AMOR POR LA TIERRA
Aún hay tiempo. Salvar el futuro del planeta es posible y está en nuestras manos. Depende de nuestras acciones, decisiones, pequeños grandes gestos... De sembrar semillas de futuro. De lo que comemos, cómo nos movemos o la manera de vestirnos. Una nueva realidad, más sostenible, ética y responsable es posible. Una nueva sociedad, más respetuosa con el medio ambiente y con las personas también es posible. Nuestro mañana, nuestra salud y nuestro bienestar van ligados a los de la tierra. Hay que abrazar una forma de pensar, de vivir y de ser diferente. Desarrollar una conciencia ecológica y social real, abandonar viejas costumbres, pasar a la acción e impulsar la transformación. Y es cosa de todos. El clásico mantra de «Si quieres cambiar el mundo, cambia tú» no pasa de moda. Debemos aprender a reducir la huella hídrica, reciclar los residuos, comer menos carne, repensar el consumo o producir utilizando energías renovables. Porque el nivel del mar no para de aumentar (3,4 milímetros al año), el deshielo de los glaciares es imparable y el número de refugiados climáticos crece exponencialmente, así como las sequías, los incendios, las inundaciones o los huracanes, que juntos cuestan miles de vidas, y también miles de millones. Triste.
Créeme, de verdad, estamos a tiempo. Nada de catastrofismo, ni de sucumbir al fatalismo climático o la ecoansiedad. La crisis es urgente y seria, aunque no queremos que la premura nos bloquee y nos invada una sensación de impotencia. «No se puede caer en la desesperanza», nos dice Teresa Ribera, vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica. «El desafío que tenemos es grande, pero esto no nos debe desbordar hasta el punto de paralizarnos», continúa esta guardiana del medio ambiente llena de pasión, sabiduría y positividad. Y es que hay buenos motivos para mirar al futuro con optimismo. Hoy son toda una legión los particulares, las organizaciones, las empresas y las instituciones que se mojan. Además crecen las energías limpias, mejora la capa de ozono, bajan las emisiones en la UE, nacen baterías de sodio para automóviles –más sostenibles y asequibles–, aumenta el turismo responsable, se incrementa la venta de alimentos a granel y se fomenta la economía circular. Incluso siete ciudades españolas han sido elegidas por la Unión Europea para alcanzar cero emisiones netas de gases de efecto invernadero en 2030. Son buenas noticias. Y hay que compartirlas. Así lo hace una comunidad creciente de jóvenes greenmakers que, cansados de información funesta, se dedica a comunicar de manera amena, cercana y divertida, a través de redes sociales como Instagram o TikTok y con el fin de motivar a millones de followers a seguir su ejemplo. Como, por ejemplo, Alaina Wood, una científica y activista de 25 años, que lucha contra la ansiedad climática, o la joven bióloga gallega @blondiemuser, que arrasa con sus vídeos, su militancia amable y su pelea contra la basuraleza. Son las nuevas voces por la tierra. Y suenan fuerte y claro desde todos los lugares del mundo y a través de distintas iniciativas. Muchas las reunimos en el número de ELLE que tienes entre tus manos. Con la incansable y tenaz actriz Naomi Watts como madrina de nuestro Extra Eco, damos la palabra a la cantante Rihanna –que apoya proyectos sostenibles a través de su propia fundación–, a la oscarizada Michelle Yeoh –una muy comprometida Embajadora de Buena Voluntad de Naciones Unidas para el Desarrollo– o a la diseñadora colombiana Johanna Ortiz –que reivindica el valor de la artesanía y es un ejemplo de que la moda sigue el buen camino–, entre muchos otros.
«Si no reciclas, eres basura» ha escrito en la pizarra de la cocina mi hija Federica, mi pequeña Greta Thunberg, siempre muy cáustica en estos temas. Y también ha añadido otra cita debajo, esta vez de Martin Luther King: «Aunque supiera que mañana se acaba el mundo, hoy mismo plantaría un árbol». Me llega al corazón.