CRISTINA IGLESIAS
Artista y activista por la protección de los océanos
Sus esculturas, repartidas por medio planeta, llaman a reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza. Ahora, una nueva creación en plena bahía de La Concha pone al océano (aún más) frente a nuestros ojos.
El ritmo de las mareas y las corrientes ha marcado siempre la obra de una de las artistas españolas más influyentes. Tras firmar espectaculares fuentes en Amberes o Londres, y esculturas subacuáticas en México, la donostiarra (1956) se hace este año profeta en su tierra, inaugurando otro diálogo entre el ser humano y el planeta, de título Hondalea. Un espacio que reivindica la defensa de los océanos, reproduciendo de manera artística el fondo original de la bahía, a través de un gran vaso fundido en bronce por el que fluye el agua.
Muchas de tus obras tienen que ver con la naturaleza. ¿Cuál es la importancia de ese elemento en ellas? Yo he construido paisajes de ficción en los cuales esa idea estaba muy presente. Y siempre he hablado entre la ficción y la realidad. Aunque quizás el momento en el que trabajé de modo más directo en la protección del medio ambiente fue en 2007, cuando comencé a colaborar con biólogos marinos y ecologistas mexicanos dentro de un proyecto de refugios llamado Estancias Sumergidas. Está en el Mar de Cortés, en la Baja California Sur, y consiste en dos áreas formadas por pantallas, por las que pasan corrientes, ayudando así a la colonización por parte de las especies acuáticas. Estas esculturas habitables por la flora y la fauna se han convertido en un laboratorio para investigar la biodiversidad y los corales.
Tu nueva creación trata sobre el agua, la costa... ¿Qué significan para ti? Hondalea reside en un lugar, Santa Clara, que se erige en medio de la bahía de La Concha. Es un sitio distante y, a la vez, lo vemos desde la orilla. El viaje hasta allí y la exploración de la pequeña isla serán parte de la experiencia. El estudio de las formaciones rocosas y de cómo el mar las moldea no sólo ha sido una fuente de inspiración, sino también un registro de texturas que, después, hemos reproducido en bronce, para crear esta ficción mineral, geológica, que compone con la luz y el sonido una experiencia que afecta a nuestra memoria.
¿Qué papel debería jugar el arte en la lucha contra el cambio climático?
Creo que es capaz de llevar luz a estos asuntos tan acuciantes. A mí me gustaría que Hondalea sea un punto de encuentro de los ciudadanos, y que acoja recitales de poesía y conversaciones sobre las cuestiones que nos inquietan a todos; a los científicos, a las gentes de las artes y a cualquier persona que sea sensible.
¿Y a ti cuáles son los temas ambientales que más te preocupan personalmente?
Pude escuchar al oceanógrafo Enric Sala y a Sylvia Earle cuando rodamos una película en 2010 sobre Estancias Sumergidas, y así vi cómo estamos destrozando los océanos, que son cruciales para la vida, pero también que eso tiene solución. Esta tarea está en nuestras manos, y deberíamos hacer nuestra parte; desde comprar solamente aquello que sabemos que proviene de cultivos sostenibles hasta no verter nada nocivo al mar.