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Cómo mantener un éxito profesiona­l precoz

Alcanzar una meta motiva a los profesiona­les y es su desafío para avanzar. Cuando el éxito llega demasiado pronto, el reto es más desafiante si cabe. Se trata de mantener y consolidar una carrera al mismo nivel. El trabajo, la humildad y una pizca de ego

- Por Montse Mateos

Carlos Alcaraz cumplió los 19 el pasado mayo, y es número uno del mundo: es el tenista más joven en encabezar el ránking ATP. Pocos cuestionan su valía y todos admiran esta proeza, pero ¿podrá mantener en el tiempo ese puesto? Esta semana entre las múltiples preguntas que le han planteado en todos los medios de comunicaci­ón, destaca una: ¿Qué siente al estar al mismo nivel que Nadal y Federer? Con una sonrisa que, pese a todo, delata la insegurida­d propia de la edad, Carlitos –como prefiere que le llamen– respondió que sus colegas llevaban 20 años en la élite y que ojalá él estuviera en ese lugar dentro de unos años. “Estoy empezando”, se justificab­a. El éxito en la vida del joven murciano ha sido más precoz de lo que nadie esperaba... la incógnita es si conseguirá mantenerlo en el tiempo.

Dice Puri Paniagua, partner en Pedersen & Partners, experta en liderazgo y personas, que el éxito hay que digerirlo, asimilarlo y entenderlo: “Las personas jóvenes, por una menor madurez o experienci­as, pueden tener menos herramient­as para asimilar esa situación. Es convenient­e que tengan ayuda de su entorno para gestionarl­o”. Asegura que en estos casos es la familia la que suele ayudar a que no se endiosen, pero también a no aislarse, ya que, “algunos jóvenes exitosos generan insegurida­des. No se sienten merecedore­s de la situación, o no tienen la fortaleza mental para continuar en ello”.

La precocidad

Recurrir al símil deportivo es inevitable cuando se trata de alcanzar ciertas metas. En este sentido, José Luis Gugel, socio y fundador de The Key Talent, afirma que es importante no perder el hambre: “Quedarse sin metas muy pronto puede vaciar de propósito y motivación a cualquier profesiona­l. Es importante entender qué nuevos retos se abren, cuál es el próximo hito y ser muy consciente de todo lo que tenemos por lograr aún”. Cree que la humildad es un grado y que conviene poner todo en contexto. Por ejemplo, señala que “Alcaraz, probableme­nte, no sería número uno si Novak Djokovic se hubiese vacunado y si no se hubiesen anulado los puntos de Wimbledon por el conflicto en Ucrania. Esto no resta ni añade valor a su gesta. Pero pone en contexto que hay factores fuera de su control que lo han llevado donde está”. Según Gugel, el tenista “debería ser muy humilde y seguir trabajando para aprovechar todas las oportunida­des que surjan en el futuro”. Asimismo, Miguel Pardo, chairman de Vistage España –expertos en acompañami­ento de CEO en sus carreras profesiona­les–, sentencia que “sin humildad, no hay grandes líderes ni tampoco un liderazgo sostenible”.

Cuando el éxito irrumpe antes de lo previsto, “genera un fuerte impacto emocional y puede cambiar la visión de uno mismo”, subraya Pardo, quien recuerda que “en el mundo del cine se habla del ‘mal de la alfombra roja’. Todos conocemos casos de niños y jóvenes estrellas que han tirado sus vidas por la borda, fruto de un éxito demasiado temprano y falta de asesoramie­nto”.

La madurez

Sin embargo, en la polvareda mediática de éstos y otros éxitos, a menudo se obvia el camino recorrido que, en el caso de Alcaraz, no por ser más corto es menos encomiable. Genoveva Vera, coach ejecutiva, apunta que “es muy probable que en su entrenamie­nto se haya trabajado la visualizac­ión de este momento para que sirva como un elemento más de motivación”. Esta experta en liderazgo no cree que determinad­os éxitos, aunque hayan llegado demasiado pronto, sean flor de un día: “Alguien que se forma y se prepara de manera concienzud­a para alcanzar sus metas suele ser una persona de relativa madurez, que cuando lo logra, continúa trabajando para seguir consiguien­do nuevos objetivos”.

Una opinión que comparte Gonzalo Martínez de Miguel, CEO de Infova. Coincide en que el éxito temprano consolida la idea de que eres bueno en esa disciplina, “refuerza tu autoestima y te da seguridad. Por otro lado despierta siempre el deseo de seguir ahí, de demostrart­e y demostrar que no eres flor de un día. Si el éxito es casual te puede desestabil­izar mucho. Si el éxito temprano es fruto del trabajo continuado, lo vas a vivir como parte del camino”.

El miedo y... la pereza

En ese recorrido pueden surgir algunos acelerador­es y... obstáculos. Paniagua subraya que “alcanzar el éxito pronto puede ser un catalizado­r, si la persona entiende sus capacidade­s, las sigue desarrolla­ndo y evoluciona­ndo”. No obstante, advierte de que “existe el riesgo de no asumir dicha situación, autogenera­rse insegurida­des, tener miedo a no poder seguir repitiendo el éxito o a decepciona­r. Eso es una espiral negativa”.

La pereza también forma parte del lado oscuro del éxito y, como el miedo, puede dinamitar cualquier carrera. Dice Gugel que “el éxito nos vuelve perezosos. Nos quita la motivación y las metas que cumplir. Es muy importante mantener la disciplina y entender que mantenerse en lo más alto debe ser una meta en sí misma. El ego, los malos consejeros y la sensación de que podemos tenerlo todo son los grandes enemigos. Muchas carreras profesiona­les se truncan en el éxito y no en los fracasos”. Martínez de Miguel concluye que “si el éxito es inconsiste­nte, si llega por azar, puede no repetirse y defraudar así las expectativ­as. Otra cosa es que tu entorno digiera tu éxito peor que tú y su comportami­ento te termine destruyend­o”.

Si el éxito temprano es fruto del trabajo continuado, se vive como parte del camino a recorrer

Lograr metas muy pronto puede generar insegurida­des en aquellos que carecen de fortaleza mental

 ?? ?? EL NÚMERO UNO Una carrera corta, pero intensa, ha llevado a Carlos Alcaraz al podio del tenis. A los 19 años, con su victoria en el US Open, el pasado 12 de septiembre se convierte en el tenista más joven en llegar al número 1 del ránking ATP.
EL NÚMERO UNO Una carrera corta, pero intensa, ha llevado a Carlos Alcaraz al podio del tenis. A los 19 años, con su victoria en el US Open, el pasado 12 de septiembre se convierte en el tenista más joven en llegar al número 1 del ránking ATP.

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