La historia

Cómo sobrevivir a un divorcio y reírte en el intento

Es fan de Nora Ephron, seguidora de las andanzas literarias de Adrian Mole, escribe desde la cama y entre sus películas favoritas están las comedias románticas Notting Hill, Cuando Harry encontró a Sally y El diario de Bridget Jones. «Vería 24 horas de metraje de gente encantadora hablando de relaciones en diferentes restaurantes», dice Monica Heisey. La escritora, cómica y guionista de series de televisión de éxito, como Schitt’s Creek, se estrena en la literatura con su novela hilarante Estoy genial, gracias (Contraluz). Un himno agridulce de las rupturas inspirado en sus experiencias cuando su matrimonio se vino abajo. No tenía ni 30 años ni habían llegado a los dos años casados. Su personaje principal, Maggie, te robará el corazón y te arrancará una carcajada.

¿Por qué elegiste este título?

Es la mentira que le dices a los conocidos cuando te preguntan cómo estás. Pero también refleja que algo que parece lo peor del mundo puede ser bueno para ti a largo plazo. Cuando Maggie usa esa frase, ¿trata de convencerse a sí misma de que realmente está genial?

Sí. Ella pasa gran parte del libro creyendo que está manejando todo bastante bien y, a los dos tercios del camino, se ve obligada a enfrentar lo mal que va.

¿Te identificas en algo con tu protagonista?

¡Claro! Fue muy agradable empezar a construir una narradora con rasgos que reconocía de mí y de mis amigos y seres queridos, y luego tener la libertad de dar volantazos y alejarme mucho de cualquier cosa que yo haría o pensaría.

¿Qué no se debe decir o hacer nunca cuando alguien se divorcia?

Soltar un «te lo dije» o «lo veía venir». Y, luego, no hacer demasiadas preguntas al principio.

¿Hemos entrado en una era posromántica en lo que a romance se refiere?

Creo que las citas modernas están bastante reventadas. No soy una gran fan de las aplicaciones tipo Tinder. No me parece una forma muy divertida de conocer a alguien.

¿Qué cambios plantearías en las citas actuales?

Mi obsesión ahora es la idea de que el sexo o los encuentros casuales no son lo opuesto a la intimidad. No sé cómo hemos llegado al punto en el que las opciones son: estar enamorados, comprometidos y públicamente juntos, o tratar a tus parejas sexuales como la suciedad de tu zapato.