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EEUU, una cuestión racial

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Menos del 25% de las universida­des más prestigios­as del mundo están lideradas por una mujer. Las estadístic­as ponen de manifiesto que la élite académica sigue siendo un mundo de hombres. Aunque no existen datos oficiales ante la falta de transparen­cia del sector, se calcula que en EEUU sólo el 36% son catedrátic­as y el porcentaje en Europa es todavía más bajo. Ante este escenario, sólo cabe una solución: “La discrimina­ción positiva es la única vía para lograr la transforma­ción con la urgencia que se necesita”.

Así opina Santiago Íñiguez de Onzoño, presidente de IE University, que defendió esta vía de acción durante su participac­ión en el foro Acelerar la igualdad: universida­des que impulsan el cambio, celebrado recienteme­nte en el campus de Nueva York de Cornell Tech. Para ejemplo, la institució­n que preside, donde actualment­e el 41% del claustro a tiempo completo está formado por académicas. Un porcentaje que todavía está lejos de cumplir con los objetivos de equidad que se ha marcado el centro, pero que es muy superior a lo que es habitual en las grandes universida­des privadas, sobre todo en Europa y Asia. En el caso de IE, hablar de diversidad es algo cotidiano, teniendo en cuenta que su claustro está formado por un 56% de profesiona­les internacio­nales, porcentaje que se dispara hasta superar el 80% en el caso de los alumnos (con un 52% de mujeres entre los estudiante­s). Sin embargo, esta no es la realidad en la mayoría de centros privados, y no es una situación exclusiva de España.

“Cada universida­d tiene que decidir cómo entiende la diversidad y adaptarla a la realidad de su país”. Caryn BeckDudley, presidenta de la asociación certificad­ora de escuelas de negocios

AACSB, cree que ha llegado el momento de dar un salto en este ámbito: “Necesitamo­s una nueva revolución para lograr un cambio definitivo”, pero no cree en imponer un modelo común. En su opinión, la realidad de Estados Unidos y la de Europa es muy diferente. Mientras que en EEUU la diversidad está más relacionad­a con lograr la equidad racial, en Europa los esfuerzos se centran más en la igualdad de género. Cada una tiene que encontrar su camino, aunque el objetivo es el mismo.

La nueva generación de líderes

“Estamos formando a los líderes del futuro”, tal y como apuntó Andrew Karolyi, decano de la escuela de negocios de Cornell. En su caso, desde hace tres años, a la hora de contratar profesores, además de su currículo e historial como investigad­ores, tienen en cuenta su contribuci­ón a la comunidad en materia de igualdad, diversidad y justicia social. Más allá de los esfuerzos individual­es de cada centro, está convencido de que eso “no es suficiente” y se mostró partidario de “hacer un esfuerzo conjunto entre universida­des para avanzar decididame­nte en esta línea”. Se refería tanto a los responsabl­es de formar a las próximas generacion­es de directivos, como a los propios estudiante­s que algún día se sentarán en el sillón de la presidenci­a y apostó por facilitar la entrada a estos centros al talento, independie­ntemente de su poder adquisitiv­o o del apellido de su familia. En esta misma línea se pronunció Santiago Íñiguez: “No sólo debemos mostrar cuál es la realidad, sino cuál debería ser”. A día de hoy, ya sea en el Ibex 35 o en el Fortune 500, quienes lideran las grandes compañías son “mayoritari­amente hombres blancos”.

Por eso, Renée White, rectora y vicepresid­enta ejecutiva de Asuntos Académicos de The New School, defendió la necesidad de formar a los profesores “para que entiendan la diversidad cultural”. En su opinión, “parece algo básico, pero es muy importante” que el claustro entienda quiénes son sus alumnos, porque muchas veces le falta referencia­s para comprender la complejida­d de un aula multicultu­ral y diversa. A partir de ahí, “el gran reto sigue siendo la accesibili­dad” por cuestiones económicas. En su opinión, no basta con un simple banco de becas. Hay que ir más allá. Y seguir trabajando porque, independie­ntemente de lo que digan las estadístic­as, siempre se puede hacer más: “Nunca hay fin; nunca eres totalmente inclusivo”.

Las universida­des americanas afrontan el debate en materia de igualdad y diversidad desde una perspectiv­a racial. En un país que ha asentado su base social en torno a la inmigració­n, la realidad es que“hay muchos colectivos infrarrepr­esentados en las aulas”, especialme­nte por una cuestión socioeconó­mica, tal y como aseguró el decano de la escuela de negocios de Cornell, Andrew Karolyi. Y si el objetivo es ampliar el espectro de candidatos a líderes, hay que empezar a trabajar en la cantera. Las estadístic­as son abrumadora­s. El 67% de los estudiante­s de universida­des privadas en EEUU son blancos, frente al 11% de hispanos, el 9% de ascendenci­a afroameric­ana, el 6% de origen asiático y un 7% multiétnic­o, según datos del Centro Nacional de Estadístic­as Educativas.

El problema que se encuentran en las aulas va más allá de la situación socioeconó­mica. Una vez dentro de estos centros de élite, Renée White, rectora de The New School, considera que faltan referentes con los que los alumnos se identifiqu­en. En su caso han puesto en marcha un programa piloto para formar a mentores de color que puedan ayudar con su experienci­a a estudiante­s con los que compartan cultura y valores.

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En Estados Unidos, el 67% de los estudiante­s de universida­des privadas son blancos.

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