DIEGO ESTRADA

Las ilustraciones de Jordi Labanda hicieron que Diego Estrada (Badajoz, 1990) fijara su interés en la moda y comenzara a imaginar sus primeros bocetos. Trazos maestros que hace casi diez años comenzaron a cobrar vida en piezas patronadas con mucha perfección y mimo al detalle. «Siempre he buscado que el lenguaje de mis diseños sea depurado y tenga una técnica impecable para que en el resultado se vea un trabajo bien hecho. Le he dado más importancia a formar un pequeño taller con manos expertas que a montar un gran negocio». De esta romántica idea nació su estudio-taller, en el que la magia se sucede de principio a fin. «Aquí recibimos a las clientas para que se prueben y luego se confecciona el diseño de forma artesanal. Me gusta que todo el proceso esté controlado». ¿El resultado? Perfección en estado puro con prendas a medida de alta calidad. «Intento hacer un minimalismo con detalles especiales, algo complejo mezclado con sencillez. Busco siluetas limpias pero que a la vez no pierdan las líneas arquitectónicas gracias a algún tipo de estructura que le dé el punto al vestido». El resultado son prendas que se asemejan a un cuadro, a las que cuanto más contemplas, más admiras. «Siempre me han encantado las formas de las pinturas de Zurbarán, que de hecho era extremeño como yo, y decían de él que fue el primer diseñador de la historia, porque se inventaba parte de la vestimenta de sus pinturas». Amante de las superposiciones con túnica o falda y pantalón, el efecto volumen, los bordados a mano o drapeados de tul, es la sencillez y la elegancia del monocolor lo que le define. «Si tuviera que elegir el tono que me representa es, sin duda, el azul oscuro, casi negro».