La escritoria
La nueva novela Laura Ferrero: 'Los astronautas'
«Mis historias parten de lugares comunes. Aquello a lo que no prestamos demasiada atención hasta que se va. Para mí, lo universal está en lo cotidiano y quizás eso hace que más gente se identifique con mis libros», dice Laura Ferrero (Barcelona, 1984), periodista, guionista y
autora de los libros Piscinas vacías y La gente no existe. Mientras prepara el guion de Un amor, la próxima película de Isabel Coixet –adaptación del título de Sara
Mesa–, publica Los astronautas (Alfaguara).
Tus títulos son siempre hermosas pistas. ¿Con Los astronautas qué quieres explicarnos?
Me gusta pensar que en ellos va implícita la pregunta que uno trata de responderse a lo largo del proceso creativo. El tema de la conquista espacial siempre me ha fascinado: quiénes eran, qué les pasó a volver. Me ha servido para contar que hay ciertas cosas de las que no se regresa del todo. Que te cambian. Y también para narrar una familia. Me he acercado a la mía a través de esta ficción.
¿Se llega a conocer a las personas que son nuestros padres?
No del todo, porque tu relación con ellos siempre ha estado mediatizada por tu visión como hijo. Es interesante hacer el ejercicio de recorrer el camino inverso y tratar de comprenderlos. Escribir surge de ahí. No te pones como hija, sino como espectadora.
¿Cuál es tu visión sobre los recuerdos?
Estamos hechos de cuentos, de los que nos contamos. Dentro de nosotros está el editor de nuestros propios recuerdos. Por eso, a los demás no nos vendemos como somos, sino en una versión más aceptable. Corto por aquí, añado por allá... Queremos ser aceptados.
¿Cuánto arrastramos de nuestra infancia?
Hay unos versos de Louise Glück que dicen: «Miramos la vida una sola vez, en la infancia. El resto es memoria». Gran parte de nuestra historia está determinada por ella y por el primer mundo al que pertenecemos, que es la familia. Algunos opinan que nunca es tarde para tener una infancia feliz. Yo creo que no: es la que nos toca y hacemos con ella lo que buenamente podemos. Con los años, a veces hay que volver allí para arreglar determinados capítulos de los que ni siquiera eras consciente de que ocurrieron. He pensado mucho en la mía para reelaborarla. Para entender a la niña que fui.
¿Cuál es el mal endémico de nuestra sociedad?
La falta de empatía, el desinterés camuflado de tolerancia. Si fuéramos capaces de ponernos en el lugar del otro, algo que sólo se logra escuchando, con tiempo y voluntad, muchos
de nuestros problemas se solucionarían.