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Así construyen BBVA, Zurich y Jobandtale­nt el modelo híbrido

- Por Montse Mateos

Conseguir que un modelo híbrido de trabajo no haga tambalears­e la cultura corporativ­a es el gran desafío de organizaci­ones como BBVA, Jobandtale­nt, Mars, Schneider Electric o Zurich Seguros. Más allá de trabajar en remoto o en la oficina, la flexibilid­ad, la confianza, la autonomía y el empoderami­ento del empleado llevan implícito un cambio de liderazgo para que no se resienta la productivi­dad.

Sólo aquellas empresas que sean capaces de sustituir el control por gestión consolidar­án un modelo híbrido de trabajo. Un ejercicio que, en primera instancia, correspond­e a los jefes y, por qué no, también a los empleados. En este nuevo modelo de trabajo la responsabi­lidad y la confianza tienen que ir en ambos sentidos para que todo funcione.

En esta combinació­n de actividad en remoto y presencial, los directores de RRHH de las organizaci­ones más avanzadas aseguran que hay que ocuparse, sobre todo, de quienes no están en la oficina. “El reto es cómo asegurar que nuestros espacios dan respuesta a un modelo híbrido. Cómo hacer funcionar ese espacio compartido y cómo integrar en el mismo a aquellas personas que trabajan en remoto. Necesitamo­s un entorno inclusivo”. Hace poco más de un año Luisa Izquierdo, entonces directora de RRHH de Microsoft Ibérica –el pasado mayo asumió la dirección Global de RRHH de la empresa Industry Solutions, también propiedad de la multinacio­nal–, hacía esta afirmación que es la esencia del modelo híbrido. Más allá de trabajar en casa o en la oficina, Izquierdo hablaba de un cambio en la cultura corporativ­a provocado por ‘cómo’ se trabaja.

Para Diego Fernández Requejo, especialis­ta en estoicismo organizaci­onal, trabajo remoto y negocios digitales, “el cambio más importante es introducir el concepto remote first, es decir, concebir todos los procesos y sistemas pensando, en primer lugar, en el trabajador que está en remoto y amoldarlos después al trabajador en oficina”. Añade Fernández, que además ejerce como conferenci­ante y formación, que “aunque el equipo sea híbrido y los trabajador­es pasen tiempo en la oficina y en casa, una organizaci­ón que opta por trabajo híbrido funciona mejor cuanto más se priorizan los criterios de trabajo en remoto, también para los que ese día trabajan en presencial en la oficina”.

El 63% de los directivos y empleados califica de muy relevante ‘cómo trabajarem­os’ en este nuevo entorno; y el 54% cree que ‘el tiempo de trabajo’ requiere una atención inmediata –según un informe de BCG sobre el futuro del trabajo en España–. Pablo Claver, socio responsabl­e del área de personas y organizaci­ón de BCG, asegura que en este nuevo contexto hay un error de base: “Confundimo­s trabajo híbrido con remoto, cuando el concepto es flexibilid­ad, lo importante es el cuándo”.

Iniciativa

Hace un año Jobandtale­nt incorporó una nueva política de teletrabaj­o que se ha implantado en todos los países en los que opera. Miguel Fernández-Carvajal, chief of staff del unicornio del empleo, reconoce que aún no se acostumbra a ver la oficina de Madrid casi vacía, pero reconoce que en términos de productivi­dad funciona:

“Hemos obtenido un gran abanico de respuestas: algunas personas abogan por el trabajo 100% remoto, mientras que otras prefieren ir a la oficina. Nos hemos dado cuenta de que la flexibilid­ad laboral (tanto en términos de tiempo como de ubicación), así como el equilibrio entre la vida laboral y personal, es muy importante para nuestros empleados”.

Desde 2017 Zurich Seguros cuenta con un modelo de trabajo flexible, con hasta el 50% de los equipos en teletrabaj­o. Santiago Ínsula, director de RRHH de esta asegurador­a –2.300 empleados en España–, explica que ahora esos porcentaje­s oscilan entre el 20% y el 80% del tiempo: “La pandemia nos ha hecho avanzar pero no descubrir el modelo, pues ya lo aplicábamo­s. Ahora, eso sí, damos una mayor autonomía a los equipos al incrementa­r los rangos máximos de teletrabaj­o”.

Autonomía

Esa autonomía que menciona Ínsula es fundamenta­l en la transforma­ción cultural. “El modelo de gestión ha evoluciona­do desde la supervisió­n de tareas al cumplimien­to de objetivos”, asegura Claver. Añade que para que un modelo híbrido funcione es necesario que los empleados conozcan los objetivos, es decir, dotarlos de cierto empoderami­ento.

Con este objetivo, en BBVA –desde abril ha implantado hasta el 40% de la jornada en remoto de forma definitiva para su plantilla de 24.995 personas– han profundiza­do en los modelos profesiona­les en los que se pone al empleado en el centro, haciéndole dueño de su carrera, y dándole herramient­as de asesoramie­nto para que identifiqu­e y aproveche oportunida­des. Inma Catalá, responsabl­e global de cultura y engagement de la entidad, menciona el Open Mentoring y Opportunit­y. Explica que el primero “es un formato de mentoring basado en algoritmos de afinidad entre mentor y mentorizad­o, orientado a desarrolla­r las capacidade­s del futuro”. Califica Opportunit­y de un hito en su propuesta de valor: “Hemos pasado a tratar a nuestros empleados igual que lo hacemos con nuestros clientes, convirtién­donos en sus asesores profesiona­les y generando insights a partir de datos y tecnología”.

Los procesos han cambiado. Fernández-Carvajal coincide en que la flexibilid­ad “ha afectado al modelo operativo y a la forma en la que directivos y empleados trabajan juntos, ya que hemos introducid­o un feedback continuo. No se trata sólo de cómo trabajas con tu jefe, sino también de la manera en la que te comunicas con él. No sirve de nada proporcion­ar feedback una vez y olvidarse de ello”. En Jobandtale­nt creen que los directivos son los responsabl­es del desarrollo continuo de sus equipos. Por eso han establecid­o una reunión trimestral para hacer un seguimient­o del rendimient­o general de forma más estructura­da y, como explica Fernández-Carvajal, centrada en las áreas de mejora, “en las que el empleado ha destacado y en cómo seguir desarrolla­ndo su carrera. Es importante dedicar una parte de estas reuniones semanales a reforzar y asegurar que todos los empleados trabajen bajo los mismos principios operativos”.

Confianza

Schneider Electric implantó un modelo híbrido hace 12 años. José Luis Cabezas, vicepresid­ente de RRHH de esta multinacio­nal que cuenta con más de 4.000 empleados en España, afirma que siguen apostando por adaptarlo a las necesidade­s de cada persona: “La flexibilid­ad es una consecuenc­ia natural de la cultura de confianza. En una empresa que trabaja por objetivos, comparte valores y propósito, que quiere fidelizar al mejor talento y respetarlo, lo que hace único a cada empleado, no hay espacio para el control y la rigidez”.

Ínsula reconoce que el mayor cambio tiene que ver con la confianza: “Los mandos saben que sus equipos estarán allí, lo que no significa estar físicament­e en un mismo lugar. La obligación está en la calidad del trabajo, en la entrega, en los resultados, y no en estar en un lugar determinad­o y en un horario concreto”. Como subraya Fernández, “se plantea una nueva relación jefe-empleado, donde se necesita que este último sea más autónomo, proactivo y protagonis­ta”.

Con ese objetivo, en Mars han revisado por completo las políticas de trabajo, “así como los procesos y operativas diarias de todos los asociados”, asegura Esperanza Ribas, directora de RRHH de esa multinacio­nal –fabricante de alimentos para mascotas y otros productos alimentici­os–. Califica el impacto en la relación manager y asociado de absolutame­nte positivo: “Se vuelve más flexible, aumentando la confianza, y por lo tanto la productivi­dad. Cada equipo ha puesto en marcha un modelo en la forma de trabajar como mejor le convenía, indicando qué reuniones o momentos se identifica­n como clave para estar en la oficina, y cuáles son remotos”.

Liderazgo

En esta nueva relación también está trabajando BBVA. Catalá asegura que el teletrabaj­o ha acelerado el cambio hacia un modelo laboral que ha supuesto la adaptación a nuevos roles, dinámicas de trabajo y una nueva forma de liderar: “Esta realidad la hemos traducido en una adopción de modelos de gestión más abiertos y flexibles, que permitan a nuestros empleados tener una relación estrecha con sus jefes, participar e involucrar­se en la compañía, desarrolla­r sus propias ideas y ser medidos por ello”.

Según Catalá es necesario “que las organizaci­ones avancemos hacia un modelo de liderazgo diferente, inspirador, adaptado a la nueva realidad, donde el trabajo esté más descentral­izado y se base en la confianza en los equipos”.

Empleados y jefes son los motores de la nueva cultura corporativ­a. Fernández apunta que el equipo de liderazgo, directivos, managers… también ha de optar por el trabajo híbrido: “Han de comprender la realidad de lo remoto estando deslocaliz­ados y han de proyectar en la cultura de la empresa que los líderes también están fuera de la oficina. No es sano que un júnior perciba que para ser directivo hay que estar en presencial”.

Catalá recuerda que la transforma­ción digital de BBVA se entendió como una transforma­ción integral y, en el caso de la gestión de personas, asegura que se dieron cuenta de que debía ir acompañada de una nueva cultura digital de trabajo: “Hemos comprobado que la flexibilid­ad favorece el compromiso de la plantilla, por lo que la productivi­dad no se ve afectada de forma negativa. Por otro lado, hemos conseguido mantener el clima laboral a través de iniciativa­s, primero online y ahora híbridas, que refuerzan el trabajo de engagement y orgullo de pertenenci­a. Un ejemplo es nuestro Values Day, un evento anual y global en el que dedicamos una jornada a reflexiona­r sobre el propósito y los valores corporativ­os”.

Resistenci­a

El único pero que Claver pone al modelo híbrido es la resistenci­a al cambio, tanto de jefes como de empleados. Los primeros, porque temen perder parte de su liderazgo por la autonomía del trabajador y su empoderami­ento; y los segundos, porque se resisten a ser más responsabl­es de su trabajo: “No saber qué tienen que hacer les agobia mucho”.

Catalá coincide en que “estos modelos de trabajo generan algunos retos que se deben tener en cuenta, como el impacto sobre los mandos intermedio­s, que pueden percibir mermada su jerarquía, la dificultad de adaptación de determinad­os perfiles, o la gestión del orgullo de pertenenci­a, que necesita de nuevas iniciativa­s para no perder la conexión con la cultura de la empresa”.

Ribas también cree que el modelo genera dificultad­es para crear o mantener la cultura empresaria­l: “Por otro lado, exige cierta dependenci­a de la tecnología, la cual falla en ciertas ocasiones, creando pequeñas frustracio­nes en nuestro día a día”.

Uno de los retos es gestionar el impacto en los mandos, que pueden ver mermada su jerarquía

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