PURA POESÍA
La nueva fragancia de Issey Miyake es una oda a la naturaleza que nos invita a mirar el mundo desde un PRISMA diferente.
Issey Miyake y su última fragancia, una oda natural.
Hace casi 30 años, cuando el diseñador japonés Issey Miyake le encargó a Jacques Cavallier-Belletrud su primer perfume –el superventas L’Eau D’Issey–, el mensaje fue claro: «Quiero una fragancia que huela como una gota de agua sobre la piel de una mujer». El éxito fue rotundo, y hoy ha llegado el momento de embarcarse en otro viaje olfativo: A Drop D’Issey, una composición femenina firmada por la joven perfumista Ane Ayo, que propone una nueva categoría. Hablamos de una innovadora familia floral almizclada, envolvente y reconfortante, que se apodera de la lila como hilo conductor. Esta flor, «muda y silenciosa», de la que no se puede extraer el aroma –ya que, cuando se corta, se marchita, con lo que hay que reproducirlo–, es la encargada de desvelar un universo de matices con una enorme capacidad de sorprender y que ya forma parte del ADN de Issey Miyake Parfums. Con un resultado muy cremoso, combina materiales naturales y elementos sintéticos: la leche de almendra, la rosa damascena, la flor de azahar, el almizcle, la vainilla y el ambrox, estos últimos, encargados de amplificar la sensación de suavidad. Y, como no podía ser de otra forma, la cadena de recolección de todos los ingredientes cumple con los más altos estándares éticos que tanto se imponen actualmente. ¿El complemento perfecto? Su original vestido, un frasco diseñado por Todd Bracher en forma de gota de agua, esférica y transparente, con efecto lupa, que invita a mirar a través de este talismán hacia un universo alegre y lleno de magia. De líneas sencillas y depuradas, muy acorde con la filosofía de la marca, A Drop D’Issey abre el camino del imaginario y abraza unos nuevos códigos donde la sostenibilidad y la ecología se dibujan como pilares básicos para minimizar el impacto medioambiental.