La artista
Las piscinas de Rachel Valdés
Sus piezas son un culto a la tierra y al espacio. Tiene una obsesión por el reflejo, por lo que existe y por lo que no. Le gusta jugar y crear un paisaje dentro de otro. Lee al escritor cubano Pedro Juan Gutiérrez y admira la obra de Sorolla. Vive a caballo entre La Habana –donde ama pintar–, Barcelona –donde desembarcó para continuar su carrera de Arte– y Madrid –donde tiene su estudio, una fusión cultural palpable–. Aunque también puedes encontrarla acompañando a su pareja, Alejandro Sanz, en alguna de sus giras. Ella es Rachel Valdés (La Habana, 1990) y presenta su primera exposición individual en Madrid, en la galería La Cometa (hasta el 16 de junio, galerialacometa.com). Bajo el título Piscinas, reúne 21 piezas, desde acuarelas hasta fotografías, pasando por dibujos digitales y una instalación sonora con esos inmensos estanques vacíos, que pueblan la capital cubana, como protagonistas. Comenzó con esta serie hace más de diez años y es una verdadera reflexión sobre los escenarios deshabitados. «No quiero darle un tono fatalista. Aunque hablo del aislamiento, de la soledad, del vértigo. Pero a la vez son como templos. No dejan de ser paisajes arquitectónicos, para mí de una belleza inmensurable. Esas paredes de concreto, llenas de estructuras perfectas, corrompidas pero fuertes, que, a lo mejor, en algún momento volverán a funcionar como en el pasado». Y continúa: «Las piscinas, en tanto elementos casi urbanos, subyacen en la intimidad de mis sueños. Se adscriben a mi espectro de obsesiones formales como las pirámides, los laberintos, la arquitectura, en general: componentes todos de mis recorridos por dentro y por fuera de mí misma».
SUS OBRAS TIENEN COMO PUNTO DE PARTIDA SUS EXPERIENCIAS, COMO LA DEL CENTRO DONDE RECIBIÓ SUS PRIMERAS CLASES DE NATACIÓN.