POR AMOR A LA ROSA
Chanel celebra el CENTENARIO de su icónico No5 en clave verde: devolviendo la vida a la rosaleda del Real Jardín Botánico.
Chanel da vida al Botánico de Madrid.
Madrid amaneció cubierta por un gran manto blanco tras el paso de la borrasca Filomena el pasado mes de enero. Las poéticas postales nevadas que dejó se vieron empañadas más tarde por la cara B de la situación: la naturaleza no salió tan bien parada. Haciendo gala del profundo respeto que Gabrielle Chanel sentía por la calidad de las materias primas que utilizaba en sus perfumes, la maison ha querido corresponder a esas flores que con tanto mimo encontramos en sus esencias y ha patrocinado los trabajos de restauración de la rosaleda del Real Jardín Botánico de la capital (el jardín histórico, artístico y científico más emblemático de España). Este gesto de generosidad y amor por la rosa coincide a su vez con el año en el que su archifamoso Nº5 cumple un siglo de vida.
Pero este compromiso con la naturaleza no es nada nuevo. De hecho, siempre ha estado presente en el ADN de la firma. Hace más de 30 años, Chanel firmó un acuerdo de colaboración con el mayor productor local de flores de Grasse –la cuna de la perfumería– para mantener los cultivos de la rosa Centifolia de mayo y el jazmín. La razón no fue otra que la de preservar la calidad olfativa del extracto del Nº5 original. A partir de ahí, la casa no ha dejado de crear cultivos justos en colaboración con sus productores alrededor del mundo, desde Madagascar a Costa Rica, pasando por Gaujac, en la región francesa de Languedoc-Rosellón, donde cultiva la camelia presente en sus tratamientos más lujosos.
La rosaleda del Real Jardín Botánico, que pronto lucirá espléndida, es un espacio único de 2.800 metros cuadrados situado en los cuatro cuadros centrales de la terraza inferior del espacio natural, que se enriquecerá también con nuevos rosales de los siglos XVIII y XIX.