Jason Momoa
Actor, empresario y defensor de la vida bajo el agua del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
En su último taquillazo, Aquaman, y en la secuela que se estrenará a finales de este año, Jason Momoa (Honolulu, EE. UU., 1979) tiene superpoderes. En la vida real, el poder de este amante de la madre naturaleza es su voz defendiendo el planeta. Como embajador del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, el actor lucha contra el plástico de un solo uso para salvar el océano y apoya a las comunidades locales, cuya supervivencia depende de la vida marina. «Mahalo (gracias en hawaiano) a todos los que están contribuyendo a un mundo mejor», proclama.
¿Cuándo fuiste consciente de la crisis medioambiental?
He tenido una conexión con la naturaleza desde pequeño. Nací en Hawái, mi padre es hawaiano y mi madre me crio en Iowa. Crecer en el centro de Estados Unidos y pasar los veranos en la isla fue maravilloso, me enamoré del océano. Ellos me educaron para tener un profundo respeto por la tierra y el mar. Estoy cansado de ver botellas de agua en todas partes, que finalmente terminan en nuestro océano, causando un daño irreparable a nuestro medio ambiente y a la salud de las personas y la vida silvestre. Me he propuesto eliminar el plástico de un solo uso y esta misión está en el centro de todo lo que hago, desde mi trabajo en pantalla o mis proyectos comerciales, que se alinean con mi estilo de vida y mis valores en torno a la sostenibilidad, hasta el impulso de iniciativas para mejorar el planeta.
¿Cómo se puede impulsar esa transformación?
El mundo está en llamas, los ríos de todo el mundo se están secando, las sequías duran décadas, las inundaciones son de proporciones épicas y los icebergs se están derritiendo. La emergencia climática está ocurriendo ante nuestros ojos, y transformar esto depende de nosotros. Yo quiero poner mi energía trabajando estratégicamente con organizaciones, empresas, gobiernos y personas dispuestas a escuchar, aprender y ponerse de acuerdo para salvar el planeta. Sé que el cambio no se verá de la noche a la mañana y que las soluciones inmediatas no serán perfectas, pero debemos hacer lo correcto. No más excusas, es el momento de actuar. ¿Qué expectativas tienes de cara al futuro como defensor de la vida bajo el agua del programa de la ONU?
Nuestras iniciativas en todos los objetivos de desarrollo sostenible deben estar interconectadas. El océano nos necesita para crear lo que llamamos en hawaiano una nalu, una poderosa ola de cambio para asegurar las generaciones de hoy y todas las que vendrán después. Debemos prestar atención a las antiguas tradiciones de los isleños, que han luchado para preservar nuestras tierras y el océano, y seguir sus consejos. Sus estrategias han funcionado y siguen haciéndolo, a pesar de que son socavadas por nuestros hábitos contaminantes y prácticas insostenibles. Tenemos que reaprender, tratar de corregir los errores que hemos cometido, cambiar el rumbo de nuestra actuación irresponsable y generar impulso para que la humanidad pueda volver a vivir en armonía con la naturaleza, en lugar de alterarla.
¿Qué es lo peor que has visto?
Todo el plástico que acaba en nuestros océanos. Debemos meditar nuestras acciones y fijarnos en lo que compramos y en las empresas que apoyamos. Hay compañías maravillosas que están fabricando artículos bonitos y sostenibles. Uno de mis objetivos es que las compañías se encaminen hacia la circularidad y la fabricación de productos renovables. Es posible que las opciones aún no sean perfectas, pero es crucial que nosotros (individuos, empresas y gobiernos) comencemos a tomar medidas para ser mejores. Está claro que una nueva visión compartida requerirá modificar los sistemas de producción y forjar nuevos caminos. Me doy cuenta de que es un gran desafío, aunque podremos lograrlo si estamos todos convencidos de la urgencia y unidos. ¿Crees que la conversación en torno a la emergencia climática está cambiando en los últimos años? Sí, la narrativa ha pasado del sacrificio a la oportunidad a través de la innovación. Y los jóvenes tienen mucho que ver en eso. Mis hijos me dan esperanza. Son curiosos y emprendedores. Es genial verlos defender sus creencias y actuar. Ellos son el futuro, y si puedo usar mi voz y mi plataforma para cerrar la brecha entre su generación y la mía y llamar la atención sobre temas prioritarios, lo haré.
«LA VIDA COMO LA CONOCEMOS NO EXISTIRÍA SIN UN OCÉANO EN BUENAS CONDICIONES»