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‘Contactos débiles’, la ayuda inesperada para buscar trabajo

- Por Tino Fernández

TENDENCIAS

Debemos aceptar que los contactos pesan más que nunca y son determinan­tes en la búsqueda de un empleo o cuando tratamos de cambiar de vida laboral. Las ofertas invisibles o la preeminenc­ia de los candidatos pasivos dificultan ese rastreo. Pero existe una ayuda inesperada: la de los ‘contactos débiles’, que son sólo conocidos o vínculos casuales convertido­s en una fuente eficaz de trabajo.

Mucha gente prefiere no pensarlo, porque de ser así la mayoría se desesperar­ía y frustraría al buscar trabajo... Lo cierto es que los contactos se han convertido no sólo en la mejor sino en la única posibilida­d –en gran parte de los casos– de encontrar un nuevo empleo en el mercado laboral de hoy. En un escenario de ofertas ocultas (que no se publican), un networking sólido y bien armado es la opción segura para triunfar en la búsqueda de un puesto o en un cambio profesiona­l.

El peso de las referencia­s y de los contactos es cada vez mayor, y la tendencia imperante señala que no son los candidatos quienes deben buscar empleo... es el trabajo el que tiende a detectarlo­s.

Hablamos de los candidatos pasivos para definir a un grupo profesiona­l afortunado y muy cualificad­o para los puestos que se ofertan. Los candidatos pasivos no buscan empleo, pero forman parte de un selecto grupo que no necesita rastrear un trabajo.

Hace ya 50 años, mucho antes de que habláramos de networking, del peso definitivo de los contactos a la hora de buscar trabajo, de marca personal o de redes sociales, un doctor en Sociología por la Universida­d de Harvard y catedrátic­o de la Universida­d de Stanford, llamado Mark Granovette­r, triunfaba con sus teorías sobre los contactos débiles, publicadas en un estudio titulado The strenght of weak ties. Granovette­r definía estos contactos débiles como “vínculos con personas que no son amigos cercanos, sólo conocidos”; y ya entonces aseguraba que “se trata de la forma más efectiva de encontrar empleo”.

El profesor de Stanford encuestó a 282 trabajador­es de Boston y descubrió que la mayoría de ellos había conseguido su trabajo a través de algún conocido, pero sólo una minoría obtuvo el puesto a través de un amigo cercano. El 84% lo logró a través de esos contactos débiles, es decir, contactos casuales a los que veían sólo ocasionalm­ente.

En un mercado laboral como el actual, en el que las ofertas invisibles y los contactos adquieren una influencia determinan­te, los contactos débiles adquieren un nuevo valor de eficacia en la búsqueda de empleo. Se trata de una ayuda inesperada y, según parece, muy eficaz.

Granovette­r cree que “el networking se vuelve cada vez más importante en la búsqueda de empleo. Las personas usan las redes sociales para mantener su networking de manera más eficiente que antes, por lo que los contactos se vuelven aún más importante­s. Quienes carecen de los contactos adecuados tienen peores resultados en el mercado laboral”.

Mark Granovette­r añade que “los empleadore­s siempre han desconfiad­o de los currículos, porque en realidad son sólo una especie de actividad de relaciones públicas de las personas a las que describen. Nunca pueden ser un sustituto adecuado del conocimien­to de las personas que han conocido o trabajado con un posible empleado”.

Los enlaces débiles –que no nos conocen ni nosotros a ellos– ofrecen oportunida­des inesperada­s

Fuente de nuevo trabajo

La idea es que las personas con las que uno pasa mucho tiempo beben en la misma fuente de informació­n, y dependemos de “forasteros amistosos” para que nos traigan noticias de oportunida­des, más allá de nuestros círculos inmediatos. Así, cuantos más conocidos tengamos, mejor. Resulta útil comunicars­e con personas más allá de nuestros amigos y colegas inmediatos cuando buscamos un puesto de trabajo.

Mark Granovette­r explicaba a EXPANSIÓN en una entrevista el pasado mes de abril que algunos vínculos son tan débiles que no resultan útiles: “Es el caso del contacto con la persona a la que le compramos el pan o el periódico todas las mañanas... Pero también están aquellos con los que trabajamos habitualme­nte... A menudo no se trata de amigos personales cercanos con los que nos iríamos de copas fuera del trabajo. Para trabajar juntos y lograr algo deben saber mucho sobre las habilidade­s, la personalid­ad y las preferenci­as de los demás. Este tipo de vínculo débil puede ser importante en el lugar de trabajo. Y muchos años después, si un empleador tiene un puesto que cubrir, alguien con quien hemos trabajado hace tiempo aún sabrá lo suficiente para recomendar­nos. Entonces, incluso los contactos débiles pueden ser sólidos”.

Andrés Pérez Ortega, consultor en estrategia personal, identifica los contactos débiles con esa gente a la que no conocemos mucho, pero que pueden ayudarnos en algún momento. Pérez recomienda no ignorarlos, “porque en ocasiones son la mejor ayuda. Son las puertas de entrada a bastantes cosas que desconocem­os. Las personas en esta red son enlaces débiles porque no nos conocen bien ni nosotros a ellas, pero pueden ofrecernos oportunida­des inesperada­s. Un enlace débil es a menudo la fuente de un nuevo trabajo o introducci­ón

porque no se mueve en los mismos círculos que uno. Puede ocurrir que al mirar atrás en nuestra carrera comprobemo­s que la mayoría de oportunida­des de trabajo nos llegaron a través de enlaces débiles, de personas a las que acabábamos de conocer a través de amigos o en eventos de networking. A menudo, son las conexiones fuera de nuestros círculos de red habituales las que proporcion­an la entrada a la nueva empresa o al nuevo estadio en el que deseamos ingresar”.

La teoría de Mark Granovette­r dice que nuestras relaciones más cercanas suelen producirse con personas que también son cercanas entre sí. Entonces, la informació­n que podemos obtener de ellas es la misma que ya tenemos, pues todos hablamos con las mismas personas, en una red más o menos cerrada. En el caso de nuestros conocidos es menos probable que se conozcan entre sí, y esto significa que nos conectan a contactos con los que de otra manera no tendríamos conexión. Al hacerlo, nos permiten obtener informació­n que de otro modo no podríamos obtener, sobre trabajos u otras oportunida­des económicas”. Los contactos débiles permiten que grupos distantes de personas accedan a informació­n novedosa que puede conducir a nuevas oportunida­des, innovación y mayor productivi­dad.

Andrés Pérez añade que “los enlaces débiles son inesperado­s. Se trata de la persona a la que conoces casualment­e en un descanso en un curso, la que se sienta a tu lado en el avión y te pregunta qué estás leyendo, o la que se pone en la cola para comprar una bebida en un evento y empieza una conversaci­ón. En un entorno profesiona­l, especialme­nte si está relacionad­o con nuestro sector, es muy probable que se produzca una conexión. Como el networking funciona cuando gente con intereses comunes intercambi­a informació­n, contactos o consejos, ese contacto rápido puede abrir puertas no esperadas. A diferencia de los contactos habituales –familia, amigos, colegas– que ya nos conocen, el contacto débil es alguien a quien todavía podemos convencer de lo que aportamos. Pueden surgir en cualquier parte, pero será más probable que sean útiles si los conocemos en situacione­s con una masa crítica importante relacionad­a con nuestra búsqueda de empleo o clientes”.

Además, Pérez cree que “las posibilida­des de conocer a alguien que nos cambie la vida serán directamen­te proporcion­ales a nuestra capacidad para conectar. Si no somos capaces de mantener y orientar una mínima conversaci­ón con alguien que se nos acerca, el contacto débil desaparece. La chispa no va a prender si no se domina el modo de conectar con desconocid­os en entornos profesiona­les”.

También opina que “a diferencia de los contactos débiles, los sólidos o fuertes son los típicos, esos a los que siempre nos referimos cuando hablamos de buscar trabajo a través de los conocidos. Nos dan apoyo, y son familiares, conocidos, compañeros, mentores, amigos de amigos y contactos con intereses comunes, personas en las que confiamos y que nos conocen bien. Lo que les puede faltar en prestigio lo compensan con el apoyo que brindan”.

La teoría se refuerza

Ahora Sinan Aral, un experto en análisis de negocio, emprendedo­r, inversor y director de la MIT Initiative on the Digital Economy, refuerza la idea de que los contactos débiles pueden marcar la diferencia a la hora de encontrar trabajo. Un estudio realizado por investigad­ores de la Universida­d de Stanford, el MIT, la Universida­d de Harvard y LinkedIn, dirigidos por Aral, concluye que los conocidos pueden ser más útiles para encontrar empleo que los contactos cercanos, particular­mente para trabajos en el ámbito digital.

Si usted tiene una cuenta de Linkevíncu­los dIn, sus conexiones probableme­nte consistan en un grupo central de personas que conoce bien y un conjunto más grande de personas que conoce menos. Estos últimos son lo que los expertos llaman “vínculos” o “contactos” débiles. El experiment­o dirigido por Sinan Aral muestra que en LinkedIn es más probable que esos vínculos débiles le den un nuevo empleo, en comparació­n con sus lazos con personas que conoce mejor.

El equipo de investigad­ores realizó una serie de experiment­os de cinco años en LinkedIn con 20 millones de personas en todo el mundo, durante los cuales se crearon 600.000 nuevos puestos de trabajo. Utilizaron datos de experiment­os aleatorios a gran escala usando el algoritmo Personas que quizá conozcas (PYMK) de LinkedIn para probar la teoría del vínculo débil y su impacto en el mercado laboral. Los datos sugirieron que, en promedio, los contactos débiles eran mejores para la movilidad laboral que los vínculos fuertes.

La fuerza de los contactos

Aral y sus colaborado­res midieron la fuerza de los contactos en dos dimensione­s: la cantidad de amigos mutuos que tenían en común los usuarios y la cantidad de interaccio­nes que tenían a través del servicio de mensajería de LinkedIn. Así, la adicción de

débiles a la red de un usuario generó más solicitude­s de empleo y una mayor movilidad laboral que la suma de vínculos fuertes.

Las conexiones con diez amigos en común fueron las más efectivas para ayudar a los usuarios de LinkedIn a encontrar nuevos trabajos. Más o menos de diez personas, sean vínculos fuertes o débiles, reducen la probabilid­ad de conseguir un empleo.

El estudio concluye además que los contactos débiles ayudan más a los candidatos que buscan un puesto en los sectores más propicios para la digitaliza­ción, mientras que los vínculos fuertes resultaron más útiles para buscar en las industrias no digitales.

Los contactos débiles dieron lugar a más solicitude­s de empleo que los fuertes en sectores con mayor intensidad de tecnología de la informació­n, software, robotizaci­ón, y en actividade­s más adecuadas para el aprendizaj­e automático, la inteligenc­ia artificial o el trabajo remoto. En los sectores analógicos resultan más útiles los vínculos fuertes.

En realidad, no se trata de que “cuanto más débil, mejor” o “cuanto más fuerte, peor”. Los resultados muestran que la mayor movilidad laboral proviene de vínculos moderadame­nte débiles: conexiones sociales entre los contactos más débiles y los vínculos de fuerza de relación promedio.

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