora creativa de Frangancias de Carolina Herrera con su familia (su «todo», como la describe ella) y con los recuerdos que ha ido atesorando gracias a sus increíbles vivencias y que son los que la inspiran siempre a la hora de trabajar.
¿Cada una de tus creaciones tiene una historia detrás?
A lo largo de los años vas viendo cosas y las vas guardando en un baúl en tu cabeza, y, de repente, cuando estás creando una fragancia o un color, te acuerdas y piensas en ese tono, en ese olor, en aquella casa sobre la montaña... Son elementos que has visto o situaciones que has vivido y que te vienen a la mente.
El jazmín te lleva a tu infancia: ¿de qué forma?
Es la primera flor que recuerdo haber olido, y me viene del perfume que mezclaba mi mamá, con aceite de jazmín y aceite de nardo que yo la acompañaba a comprar. Por eso este aroma se convirtió en el primer perfume de Carolina Herrera. Cuando lo huelo, me transporta inmediatamente.
¿Echas de menos Venezuela?
Lo vivo mucho porque tengo amigas y familia que siguen allí. Cuando vuelvo, y ya hace seis años de la última vez, piso el aeropuerto y lo siento todo familiar: el clima, el acento, la carretera... Es un lugar que quiero y donde estoy en casa. Yo soy de allí antes que de ningún otro lugar, lo llevo en el corazón. Mis niños son mitad venezolanos, mitad españoles; conocen las tradiciones, hacemos la comida típica y les divierte un montón oírme decir palabras diferentes, ¡y me imitan! Venezuela está muy presente en casa.
Luego llegó Nueva York: ¿en esa época eras rebelde?
Sí, bastante, pero no peligrosamente, no me metieron en la cárcel (risas). No entendía el no, esa palabra no existía para mí. He tenido mucha suerte porque mi hija mayor es buenísima, aunque, si hubiera salido como yo, la habría querido igual, que es lo que mis padres hicieron conmigo. Y, al final, no salí tan mal, ¡creo!
¿Eras consciente de lo que estaba creando tu madre?
¡Cero! Yo tenía 12 años cuando empezó con la firma. Es cierto que siempre había moda en casa y que la belleza estaba muy presente, por eso no noté un gran cambio hasta que nos mudamos a Nueva York, aunque ya habíamos estado allí muchas veces. Lo que hace tu mamá es lo que hace tu mamá, no te paras a pensarlo.
Pero llegabas del colegio y en el salón había gente como Andy Warhol y Jackie Kennedy. ¡Increíble!
Sin embargo, no era el Andy Warhol que tú conoces; mis padres no me daban el briefing de quién estaba alrededor, eran sólo amigos, como ahora mis hijos pueden ver a los míos en casa. No eres demasiado
Para mí no hay nada más importante que la familia. Es calor, amor incondicional, aprendizaje, diversión, apoyo... Vives el microcosmos de la vida dentro de ella
La pintura de labios es como un caramelo: ¡quiero probarlos todos! Así, encuentras uno que no sabías que podía ir contigo y que te encanta. Tenemos varias personalidades, y la pintura se va adaptando a cada una de ellas
consciente cuando eres joven. Me acuerdo más del Andy Warhol que veía en misa todos los domingos, me hacía gracia cuando nos saludaba el hombre del pelo blanco. En aquella época todo era diferente porque no había ni redes sociales ni tanto interés en la gente famosa. Ninguna persona era más especial que otra.
¿Qué relación tienes con las redes sociales?
Sana y de curiosidad. Mi cuenta de Instagram es privada, pero me divierte ver lo que sucede alrededor, descubrir cosas bonitas y bichear. También trato de que mis hijos mantengan ese tipo de relación con las redes, aunque es más complicado: a su edad te guías más por los likes o por quién te sigue y quién no. ¡Y luego está TikTok! Es todo un idioma nuevo que voy aprendiendo.
¿Haces TikTok?
He hecho millones de ellos con mis hijas porque les divierte total: luego los vemos y nos morimos de risa, ¡pero, por supuesto, después no los posteo!
El escarabajo y un buen color de labios son dos señas de identidad que acompañan siempre a Carolina A. Herrera. Su madre la llama cariñosamente Coli (diminutivo de coleóptera), de ahí que en su mano lleve un anillo con forma de escarabajo y con dos zafiros a modo de ojitos. Su afición por los labiales es contagiosa: después de una hora hablando con ella, quieres ir corriendo a maquillarte con un color alegre. Maquillaje en tiempos de pandemia: ¿crees que son conceptos compatibles? Lanzamos la pintura de labios justo en marzo del año pasado; fue un reto, pero conseguimos darle la vuelta: siempre se ha dicho que la usas para que te vean, pero yo durante el confinamiento me la puse a diario; probaba una diferente cada mañana y me di cuenta de que es maravilloso llevarla también en casa. Hay que entender que es como el perfume, algo que te aporta bienestar, que te gusta y te empodera.
¿Y una prenda de Carolina Herrera puede empoderarte?
Cualquier cosa que nos haga sentirnos bien, guapas, seguras y decididas puede hacerlo. Nosotros colaboramos con la asociación Dress for Success, que ayuda a las mujeres de cara a entrevistas profesionales. Y no sólo con la ropa: hacen una labor de coaching para que se concentren en lo maravillosas que son y superen sus inseguridades.
¿Consideras importante que las mujeres se apoyen entre sí?
¡Súper! Hay que hacerlo entre hombres y mujeres. Es algo que he visto desde pequeña: cuando mi mamá se mudó a Nueva York la apoyó mucha gente. Ayudar es fantástico. Y, con el objetivo precisamente de ayudar, frente a la covid-19 nació Heart for Hope en mayo de 2020... Como empresa y como personas, empezamos a ayudar inmediatamente. Heart for Hope surgió para apoyar a la Cruz Roja mediante la donación del 10 por ciento de los beneficios de las ventas de los distintos accesorios de CH Carolina Herrera. Salió increíble y se recaudó una cantidad importante. Todo el mundo puso su granito de arena para ayudar, y fue precioso verlo porque te das cuenta de que ayudar no es sólo donar millones: la hija de una amiga mía hizo uniformes; mi hija, mascarillas... Viendo lo que pasaba en el mundo y estando tan agradecidos de que encontrarnos bien en la familia, todo nació de forma natural.
Si hay un color con el que se indentifica la firma es el rojo Carolina Herrera, y por ello ha sido elegido como el tono para cubrir el frasco, en forma de stiletto, de su nueva fragancia, Very Good Girl.
¿Qué te sugiere el color rojo?
Es femenino, fuerte, alegre, enérgico, sensual. Llama la atención, lo tiene todo, incluso dos caras. Te lo pones cuando estás muy segura, y, si no lo estás, lo llevas para que te ayude a crecer ese día.
¿A qué huele Very Good Girl?
Es un floral afrutado, muy femenino. enérgico y chispeante, algo especialmente presente en Carolina Herrera desde el principio: el optimismo, la alegría de vivir, los colores y la felicidad.
¿Wes Gordon sabe mantener estos códigos al frente de la dirección creativa?
Súper, ha sabido captar la esencia muy bien, pero marcando su propio estilo. Eso es lo que le hace genial.
Por último, confiésanoslo: ¿has hecho videollamadas alguna vez con la parte de abajo del pijama puesta? ¡Muchas! Y con una falda que no pega o unos pantalones desabrochados porque me aprietan. Eso sí, siempre llevo barra de labios. De hecho, tengo una reunión online ahora y voy a pintarme los labios de un berenjena oscuro ideal: aunque no va nada conmigo, después de hablar de empoderamiento me apetece. No me van a creer que a las tres de la tarde lleve ese color, ¡pero lo voy a hacer! (risas). ■
Me considero una apasionada de mi trabajo: me encanta lo que hago, lo doy todo. Tengo carácter, pero soy una persona cero rencorosa y muy poco extrovertida. Nunca me verás bailando encima de la mesa en las fiestas