LA ARTISTA DEL COLOR
El universo de María Ibáñez rebosa creatividad... y cristal reciclado.
El cristal reciclado es la piedra angular de su proyecto Mibanezo; los detalles dorados, su seña de identidad. MARÍA IBÁÑEZ nos abre las puertas de su domicilio, su taller y su particular universo.
Comenzó en el oficio hace siete años, pero su pasión por la creatividad ha existido siempre. María Ibáñez (Londres, 1975), la mujer que está detrás de Mibanezo –un proyecto de arte sostenible a partir de cristales reciclados que viven una nueva vida como piezas inspiradas en piedras semipreciosas (Mibanezo.com)–, afirma que su calling in life ha sido siempre trabajar con sus manos, cambiar la dimensión de los procesos artesanales para elevarlos al plano estético y a la obtención de tesoros de arte contemporáneas. Aunque su primer contacto fue con la pintura, esta madrileña de adopción pronto sintió la necesidad de dar el salto de las paredes al espacio; por eso inició su investigación sobre los cristales reciclados, un material con enorme potencial, inicialmente frágil pero que, manejado de la forma adecuada, puede dar lugar a piezas enormemente resistentes sin perder sus propiedades traslúcidas. María es pura energía positiva, una persona divertida, alegre y encantadora, lo que se traduce en obras llenas de color, contrastes y brillo, vibrantes y atrevidas, que se convierten en el centro de todas las miradas.
¿De dónde te viene esta vocación?
Creo que siempre ha estado ahí, que es algo que llevo en las venas. El padre de mi abuelo paterno, Carlos Ibáñez Ajuria, creó, en la década de los 30, unas piezas auténticamente revolucionarias para su época; hemos logrado conservar algunas de ellas en la familia y te diré que ahora estarían de completa actualidad.
¿Qué te influye a la hora de trabajar? ¿En qué elementos encuentras la inspiración para tus obras?
Me baso en la artesanía y los oficios de toda la vida, en la naturaleza, que es maravillosa y desafiante al mismo tiempo, inmensa y delicada. El resultado de miles de años de evolución es siempre pura inspiración. También me atrae la arquitectura, el diseño en general, en todas sus facetas. Me gusta pensar que alguien se ha tomado su tiempo en concebir algún objeto que, aparte de cumplir una funcionalidad, es estético y ha sido creado a partir de materiales que lo potencian. Tengo claro que gran parte de todo lo que hago surge de mi interior.
¿Cuáles dirías que son las claves a la hora de afrontar la creación de una escultura Mibanezo?
Lo más importante de mis esculturas es la elección del cristal reciclado que voy a usar; a partir de ahí, comienza
En el ámbito de la creatividad resulta fácil serte fiel a ti misma; de hecho, lo complicado es lo contrario. Es como si tu subconsciente te llevase siempre a su terreno, que es el tuyo
todo, empieza a fluir el proceso creativo, que muchas veces es como un pulso: en unas ocasiones gano yo y, en otras, el material tiene tanta fuerza que se expresa casi por sí solo. Si se trata de un trabajo por encargo, me gusta dedicarle tiempo a pensar en la persona a la que se dirige.
¿Cuál te parece la tarea más difícil de un artista?
Creo que los artistas de hoy en día tenemos que ser multitask. Yo he tenido que aprender a diseñar mi propia página web y a hacer la gestión logística de los envíos, por ejemplo. El tiempo que paso en mi taller dedicada al proceso creativo es, para mí, un momento de auténtica felicidad. Para asumir este tipo de trabajos, tienes que llevarte muy bien contigo misma. También te ayuda a poner tus pensamientos en orden y a conocerte mejor.
¿Existe alguna característica siempre presente en tu obra?
Por supuesto: el cristal y el color. Reconocerás fácilmente un Mibanezo por ambas cualidades, y me gusta meter un punto más irreverente con un toque de glitter o algún tono flúor.
¿Es más complejo trabajar con cristal que con otros materiales?
Cuando empecé con el cristal, dediqué casi los dos primeros años a hacer pruebas hasta lograr sacar los primeros prototipos que tuvieran el resultado que yo esperaba. Mi taller durante ese tiempo fue más bien un laboratorio. Creo, que de alguna forma, les saqué provecho a todas las horas de prácticas invertidas durante mis estudios en la carrera de Farmacia, porque en la creación de mis piezas hay mucha química también.
¿Por qué elegiste el cristal reciclado como material principal de tus piezas?
Me apasiona la idea de utilizar algún material que ya ha cumplido su función y crear a partir de él otro objeto. Es como darle una segunda oportunidad y devolverlo a la vida. Especialmente, me gustan los cristales reciclados de ciertas botellas de cerveza: tienen ese color traslúcido ámbar que es realmente potente cuando los transformas en una escultura.
Una vez que consigues definir tus señas de identidad, ¿resulta difícil mantenerse fiel a uno mismo?
No; de hecho, lo complicado en el arte es no ser fiel a uno mismo. Es como si, por inercia, tu subconsciente te llevara siempre a su terreno, que, al final, es el tuyo.
¿Cómo es el proceso creativo desde que nace la idea hasta que se materializa en la propia obra?
Primero necesito visualizar la pieza en mi cabeza; a partir de ahí, es bastante lento y manual. Voy añadiendo capas de color y material hasta lograr el resultado definitivo. ¡Hay mucho ensayo-error! Sigo innovando cada día para evolucionar en distintos formatos y escalar a tamaños más grandes.
De todas las técnicas con las que trabajas, la que emula las ágatas, la del mármol y la que llamas in between, ¿cuál es tu favorita?
¡Es imposible para mí elegir una!
Tus piezas con más éxito son...
Yo creo que el éxito de una pieza es que consiga hacer brotar una emoción, y, en este sentido, me he encontrado con casi todo, desde enamoramientos, esbozos de sonrisa, sorpresas, intrigas y confusiones hasta el auténtico efecto wow, que, de las distintas reacciones posibles, es con diferencia la que más me gusta provocar.
Me apasiona la idea de utilizar algún material que ya haya cumplido su función, crear a partir de él una pieza distinta. Es darle una nueva oportunidad y volver a traerlo a la vida
¿Qué es la belleza?
Es un equilibrio maravilloso que surge o aparece al combinar con maestría distintos elementos en un mismo plano. Puede ser una vista de una ciudad en la que existe un contraste entre la zona más antigua y los edificios superarquitectónicos de un nuevo desarrollo urbanístico, una pieza creada por la mano humana que mezcle materiales nobles y reciclados o incluso un look a base de prendas con diferentes tejidos y estampados.
¿Tienes la sensación de que tu mejor proyecto está aún por llegar?
Claramente sí, los artistas estamos en constante evolución. A corto plazo, puedo desvelarte que dentro de mis próximos proyectos está la creación de unas esculturas de vidrio reciclado de botellas de vino para las Bodegas Benjamin de
Rothschild & Vega Sicilia, estoy muy emocionada con esta colaboración. ¡Y me encuentro inmersa en el lanzamiento de mi nueva línea de mesas de comedor!
¿Dónde te gustaría ver tus obras?
En la Saatchi Gallery (en Londres, saatchiart.com); la selección de artistas que integran la colección es muy vanguardista y realmente divertida. Aunque me encanta pensar que mis piezas forman parte del día a día de la gente, y no únicamente en el ámbito residencial. Me gusta formar parte de oficinas, espacios de coworking, escaparates...
¿Cuál es el encargo más ilusionante que te han hecho?
Fue sin duda cuando ELLE contactó conmigo para diseñar los galardones entregados este año al Talento Femenino. En ese momento se detuvieron el tiempo y el resto del trabajo del taller. Quería que fuese algo verdaderamente especial, muy pensado, y que, a partir de unos cuantos materiales y colores, fuese capaz de conectar con las premiadas y de reflejar el espíritu que todas ellas comparten. Así lo intenté transmitir yo, mujer también, consciente de los sacrificios realizados en muchas ocasiones para sacar los proyectos adelante, en unas esculturas llamadas #agatree pink lady, que fueron el reconocimiento para ocho mujeres que brillan de manera especial, cada una en su categoría (Música, Comunicación Digital, Wellness, Literatura, Gastronomía, Compromiso, Moda, Empresa y Ciencia y Tecnología). ¡Pero, en realidad, la gran premiada fui yo en esta ocasión! ■