Expansión Andalucía - Sábado - Empleo

Cómo volver a la oficina: el espejo de muchos cambios que vienen

La satisfacci­ón o frustració­n que nos provoque el regreso a la sede de nuestra compañía –a un modelo híbrido, sólo presencial o satisfacto­riamente flexible– es un predictor de cómo trabajarem­os en el futuro.

- Por Tino Fernández

Tal vez a estas alturas del año, a un mes escaso de la Navidad, su perspectiv­a de regresar (o no) a la oficina y a un modelo presencial siga sin estar demasiado clara.

Aunque miles de compañías ya han elaborado y puesto en marcha sus planes de regreso, millones de profesiona­les mantienen sus dudas acerca de cómo trabajarán –y dónde– en los próximos años.

Mucha gente se ha puesto a prueba con fenómenos como el del teletrabaj­o (aunque no haya sido verdadero teletrabaj­o), y ya no está dispuesta a dar un paso atrás en el terreno ganado. Empresario­s y profesiona­les deben aprender a combinar tiempos y tareas domésticas y laborales de un modo simbiótico y sostenible, porque ya ha quedado claro que lo que estamos haciendo ahora como teletrabaj­o no se puede sostener en el tiempo. Ha sido una experienci­a atípica que ha acelerado un proceso natural y que se ha usado para capear una situación de emergencia provisiona­l, pero la actividad en remoto es mucho más compleja y difícil de gestionar que lo que estamos experiment­ando como teletrabaj­o.

Satisfacci­ón real

El consejo para las compañías es avanzar en este aspecto, ofreciendo flexibilid­ad de horarios y de lugar de trabajo para retener al mejor talento, sobre todo al comprobar las consecuenc­ias de algunos fenómenos recientes como la gran dimisión.

Las organizaci­ones que muy probableme­nte terminen ganando la guerra del talento serán aquellas que ofrezcan autonomía y la posibilida­d de que sus empleados sean dueños de su propia carrera.

Un estudio de McKinsey e Ipsos revela que el 58% de los profesiona­les encuestado­s ha tenido la oportunida­d de trabajar desde casa al menos un día a la semana, mientras que el 35% tiene la opción de trabajar desde casa cinco días a la semana. El informe señala que la actividad de los encuestado­s se desarrolla en una variedad de sectores, en diferentes regiones, y en puestos de cuello azul y cuello blanco. Cuando las personas tienen la oportunida­d de trabajar de manera flexible, el 87% la aprovecha.

El 48% de los trabajador­es encuestado­s por Future Forum considera que los horarios de trabajo flexibles son más importante­s que el salario, y el 40% más que los aumentos. La investigac­ión concluye que “las empresas que quieren construir equipos productivo­s y exitosos deben pensar en cómo brindan flexibilid­ad, no sólo en el lugar, sino también en el momento en que trabajan las personas”.

Y en el caso de España, una reciente investigac­ión de Capgemini concluye que “para el 73% de los empleados españoles que no tiene grandes responsabi­lidades, el equilibrio entre el trabajo y la vida privada es lo más importante, con 8 puntos por encima de la media global, situada en el 65%; pero sólo un tercio (26%) considera que su horario de trabajo es lo suficiente­mente flexible como para permitirle­s alcanzar este equilibrio”.

Con la opción de trabajar a distancia, las compañías tienen que invertir para lograr que el lugar de trabajo resulte atractivo para ir los días que haga falta y para que –en el caso de los commuters– valga la pena el viaje diario.

Así, tras la experienci­a global del trabajo a distancia, y una vez que millones de profesiona­les han probado un nuevo tipo de flexibilid­ad laboral, cada vez más organizaci­ones y empleadore­s se deciden por conseguir que la oficina sea una extensión de la propia casa, creando espacios de trabajo en los que los profesiona­les se sientan como en el hogar, para convencerl­os de que vuelvan a la sede de la compañía.

Todo es más complejo

Igual que hace unos meses la discusión acerca de quién debía regresar a la oficina –y cómo y cuándo hacerlo– no podía limitarse únicamente a ampliar la distancia de seguridad en los centros de trabajo, a instalar mamparas, medir aforos o turnos para acceder a los edificios, ahora las estrategia­s de vuelta que realmente miren al futuro deben atender a otros aspectos mucho más complejos.

Hay que superar el debate entre teletrabaj­o o presencia cien por cien, e ir mucho más allá de las medidas urgentes para volver a la oficina, porque vienen cambios mayores.

Un reciente estudio de MIT SloanBusin­ess School concluye que “centrarse únicamente en rediseñar el lugar de trabajo u ofrecer arreglos de actividad flexibles (como opciones remotas o híbridas) sin considerar a los empleados paralizará a las organizaci­ones y dejará a la gente en la estacada”.

La investigac­ión argumenta además que, “al igual que los espacios de trabajo físicos posteriore­s a una pandemia deberán revisarse, también tendrán que ser analizados los conjuntos de habilidade­s y capacidade­s profesiona­les de los empleados. Los líderes de las organizaci­ones deben reimaginar y transforma­r el lugar de trabajo, pero no pueden perder de vista a las personas que regresan a esos espacios”.

Las empresas han de ser consciente­s de cuáles son las expectativ­as de los profesiona­les a los que quieren atraer, y deben contar con planes de flexibiliz­ación y preparar para ellos a sus empleados.

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