Rocío Márquez y Bronquio abren las puertas del 'Tercer cielo' con una propuesta llena de f lamenco, electrónica y mucha poesía.
«En el flamenco siempre ha habido dos líneas, no es nada nuevo. Está vivo y no es un objeto para exponerlo en la vitrina de un museo. Hay demasiado miedo a que lo puro se muere y creo que, por definición, algo se muere cuando no está vivo, cuando no evoluciona», dice la compositora, cantaora y mente curiosa Rocío Márquez (Huelva, 1985) sobre la brecha entre lo clásico y la experimentación dentro de este género musical. Llamen como llamen a lo que hace, lo importante es escucharla, ya sea dando un recital de cante jondo, actuando vestida de gala con la misma naturalidad con la que se pone un mono para cantarles a unos mineros en huelga, ayudando en la campaña de la ONG Open Arms, viajando a Lesbos para mirar frente a frente la realidad de un campo de refugiados o grabando con el músico y productor Bronquio (Jérez de la Frontera, 1991). Y es que el camino de estos dos maestros de la palabra y de las notas estaba destinado a encontrarse desde que él remezclase una rondeña del álbum de ella Visto en el Jueves. Ahora se alían para dar vida a Tercer cielo, un disco con 17 temas magnéticos donde exploran sonidos que van desde las bulerías, el garrotín, la soleá o los verdiales hasta la música urbana y la electrónica. «El álbum tiene muchas capas y lecturas. No es un trabajo que se tenga que escuchar de una vez. Cada canción es un viaje para los sentidos del cuerpo en el que hay que dejarse llevar», cuenta Bronquio, a lo que Rocío añade: «La única certeza es que no hay códigos fijos, rompemos con todo y así las posibilidades y las emociones se multiplican. Lo importante es que exista una honestidad con lo que uno sienta en cada momento». Y es cada una de las pistas te acercan a las entrañas del flamenco desde diferentes perspectivas culturales y afectos. Esta travesía, para la que han decidido mirar hacia dentro y buscar que sale de esa fusión, también está habitada por la palabra de autores contemporáneos como Carmen Camacho, Luis García Montero o Macky Chuca. Incluso hallarás referencias poéticas a Miguel de Unamuno, Antonio Mairena y Federico García Lorca. ¿Y cómo se alcanza el Tercer cielo? «Para lograrlo hay que pasar por dos previamente. El primero es cuando aprendes a hacer lo que llevabas queriendo hacer todo tu vida», precisa Márquez. ¿Y el segundo? «Cuando te abres por completo. Ahí llega entonces el tercero, que es cuando te la suda todo porque amas lo que haces», concreta Bronquio.