CLARA LAGO
Actriz y fundadora de Ochotumbao
Su compromiso con el mundo animal se ha convertido en una de sus señas de identidad. Colabora con WWF, escribe relatos poniéndose en la piel de la Madre Tierra y ha creado con Dani Rovira su propia fundación para financiar, entre otras cosas, proyectos de conservación.
En 2017, decidió hacerse vegana por conciencia ecológica, tras comprobar la enorme huella ambiental de nuestro consumo de carne, y creó la fundación Ochotumbao, que financia distintos programas verdes. Desde entonces, la protagonista de Ocho apellidos vascos y Primos (Torrelodones, Madrid, 1990) no ha dejado de buscar maneras de proteger a los animales y a la naturaleza en su conjunto, prestando su voz a anuncios sobre la crisis del clima o, recientemente, como abanderada de un proyecto de upcycling y reciclado de ropa junto a Levi’s y Back to Eco.
¿Cómo y cuándo nace tu interés por el medio ambiente?
Creo que esa siempre ha sido una inquietud que ha estado latente, desde muy pequeña. Pero, sobre todo, fue a raíz de ver documentales como Cowspiracy (disponible en Netflix) cuando empecé a darme cuenta de hasta qué punto podemos tener un impacto sobre la naturaleza con algo tan básico como la alimentación.
¿Y en qué momento surge tu fundación, Ochotumbao?
Fue después de la segunda edición de la gala ¿Quieres ayudar conmigo?, en Málaga, junto a Dani Rovira. Nos dimos cuenta de que teníamos el deseo de seguir apoyando causas muy diversas, pero ya a escala nacional e incluso internacional.
¿Qué nos dirías a todos para que nos decidiéramos a participar activamente en la lucha a favor de la naturaleza?
Lo primero sería eliminar –o, al menos, reducir– la ingesta de pescado, carne y lácteos, y para ello animaría a la gente a ver Cowspiracy, y también What the Health y Seaspiracy, para tomar conciencia del impacto que tenemos en el planeta con nuestra dieta.
¿Qué deberían hacer las instituciones para comenzar a avanzar?
Favorecer y fomentar la dieta vegana, concediendo ayudas a estos productos y obligando a que siempre exista una opción de este tipo en los restaurantes, los colegios, los medios de transporte...
Tú has puesto voz a la naturaleza en un vídeo de WWF y has escrito un relato titulado Madre Tierra. ¿Qué nos diría hoy ella si pudiera hablar?
Que falta mucho amor en el mundo. Y que, si nos seguimos moviendo por egoísmo y no por empatía, acabaremos con los recursos necesarios para nuestra propia supervivencia.
A pesar de todo, ¿ves una esperanza en la nueva actitud de los jóvenes hacia el cambio climático y el bienestar animal? ¿Podemos consolidarla?
La esperanza es lo último que se pierde, dicen. Y, gracias a los movimientos ecologistas y a gente como Greta Thunberg, vemos que esta es una inquietud que compartimos muchas personas en todo el mundo. Creo que, para afianzar cualquier cambio, hace falta que los gobiernos lo apoyen con medidas y que se empiece a educar a los más pequeños en esa transformación.