GOOD BYE, KARL
Interpretar al káiser de la moda le ha chupado la sangre como una sanguijuela. Una OBSESIÓN tapizada de rutilantes vestidos, amargas rivalidades ( con Yves Saint Laurent a la cabeza), amores y desenfreno que se estrena ahora en formato serie bajo el título de ‘ Becoming Karl Lagerfeld’.
Se abre el telón. Aparece un joven de frente despejada, gafas generosas, botines negros con cremallera, barba y bigote que llevan días sin conocer una cuchilla, cazadora y pantalones de pata de elefante. De fondo, suena Blondie. Son los años 70. Es el actor Daniel Brühl ( Barcelona, 1978) en la piel de Karl Lagerfeld antes de ser el gran Karl Lagerfeld, cuando tejía e hilvanaba prêt- à- porter, se enamoraba de Jacques de Bascher y la alta costura era un sueño. Se abre el telón. Aparece Daniel Brühl vía Zoom ( ese invento diabólico tan pandémico) sentado en un taburete, en medio del bullicio del Festival Canneseries, minutos antes del estreno de Becoming Karl Lagerfeld ( 7 de junio, en Disney+), de los dos primeros episodios de los seis que cuentan las andanzas del diseñador antes de convertirse en el icónico diseñador. « Ha sido un personaje muy complejo que me ha obligado a entrar en órbitas desconocidas para mí, como la de la moda, el mundo homosexual, sentirme satisfecho y libre con el francés, penetrar en su actitud, que es muy diferente a la mía... Tuve que buscar el equilibrio para no exagerar y no ser un imitador, sino hallar algo propio. Fue complicado y muy interesante, porque Lagerfeld va mucho más allá de la moda, era un intelectual, interesado en todos los aspectos del arte y en ningún momento me aburrí. En el tiempo libre que tuve en París durante el rodaje, me preguntaba: “¿ Qué haría ahora Karl?”. Iba a los cines a los que él acudía, a los cafés o charlaba con gente que le conocía » .
Al actor se le nota feliz, al menos contento. Sonríe, se expresa en castellano, algo que agradece y encima está en Cannes, qué instantes... « Me inunda una sensación nostálgica y agradable, porque pienso en 2004, cuando estuve por primera vez con el film Los edukadores en competición, luego con Malditos bastardos... En fin, muchos recuerdos. Es muy lindo que podamos estrenar la serie aquí » . A sus 45 años, este afable hispano alemán ( siempre es un gusto charlar con él) lleva en la maleta un nutrido cargamento de películas, véanse las citadas anteriormente, Good Bye, Lenin!, Joyeux Noël, Rush, Capitán América: Civil War, Salvador ( Puig Antich) o Next Door ( como director), entre otras. Pero interpretar al bisoño Lagerfeld, ay... « Ha sido una obsesión, y eso me encanta. Frío, agotado, después lleno. Tengo la sensación de haberlo dado todo, el orgullo de que he ido al grano, he sentido este papel a muerte. Habrá gente, sobre todo en Alemania ( Karl nació en Hamburgo), que dirá “no, así no era él, así no hablaba ni ha hecho esto o aquello”, porque hay un puñado de contradicciones cuando entras en su mundo, lo ves al leer su biografía, también porque él mismo mintió sobre su vida al contar su pasado. Al final, como actor, tienes que tomar tus propias decisiones y seguir tu intuición, defender tus ideas. Sólo habrá dos o tres personas que lo hayan tratado íntimamente, la mayoría conoce el personaje que creó » . No se fundieron como amigos del alma, pero Daniel Brühl también tuvo el gusto de
« LA VANIDAD, LA HUMILLACIÓN, LA FRUSTRACIÓN, EL SER RECHAZADO, QUE LA GENTE NO TE TOME EN SERIO... POR TODO ESO YO HE PASADO COMO ACTOR, POR SUPUESTO. Y TAMBIÉN HE SIDO UN GRAN MENTIROSO »
toparse con el modisto en la vida real, « y fue una experiencia buena, cortita, me encontré al personaje artificial, muy cariñoso conmigo, con mucho sentido del humor, inteligente, rápido, enérgico. Pero no conocí a la persona. Me hizo unas fotos que al final he encontrado gracias a un asistente que, creo, me las va a enviar. Me haría mucha ilusión tener esos retratos » . Daniel y Karl compartieron ese momento de tú a tú, el abrumador firmamento de las apariencias ( el cine, la moda...) y la mentira como medicina: « Siempre que interpretas a un personaje, aunque parezca muy lejano, descubres muchos aspectos que tienes en común. El hecho de querer ser querido, respetado y apreciado lo conozco muy bien por mi profesión. Los temas de la vanidad, de la humillación, de la frustración, el ser rechazado, que la gente no te tome en serio... Por todo eso yo he pasado como actor, por supuesto. Y también he sido un gran mentiroso. De pequeño y de adolescente, para hacer mi persona y mi pasado más interesantes de lo que realmente eran, me inventé unas chorradas patéticas, como que mis padres eran íntimos amigos de Miró. Qué cosas... Teníamos una casa en el Baix Camp, al lado de Montroig, donde pasó mucho tiempo el pintor, y en mi imaginación él siempre aparecía a tomar el té por nuestra casa, y cuando mi profesor de arte se lo comentó con admiración e impresionado a mis pobres padres, salió a la luz que todo era falso. Imagínate la vergüenza » . Aparte de trolas y embustes para tapizar el ego, el intérprete se dio de bruces con la realidad que exhala el best seller Kaiser Karl, de Raphaëlle Bacqué, el libro en el que se inspira la producción y que narra el despegue del icono de la moda, su agria rivalidad con Yves Saint Laurent, sus fantasmas, anhelos... « Nadie es perfecto. Hay ideas que él expresó ya de mayor que no comparto para nada, pensamientos que nacen de miedos y complejos. Nosotros contamos la historia antes de la fama, la parte que nos hace entender en qué se convirtió como hombre más adelante. Me quedo con su curiosidad, su hambre, su ambición y con que no paró hasta el final. Ojalá que yo pueda mantener esa energía como actor, productor y director. También con el gusto de rodearse de gente joven para no perder el pulso y el contacto con lo que pasa en la sociedad. Pero para nada con esa vida tan vip, poco sana, porque el mundo de la moda es mucho más loco que mi industria, y esa existencia tan solitaria... Busco un equilibrio más saludable que, afortunadamente, he encontrado con mi mujer y mi familia. Me abruma demasiado eso de los circos, de la gente, de la locura que estamos viviendo.
Sinceramente, no entiendo como él podía hacer tantas cosas a la vez, rodearse de cientos de personas y todo a un ritmo increíblemente rápido. Es alucinante » .
Suena bien que Daniel Brühl se haya llevado a casa, en su interior, en su corazón, en su cabeza, algo de Karl Lagerfeld. Pero de su armario, ni un vestigio, ni una puntada: « Esos tiempos eran muy estrambóticos. Cuando la directora de vestuario me preguntó si quería quedarme algo, le contesté que ni una pieza, que no voy al carnaval de Canarias o de Colombia, no puedo vestir nada de eso. Aunque me ha enriquecido mucho este rodaje, porque estuve unos días con la firma Chloé y me dieron un curso intenso de moda. Aprendí mogollón: a dibujar, a coser y detalles del negocio. Mi respeto hacia los diseñadores ha aumentado aún más, porque reconozco su dedicación y la presión a la que están sometidos, como dije antes, ese pulso tan poco sano, tan acelerado; montan un desfile y ya tienen que pensar en el próximo » .
Queda claro que Daniel y Karl no comparten afinidades estéticas, vale. Pero esa ansia por largarse del nido y descubrir nuevos territorios, sí: « Hamburgo es una ciudad muy orgullosa, con una historia comercial de primer orden, en Alemania dicen que es la puerta al mundo. En una ocasión, le preguntaron a Lagerfeld, en una entrevista cuando fue allí a presentar un desfile, que por qué no se había quedado en Hamburgo, ya que es la puerta al mundo, y dijo que, precisamente por eso, porque es la puerta y él quería el mundo, por eso se fue a París. Era muy locuaz, con ese famoso sentido del humor tajante. Es algo que tengo en común con él, gracias a mi familia y a haber nacido en un entorno multicultural, comparto esa ambición de salir de mi país y cruzar fronteras » .
El tiempo se acaba y nos despedimos del actor, le dejamos que disfrute del estreno de Becoming Karl Lagerfeld, dirigida por Jérôme Salle ( episodios 1, 2 y 6) y Audrey Estrougo ( capítulos 3, 4 y 5). ¿ No es un poco lío? « Es refrescante en una serie, que es un proceso tan largo, cambiar de director. Cuando entras en una rutina y sientes miedo de repetirte y volver a lo que ya has hecho, está muy bien que venga otro con una visión un poco diferente y además que sean una mujer y un hombre. Para mí, que ahora quiero dirigir mi segunda película, es muy interesante observar cómo trabajan diferentes realizadores sobre el mismo proyecto. Estoy en la fase de escribirla, puede que la ruede en España, más no te puedo decir » . No te preocupes, Daniel, ya nos has contado bastantes cosas. ■