Pintarlo DE AZUL
sin azul, no hay verde. Sin océano, no hay vida. Lo dice Sylvia Earle, la bióloga que lleva toda su carrera entregada a salvaguardar los mares. A sus 86 años, la conocida como gran dama de las profundidades –Her Deepness–, que ha pasado más de 7.000 horas bajo el agua y batido récords de inmersión sin cables, nos recuerda que ahí está nuestra casa. Es la piedra angular, nuestro mayor ecosistema, el corazón y los pulmones del planeta, donde se genera más de la mitad del oxigeno de la atmósfera. Si el mar sufre, el mundo entero sufre. Si se envenena por los vertidos, nosotros mismos nos envenenamos. Si se echa a llorar por los microplásticos –esas lágrimas de sirena–, nosotros acabaremos llorando. Para celebrar el Día Mundial de los Océanos (el 8 de junio), en ELLE hemos decidido renovar nuestro compromiso medioambiental, incentivar el cambio, fomentar una nueva mentalidad social y sumarnos a la gran causa blue desde nuestras páginas, tiñéndolas de azul. Convencidos de que gota a gota se pueden recuperar los fondos marinos, garantizar la salud de los mares y, en definitiva, salvar el mundo. Casi nada.
En ELLE tenemos un plan, y pasa por replantearnos nuestro estilo de vida, renunciar a ciertos hábitos y abrazar otros más sostenibles. Desaprender para aprender: empezar a hacer las cosas de forma distinta y alimentar una nueva conciencia colectiva. Recordando siempre que el respeto por el planeta empieza... en casa. Unas simples y responsables rutinas cotidianas contribuyen a conseguir el cambio, presionando así a las empresas y los gobiernos para que ajusten sus estrategias y modifiquen sus prioridades. Desde acostumbrarse a cerrar el grifo para evitar gastar más agua de la necesaria hasta optar por productos a granel, conducir un coche eléctrico, desenchufar los aparatos electrónicos, consumir productos de kilómetro 0, escoger marcas de ropa comprometida, invertir en calidad, dejar de comprar-usartirar... Cada gesto cuenta y, por muy pequeño que sea, suma. Porque juntos multiplicamos. Los gestos de 47 millones de españoles pueden cambiar las cosas. Y si pensamos a escala mundial, los esfuerzos mínimos de casi 8 billones de personas pueden, directamente, asegurarnos un mañana. El futuro del mundo está en nuestras manos.
La buena noticia es que nuestra sociedad está por fin cambiando y que el medio ambiente ya ocupa la agenda política y social. Lo demuestran muchos estudios recientes, como el último informe anual One Green Step, realizado por Garnier, que afirma que el 84% de los españoles tiene como propósito en 2022 llevar una vida sostenible –convirtiéndose así en los europeos más comprometidos–, mientras su preocupación por el planeta asciende al 89% –frente al 81% de la media mundial–. ¡Olé! Parece que por fin hemos entendido que existe otra forma de producir, comprar y vivir. Un nuevo estilo de vida más azul, más responsable, más ético. Empezando por la moda, todavía culpable del 20% de todos los tóxicos que se vierten en las aguas, sobre todo en países del Sudeste Asiático, según datos de Naciones Unidas. Pionera y disruptora fue Stella McCartney, que, como nos confiesa en la entrevista, creó su marca para «agitar conciencias y producir un cambio real». La diseñadora, que por primera vez el año pasado fue invitada a la Cumbre del Clima en Glasgow, se dice ahora muy esperanzada y entusiasmada sobre el futuro del planeta, ya que nota que es la sociedad la que pide acción y son los clientes mismos los que se interesan por la trazabilidad de un producto y de que se haga de manera responsable. También la protagonista de nuestra portada, la modelo Blanca Padilla, toda una activista, aboga por nuevos tejidos alternativos o el upcycling –reutilización– y defiende que ética además rima con estética. Esto nos recuerda aquella reveladora frase del gran amante del agua Jacques Cousteau: «La única y verdadera esperanza de la especie humana es el mar».