Expansión Galicia - Sabado - Empleo

Por qué estamos más cerca de los horarios pr

Las jornadas laborales no lineales –que tienen que ver con la actividad asíncrona– cambian nuestra forma de trabajar y la productivi­dad. La ubicación ya no im

- Por Tino Fernández

Uno de los efectos más sorprenden­tes de la pandemia en el mundo del trabajo ha sido dejar en suspenso – y hasta suprimir– algunos debates laborales en los que estábamos empantanad­os desde hace muchos años.

Un gran bloque de esos mantras prepandemi­a que han quedado en stand by tienen que ver con la gestión del tiempo asociada a nuevas fórmulas de trabajo. Por ejemplo, está la utopía de salir a las seis de la tarde y racionaliz­ar así los horarios de trabajo, algo que se intentó sin que las organizaci­ones resolviera­n antes ciertos problemas de equilibrio entre la vida profesiona­l y personal; de adaptación a nuevos modelos de trabajo; o de fórmulas de compensaci­ón, recompensa y reconocimi­ento.

También se ha dejado de polemizar sobre el control horario. En todo caso, hoy tendría más recorrido un debate sobre algún sistema para registrar la actividad en remoto, enfocado a renovar la idea de valoración y recompensa para quien trabaja con esa nueva flexibilid­ad.

Y el presentism­o... si no ha muerto queda muy tocado, porque muy pocos defienden ya que la productivi­dad y la eficacia se relacionan con el mero hecho de estar presente en la oficina, más allá del horario de trabajo.

Flexibilid­ad a medida

Con la pandemia llegó el modelo híbrido y el sueño de un sistema de verdadero teletrabaj­o –que no es lo que hemos hecho y seguimos haciendo–, que puede desembocar en una flexibilid­ad que conduce a la personaliz­ación y a las relaciones laborales a la carta y a medida, con una gestión de personas muy diferente. Algunos expertos defienden asimismo que este ideal del verdadero teletrabaj­o podría hacer entrar en stand by debates mucho más actuales, como el de la semana laboral de cuatro días.

Lo cierto es que convivirem­os con un ecosistema a la carta en el que los profesiona­les podrán elegir y con un modelo híbrido que será la tendencia general. A medida que cambia la naturaleza del trabajo, también lo hace la forma en la que los profesiona­les quieren optimizar la manera en la que realizan su actividad. Se plantean nuevos dilemas derivados del hecho de que ya no es posible asociar el hecho de ver físicament­e a la gente en el trabajo a la disponibil­idad que puedan tener esos profesiona­les.

La nueva realidad nos empuja a interactua­r siempre con gente que estará fuera de la oficina, y será inevitable que nos acostumbre­mos a trabajar con personas que no están cerca físicament­e, incluso en otros países.

Los días laborales no lineales pueden encajar perfectame­nte en patrones de trabajo híbrido y remoto en el nuevo mundo laboral pospandemi­a.

Trabajo no lineal

Convivirem­os con un ecosistema laboral a la carta en el que los profesiona­les tendrán la capacidad de elegir

Otro de los mantras actuales que surgen y tienden a mantenerse es que las jornadas laborales no lineales cambian la forma de la productivi­dad. Un reciente estudio de la London School of Economics and Political Science, publicado esta semana por la BBC, concluye que la creciente popularida­d de estos días laborales no lineales “se debe a que los empleados se han acostumbra­do a rutinas de trabajo flexibles desde la pandemia de Covid-19”.

El trabajo asíncrono permite a los commuters ahorrar tiempo de viaje, y a los profesiona­les realizar tareas administra­tivas durante las horas de baja productivi­dad.

En todo caso, el trabajo remoto y el asíncrono no deben considerar­se equivalent­es. Una investigac­ión de la Universida­d de Stanford que analiza cómo las empresas implementa­n modelos sincrónico­s y asincrónic­os explica que “algunas organizaci­ones que se han vuelto remotas, todavía esperan que los trabajador­es estén en los escritorio­s de sus casas de nueve a cinco, como lo harían en la oficina, y participen en actividade­s sincrónica­s, como los registros de Zoom”.

Pero en el trabajo asíncrono los trabajador­es completan las tareas en su propio horario, que puede ser muy diferente al de sus colegas: “Eso significa que no se espera que la comunicaci­ón sea inmediata: las personas res

ponden cuando es convenient­e y dentro de las horas de su propia jornada laboral. Google Docs o Dropbox facilitan esta forma de trabajar; las personas pueden acceder a los recursos que necesitan por su cuenta y envían luego las tareas completada­s a otros colegas”.

El nuevo ‘cuándo’

Con la decadencia –también– de la jornada de nueve a cinco, quienes han estado trabajando desde ubicacione­s remotas durante más de dos años han cambiado el cuándo de su trabajo.

Toda esta reorganiza­ción genera nuevos patrones de actividad gracias a los que es posible desarrolla­r ésta fuera del tradiciona­l bloque de nueve a cinco, a menudo cuando mejor les conviene.

El trabajo asíncrono, con horarios diferentes a los de otros colegas, permite completar tareas en ráfagas flexibles y dispersas a lo largo del día. El estudio de la London School of Economics and Political Science añade que “los días de trabajo no lineales ayudan a que la actividad laboral pase de estar centrada en la propia actividad a centrarse en los resultados. No se trata de cuándo o dónde trabaja uno, sino de hacer el trabajo. Los gestores de personas y jefes se vuelven responsabl­es de establecer las metas y la visión de los empleados, pero no les dicen cómo llegar allí”.

Los nuevos patrones de actividad permiten prescindir del segmento tradiciona­l ‘de nueve a cinco’

Comunicaci­ón asíncrona

La pandemia que nos obligó a irnos de la oficina para refugiarno­s en un espacio privado de trabajo ha hecho que arraigara la comunicaci­ón asíncrona en nuestra vida diaria. Es cierto que las reuniones por Zoom o Teams, y los mensajes instantáne­os, son sincrónico­s –ocurren en tiempo real, inmediatam­ente–, pero cada vez más profesiona­les trabajan en sus propios horarios. Trabajar en la misma hora que todos cada vez es menos frecuente.

No se puede hacer oídos sordos a la deslocaliz­ación, ni a la emergencia del modelo de trabajo asíncrono, que implica una relación laboral en la que las personas se comunican en momentos completame­nte diferentes del día y no se espera una respuesta inmediata, ya que permite a los equipos colaborar y trabajar juntos en algo, pero en sus propios horarios.

Hay que tener en cuenta la desventaja de que el trabajo asíncrono pueda terminar borrando la línea entre el trabajo y el hogar, aunque trabajar de esta manera incluye la capacidad de reservar tiempo para pensar en profundida­d –cuando se elimina la expectativ­a de una respuesta inmediata es posible concentrar­se durante largos períodos de tiempo– y además facilita a las empresas la incorporac­ión de nuevos empleados, con acceso a más informació­n relevante para su trabajo.

Como conclusión, establecer nuestro propio horario aumenta muchos de los beneficios del trabajo remoto: la ubicación no importa, podemos trabajar a nuestro ritmo dentro o fuera del horario de oficina tradiciona­l y esto hace que sea más fácil lidiar con las responsabi­lidades de la vida personal.

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