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Cómo mantener un éxito profesional precoz
Alcanzar una meta motiva a los profesionales y es su desafío para avanzar. Cuando el éxito llega demasiado pronto, el reto es más desafiante si cabe. Se trata de mantener y consolidar una carrera al mismo nivel. El trabajo, la humildad y una pizca de ego
Se habla de quererse, de tener cierta autoestima... Sin embargo, llevar al extremo este ejercicio suele inflar el ego, esa valoración excesiva de uno mismo que perciben los demás más que quien la padece, y que puede lastrar una carrera brillante.
⬤ José Luis Gugel, socio y fundador de The Key Talent, asegura que “despojarse del ego es entender que el éxito no lo define nadie, que lo definimos nosotros. Es la tranquilidad de saber que has dado lo mejor para avanzar en tu propósito”. Aconseja al profesional que redefina el éxito, que haga que no dependa de la validación de los demás, “estarás generando gasolina para no dejar de remar nunca en la buena dirección”.
⬤ Para Gonzalo Martínez de Miguel, CEO de Infova, “el ego es bueno y saludable. La autopercepción positiva sobre tus capacidades, multiplica la responsabilidad contigo mismo y las expectativas de resultados. Eso es lo que mete presión”.
⬤ Puri Paniagua, partner en Pedersen&Partners, explica que “despojarse del ego requiere ser consciente de que todos tenemos capacidades y limitaciones, y que gran parte de los éxitos son coyunturas que pueden no ser duraderas en el tiempo. Sólo desde la humildad se puede crecer, porque implica reconocer que hay espacio de mejora”. sión de uno mismo”, subraya Pardo, quien recuerda que “en el mundo del cine se habla del ‘mal de la alfombra roja’. Todos conocemos casos de niños y jóvenes estrellas que han tirado sus vidas por la borda, fruto de un éxito demasiado temprano y falta de asesoramiento”.
La madurez
Sin embargo, en la polvareda mediática de éstos y otros éxitos, a menudo se obvia el camino recorrido que, en el caso de Alcaraz, no por ser más corto es menos encomiable. Genoveva Vera, coach ejecutiva, apunta que “es muy probable que en su entrenamiento se haya trabajado la visualización de este momento para que sirva como un elemento más de motivación”. Esta experta en liderazgo no cree que determinados éxitos, aunque hayan llegado demasiado pronto, sean flor de un día: “Alguien que se forma y se prepara de manera concienzuda para alcanzar sus metas suele ser una persona de relativa madurez, que cuando lo logra, continúa trapara seguir consiguiendo nuevos objetivos”.
Una opinión que comparte Gonzalo Martínez de Miguel, CEO de Infova. Coincide en que el éxito temprano consolida la idea de que eres bueno en esa disciplina, “refuerza tu autoestima y te da seguridad. Por otro lado despierta siempre el deseo de seguir ahí, de demostrarte y demostrar que no eres flor de un día. Si el éxito es casual te puede desestabilizar mucho. Si el éxito temprano es fruto del trabajo continuado, lo vas a vivir como parte del camino”.
El miedo y... la pereza
En ese recorrido pueden surgir algunos aceleradores y... obstáculos. Paniagua subraya que “alcanzar el éxito pronto puede ser un catalizador, si la persona entiende sus capacidades, las sigue desarrollando y evolucionando”. No obstante, advierte de que “existe el riesgo de no asumir dicha situación, autogenerarse inseguridades, tener miedo a no poder seguir repitiendo el éxito o a decepcionar. Eso es una espiral negativa”.
La pereza también forma parte del lado oscuro del éxito y, como el miedo, puede dinamitar cualquier carrera. Dice Gugel que “el éxito nos vuelve perezosos. Nos quita la motivación y las metas que cumplir. Es muy importante mantener la disciplina y entender que mantenerse en lo más alto debe ser una meta en sí misma. El ego, los malos consejeros y la sensación de que podemos tenerlo todo son los grandes enemigos. Muchas carreras profesionales se truncan en el éxito y no en los fracasos”. Martínez de Miguel concluye que “si el éxito es inconsistente, si llega por azar, puede no repetirse y defraudar así las expectativas. Otra cosa es que tu entorno digiera tu éxito peor que tú y su comportamiento te termine destruyendo”.
Nancy Collamer es una coach de carrera profesional, autora del libro titulado Second-act careers: 50 + ways to profit from your passions during semi-retirement. Resulta útil hacer caso a Nancy, no sólo por sus consejos sobre cómo elaborar un currículo, sino porque entre sus recomendaciones incluye que éste no sea sólo una “lección de historia”, y porque sugiere que hay que resaltar los logros más recientes y los nuevos talentos adquiridos, manteniendo el foco en los últimos diez años de experiencia profesional relevante... Así, cabe la posibilidad de que la última década de nuestra carrera profesional sea nuestro mejor y más fructífero periodo laboral en un escenario de actividad en el que ya no permaneceremos en la misma empresa durante toda nuestra trayectoria, y en el que tendremos entre cinco y siete empleos en una misma vida laboral, y habrá que prepararse incluso para cambiar de carrera, sector o profesión nada más comenzar, a medio camino o bien entrada nuestra vida profesional.
Nuevo empuje
Mucho antes de la pandemia del coronavirus casi todo el mundo era consciente de que tendría que trabajar cada vez más años, extendiendo su vida laboral hasta más allá de los 70.
Ya desde entonces muchas compañías reconocían no estar preparadas para esta nueva realidad que contempla la integración de profesionales incluso septuagenarios. En los debates constantes sobre diversidad e inclusión, multitud de organizaciones olvidaban –aún hoy lo hacen– incluir la discriminación por edad... También en los procesos de selección. Guillem Recolons, socio de Soymimarca, recuerda que “ser sénior es más cuestión de experiencia que de edad”.
Llegó la pandemia, con sus cambios e incertidumbres, y el hecho de asimilar la edad avanzada y la veteranía con la experiencia, la visión estratégica, la resiliencia y las competencias profesionales necesarias llevó a preguntarse qué lugar ocuparían los sénior en el panorama profesional pos-Covid, teniendo en cuenta que éstos serán cada vez más valiosos. Javier Blasco, director The Adecco Group Institute, destaca el valor de las competencias, y asegura que los conocimientos, que caducarán cada cinco años, se retroalimentan con esas competencias. Añade que “las empresas valoran cada vez más a los freelance internos, la actitud, el conocimiento, el liderazgo, la inteligencia emocional, el compromiso o la lealtad... Y gran parte de esas capacidades más demandadas son comunes a la gente más sénior”.
Cuando en la primavera de 2020, en plena pandemia, Italia ponía al frente de la recuperación del país a un sénior como Vittorio Colao, la socia fundadora de Talengo, Krista Walochick, recordaba que los sénior “son la voz de la experiencia, de haber vivido varios ciclos y de gestionar con eficiencia, de dominar los ajustes organizativos, o cuestiones de refinanciación”. Walochik aseguraba entonces que esa voz, más que nunca, era crítica, y sugería poner esos perfiles en activo en un nuevo modelo que uniera la experiencia con la disrupción tecnológica.
Ya no se trata sólo de generar la propia empleabilidad, sino de que ésta dure cada vez más tiempo, y pueda nutrirse de las habilidades que vamos adquiriendo y consolidando durante nuestra carrera. Andrés Pérez Ortega, consultor en estrategia personal, cree que en esa última etapa que ahora se puede considerar decisiva “uno ya tiene todo lo que necesita: puede aplicar todo lo acumulado y es el momento de trabajar con las ideas, lecciones, meteduras de pata, red de contactos o prestigio adquirido durante décadas. Toda esa materia prima puede convertirse en una oferta y se le puede sacar partido usando la tecnología que le permita hacerlo desde donde le apetezca”.
Plantear que el último lustro o la última década de actividad profesional sean los más brillantes, de mayor satisfacción, reconocimiento y recompensa emocional y financiera implica que ese último tramo laboral dejará de ser un periodo de descuento que deseamos que pase cuanto antes para que llegue por fin la jubilación.
Preparar el futuro
Este nuevo enfoque de la carrera profesional no es sólo para veteranos entrados en edad. También vale para las nuevas generaciones –Millennials y Z–, que deben preocuparse a partir de ahora de planificar cuidadosamente este reto y este nuevo plazo profesional.
Quienes están hoy en el inicio de su trayectoria laboral tienen por delante cerca de 50 años de empleos, nuevas profesiones, modelos de actividad nunca vistos y fórmulas de valoración y recompensa que nada tendrán que ver con las tradicionales. Sin olvidar algo que ya estaba presente mucho antes de la pandemia: la relación entre empleado y empleador ha cambiado radicalmente. Así, esta planificación minuciosa –pensar a largo plazo, tratando de adelantarse a las variaciones del mercado– resulta determinante para aprovechar las oportunidades futuras, teniendo en cuenta además que las transformaciones vertiginosas del escenario laboral se han convertido en algo muy difícil de predecir, y que llegan cambios cada vez más rápidos, con multitud de implicaciones.
Javier Blasco insiste en que la planificación de la trayectoria será estratégica, y “habrá que determinar qué habilidades debemos entrenar en cada momento, en un proceso de recualificación continua”.