El cantante
Los himnos de Iván Ferreiro
Con dos píldoras emocionantes por adelantos –En el alambre y la colaboración La humanidad y la tierra con Tanxugueiras–, Iván Ferreiro regresa después de siete años de espera con las doce pistas universales y enérgicas de Trinchera pop, su octavo álbum. Futuros himnos que se mueven entre la realidad, los sueños y el compromiso.
¿Qué tal te llevas con el paso del tiempo?
Bien, uno ya es un señor y puede tomarse las cosas con calma. No puedes meter caña a la creatividad. Tras mi última gira, me recluí en una especie de reto espiritual y compositivo. Me dediqué a plantar pimientos, lechugas... y llegó la pandemia. Tuve una crisis: ¿tenía sentido componer? ¿Me gustaba hacer música?
¿Y qué descubriste?
Que las ganas de tocar siguen ahí. Aunque sufro con una hoja en blanco, no quiero ni un segundo de incertidumbre ante ella. Mi exigencia me crea insatisfacción. Esos días le contaba a Abraham Boba que no sabía qué iba a hacer con mi vida.
¿Cómo ha sido refugiarte en tu trinchera?
Ha estado bien. Quiero pedirle más a mi banda. Nos pusimos a ver el reciclaje de Max Richter con Vivaldi y empezamos a jugar con samplers, a cortar aquí y allá. El título del disco es una ironía del mundo. La verdadera trinchera es una cuestión de principios. Sin moverte de ella, puedes aprender, experimentar y lanzar tus ideas. Nosotros no tenemos que estar a la moda, más bien ser honestos con quiénes somos y con qué hacemos, que no es otra cosa que pop, el único arte que se puede permitir renovarse y empezar de cero.
Tu música está llena de compromiso. ¿La banalidad se ha apoderado de nuestro día a día?
Ha estado ahí de forma permanente. Ahora lo que nos pasa es que hay otra generación que marca el paso y tiene otros criterios. Es sano que ocurra. A nosotros nos interesaba más la conversación sobre el proceso creativo, que incluye la política, la insatisfacción, la cultura, el consumo... No queríamos ser unos sobrados, sólo poner sobre la mesa cómo vemos el panorama, con respeto a todos los que vienen detrás. ¿Cómo logras que el ruido exterior no te intoxique?
Manteniéndome en mi trinchera. Tratando de que no me saque de mi centro. En una época de tanto enfrentamiento, la mejor posición es quedarte quieto en tu sitio, lo cual no significa que no pueda cambiar de opinión.
¿Qué aporta Amaro a tu mundo?
Trabajamos sin suspicacias de hermanos. Cuando comenzamos, él dijo que nos teníamos que llamar Iván Ferreiro porque yo cantaba, pero a estas alturas yo diría que el Iván es mío y el Ferreiro es Amaro.
¿Somos más tolerantes musicalmente?
Tenemos menos prejuicios. En la música también hay edades; cuando empiezas tiendes a la radicalización, incluso al sectarismo. Pero cuando te dedicas a hacer canciones, aprendes a valorar las de los demás, a fijarte en cómo las construyen. Vamos madurando, vaya.
«CUANDO TE DEDICAS A HACER CANCIONES, TAMBIÉN APRENDES A VALORAR LAS DE LOS DEMÁS, TE FIJAS EN CÓMO LAS CONSTRUYEN. VAMOS MADURANDO, VAYA»