STELLA McCARTNEY
FUE LA PRIMERA EN APOSTARLO TODO A LA MODA SOSTENIBLE, Y EL TIEMPO LE HA DADO LA RAZÓN. LA DISEÑADORA CELEBRA 20 AÑOS AL FRENTE DE LA FIRMA QUE LLEVA SU NOMBRE, UN EJEMPLO DE LUJO CON VOCACIÓN ECOLOGISTA.
Celebramos los 20 años de una firma de lujo con principios sólidos.
La mayoría de la gente trata de imaginar cómo será su vida en el futuro, qué ocurrirá con nuestra manera de funcionar cuando termine la pandemia. Entre otras cosas, nos preguntamos si queremos volver a la actitud consumista del pasado. Porque hemos aprendido a valorar la naturaleza de una forma distinta y comprendido que todos debemos arrimar el hombro para detener el cambio climático. Sí, es ahora cuando el concepto sostenibilidad aparece en la boca de organizaciones, líderes y ciudadanos, pero la diseñadora Stella McCartney (Reino Unido, 1971), experta en la materia y espíritu pionero, llevaba ya años abogando por una moda con conciencia. El paso del tiempo ha acabado dando la razón a una creadora cuya imprescindible marca celebra su 20º aniversario.
Si echas la vista atrás y analizas tu evolución como diseñadora, ¿qué es lo primero que te asalta?
Que, al principio, libraba esta batalla en solitario. La gente creía que estaba loca cuando le explicaba que los productos de mi firma de lujo no contenían ni cuero ni piel. Con el paso del tiempo, hemos avanzado mucho en el desarrollo de materiales sostenibles e innovadores, y también hemos implementado soluciones que tienen que ver con el reciclaje. Incluso hemos sido capaces de reducir la producción de prendas en fábrica.
¿Habéis reducido la producción a pesar de que se ha observado un aumentando en la demanda?
Exactamente. Nos centramos en una selección específica de productos de alta gama, piezas que fabricamos prestando una atención especial a los detalles. De hecho, nos hemos comprometido a reducir el uso de materias primas para ayudar a conservar nuestros recursos y a regenerar nuestro planeta. Asimismo, minimizamos la cantidad de residuos y reciclamos mucho más.
Tus diseños son clásicos atemporales que pueden pasar de generación en generación. De todos ellos, el bolso Falabella es uno de los modelos más solicitados a escala global. Efectivamente. Y, desde que lo lanzamos, en el año 2009, hemos salvado entre 300.000 y 400.000 reses. Además, para la cadena del asa del bolso, recurrimos
«Necesitamos cuestionarnos nuestros actos, responsabilizarnos de ellos, y obligarnos a nosotros mismos a seguir aprendiendo para ser capaces de tomar mejores decisiones. Mi mayor miedoes que, después de la pandemia, volvamos a la ‘antigua normalidad’»
al aluminio, un metal que tiene un ciclo de vida útil infinito. No debemos olvidar que hasta el 75 por ciento de las piezas de aluminio que se han producido hasta la fecha en el mundo siguen reutilizándose.
¿Hay algún material innovador que te guste especialmente?
La KOBA®, también conocida como fur free fur –o, lo que es lo mismo, piel sin piel–, promete bastante. Se consigue a base de celulosa y poliéster reciclado; a la hora de fabricarlo se necesita un 35 por ciento menos de energía, y, durante todo el proceso, se emite a la atmósfera un 63 por ciento menos de dióxido de carbono que cuando se crean fibras de materiales tradicionales. La parte negativa es que, hasta el momento, sólo existe fur free fur de una clase, y las hebras resultan tan cortas que no pueden utilizarse para confeccionar esos abrigos de piel largos y peludos que tanto me gustaría añadir a la colección, por ejemplo. Es precisamente por este motivo por lo que seguimos trabajando codo a codo con el fabricante, queremos lograr una variedad de mayor longitud. No vamos a darnos por vencidos.
¿Podrías hablarme de algún tipo nuevo de cuero vegano?
Sí, claro: el Mylo™. El Mylo™ se obtiene a partir del micelio, que es el sistema infinito de raíces de los hongos. Ya lo hemos aplicado para un modelo de bralette y para otro de pantalones, aunque esperamos que sea nuestro nuevo aliado en la colección permanente. Con este pequeño gesto, pretendemos demostrar que la sostenibilidad no supone necesariamente tener que sacrificar el estilo. Para mí, es el futuro de la moda.
¿Crees que las distintas posibilidades que van surgiendo serán capaces de convencer a otros diseñadores de la importancia de emplear materiales de origen no animal?
Aunque los avances de los que hablamos nos aportan esperanza, todavía queda un largo camino por recorrer hasta alcanzar la sostenibilidad en el sector. No es casualidad que la industria de la moda eche siempre mano de los mismos recursos. Desarrollar materiales que ayuden a frenar el cambio climático supone una gran inversión: se necesita una enorme cantidad de tiempo, dinero y energía. La principal motivación de algunas personas ahora mismo son sus principios morales. Cuando piensas en esos principios morales, ¿qué rostros son los primeros en venirte a la mente?
Los de mis padres. Mamá y papá (Linda y Paul McCartney) eran activistas, vegetarianos y ecologistas. Me empapé de sus principios siendo una niña y siempre supe que terminaría poniéndolos en práctica en mi propio trabajo.
¿Qué efecto consideras que puede tener la pandemia en la conciencia ecológica de la sociedad?
Espero que todo lo que está ocurriendo nos ayude a profundizar en nuestros valores. Por otro lado, la ecología y la moda deberían ir de la mano, es una de las industrias más contaminantes del mundo. Cada segundo, se desechan o se queman contenedores enteros llenos de ropa. Estamos siendo testigos de lo rápido que puede contraatacar la naturaleza, y el momento actual conviene tomárselo como un punto de inflexión. El tiempo vuela, todo ha dado un giro de 180 grados, y es la hora de que nos pongamos manos a la obra para solucionar las cosas.
¿Vamos por el buen camino?
Sí, aunque no es suficiente; debemos seguir trabajando para llegar a frenar el calentamiento global tal y como prevé el Acuerdo de París. Estamos ante un problema muy grave. La industria de la moda no suele utilizar recursos renovables, sino petróleo, para la producción de fibras sintéticas, fertilizantes para el algodón convencional y sustancias químicas con las que teñir el producto final. Todo ello supone unos 98 millones de toneladas de residuos al año. Ten en cuenta que somos responsables del 35 por ciento de los microplásticos que se encuentran en los océanos y que un cuarto de la producción mundial de ropa no llega a venderse nunca. La cantidad de desechos es inconcebible. Hay que proponer soluciones inmediatas para alcanzar un modelo de economía circular. Afirmas que deberíamos vivir en armonía con nuestro planeta y con todos los demás seres que hay en él. En tu opinión, ¿qué tiene que ocurrir para que lo consigamos? Al principio de la pandemia, en una de esas noches de insomnio me dio por escribir un manifiesto; algo así como un abecedario de valores. Para la letra R, se me ocurrió el término responsabilidad, y creo que ese sería un buen punto de partida. Necesitamos cuestionarnos nuestros actos, responsabilizarnos de ellos, y obligarnos a nosotros mismos a seguir aprendiendo para ser capaces de tomar mejores decisiones.
«Queda un largo camino por delante, porque desarrollar materiales que ayuden a frenar el cambio climático exige una gran inversió de dinero, esfuerza y tiempo. Los avances aportan esperanza»
¿Qué esperas de los desfiles de moda del futuro? ¿Piensas que volverán a organizarse eventos multitudinarios?
Precisamente, mi mayor miedo es que volvamos a la antigua normalidad. Me fascina la creatividad que ha surgido de esta situación tan compleja y excepcional. ■