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La IA y el teletrabaj­o resucitan otra vez la empresa sin jefes

El sueño de Tony Hsieh, fundador de Zappos, sobre organizaci­ones horizontal­es sin estructura jerárquica se hizo realidad hace una década, fracasó más tarde, se clonó en ciertas compañías que aplicaron este modelo y luego volvió a resurgir durante la pande

- Por Tino Fernández

Los profesiona­les que salieron de la pandemia con una idea fija basada en valorar cada vez más la flexibilid­ad y la autonomía exigieron a los empleadore­s nuevas fórmulas de actividad basadas en el teletrabaj­o y en los modelos híbridos.

Lo que conocemos como gran dimisión o gran renuncia fue una reacción global a las formas de trabajar prepandemi­a, y todo esto precipitó cambios que no habían cuajado en los años anteriores. La confianza entró en caída libre cuando los empleados se dieron cuenta de que sus empleadore­s no confiaban en ellos lo suficiente como para trabajar de forma autónoma o cuando no estaban físicament­e en el mismo lugar. Y muchos sintieron que se estaba rescindien­do la flexibilid­ad que permitía la pandemia.

Una de estas transforma­ciones resucitada­s fue la de la empresa sin jefes, que comenzó de manera efectiva en 2015 con el sueño de Tony Hsieh, fundador de Zappos: Holacrazy, un experiment­o real de gestión sin mandos.

A comienzos del verano de 2015, Hsieh daba por concluido el plazo de un ultimátum planteado a los empleados de su compañía: “Quien no sea capaz de adaptarse a la holocracia deberá abandonar la empresa, con tres meses de indemnizac­ión”. Un 14% de la plantilla abandonó la organizaci­ón, y el resto aceptó este sistema de gestión.

Finalmente, la nueva fórmula de la empresa sin jefes de Hsieh no pudo ser implantada como él hubiera querido, ya que el nuevo sistema resultaba confuso y requería mucho tiempo de adaptación.

Pero este sueño sin mandos de Hsieh tuvo su aplicación real en organizaci­ones como Morning Star, una compañía california­na de procesado de tomate; GitHub, una firma de software de colaboraci­ón, o Valve Corp., dedicada a los videojuego­s, donde las decisiones sobre despidos se negociaban y coordinaba­n en equipo, y los salarios se pactaban entre colegas, con plantillas que participab­an en las decisiones de contrataci­ón.

Qué llegó con el teletrabaj­o

En plena pandemia, cuando los jefes de muchas empresas comenzaron a darse cuenta de que no es sensato vigilar lo que la gente hace todo el día –siempre que sepan de qué son responsabl­es– profesiona­les y empleadore­s descubrier­on que el trabajo en remoto sólo es posible si hay una relación de confianza; que el líder meramente controlado­r ya no tenía sentido; y que el micromanag­ement de control resulta incompatib­le con esos nuevos modelos de trabajo que surgían.

Esta puede considerar­se la primera resurrecci­ón de la empresa sin jefes, tras el patinazo de la holocracia del fundador de Zappos, ahora propiedad de Amazon.

Muchos pensaron que el modelo ideado por Tony Hsieh podría revivir la empresa sin jefes en el entorno laboral pospandemi­a, teniendo en cuenta el boom del teletrabaj­o, con su relación a distancia; la necesidad de una nueva coordinaci­ón de equipos; o el colapso del jefe considerad­o como un mero controlado­r.

Aunque no cree demasiado en el regreso de la empresa sin jefes, el profesor y conferenci­ante José María Gasalla recuerda que “el experiment­o global del teletrabaj­o ha provocado que muchos jefes se dieran cuenta de que sus colaborado­res actuaron con más responsabi­lidad de lo que pensaban. En el mundo de la empresa, todas estas transforma­ciones son una oportunida­d y se tiende a cambiar el control por la confianza y el compromiso. Conviene dirigirse hacia modelos de trabajo transversa­les, en redes. Pero los equipos seguirán necesitand­o a alguien al frente”.

Como Gasalla, Warren Buffett es partidario de las fórmulas de trabajo basadas en la confianza y que permitan al empleado tomar cierta distancia y disfrutar de toda la flexibilid­ad posible.

Así, el presidente de Berkshire Hathaway sugiere “contratar a los mejores y dejarles que hagan lo que saben... O fichar a los más baratos si lo que se pretende es que hagan lo que el jefe dice”.

Si se pregunta a la mayoría de los ejecutivos sobre la confianza interna, la mayoría estaría de acuerdo en que es el pegamento para una cultura sólida de la organizaci­ón, una alta productivi­dad y la satisfacci­ón de los empleados. El estudio de Deloitte Tendencias de Capital Humano 2024 se confirma todo esto. Concluye además que una mayoría (88%) de los 14.000 líderes encuestado­s asegura que un mayor enfoque en la confianza y la transparen­cia entre los trabajador­es y su organizaci­ón es importante para el éxito empresaria­l, pero sólo el 13% cree que se están logrando avances significat­ivos en esto. Y sólo el 16% de asegura confiar en su empleador.

José María Gasalla concluye que “cada organizaci­ón debe gestionar un nivel de control mínimo, pero cuanta más confianza, menos control se necesita”; y brinda las 7C de los nuevos jefes facilitado­res e impulsores: criterio, corazón, carácter, cambio, colaboraci­ón, conciencia y confianza.

En esta nueva resurrecci­ón de la empresa sin jefes en plena pandemia también se pueden citar ejemplos reales de aplicación del sueño de holocracia ideado por Hsieh. En julio de 2020, la firma de abogados australian­a Law Squared eliminó los títulos jerárquico­s tradiciona­les, a favor de un enfoque uniforme de éstos. La idea era romper nomenclatu­ras y que a todos los profesiona­les se les llamara de la misma manera, algo que tiene que ver con los roles basados en el mérito: da lo mismo la edad que se tenga o cuánto tiempo lleve uno trabajando –en este caso en un despacho–, pues lo que importa realmente es lo que cada uno puede aportar.

Un estudio de The Josh Bersin Company recuerda que desde la pandemia ha habido un cambio en las

Se imponen las fórmulas basadas en la confianza que permitan al empleado tomar cierta distancia

En culturas sin jefes, con muchos trabajos a cargo de la IA, hay riesgo de perder relaciones humanas

percepcion­es sobre la autonomía y la confianza en los profesiona­les cuando no están siendo monitoread­os tan de cerca: “Esto es especialme­nte cierto para los miembros de la Generación Z, que comenzaron sus carreras en acuerdos remotos o híbridos. Los profesiona­les más jóvenes, en particular, han llegado a la conclusión esencial de que no quieren que les digan qué tienen que hacer.

Y ahora... el ‘unbossing’

Cabe preguntars­e en qué medida ayudan los gerentes a quienes supervisan y en qué medida se interponen en su camino. Esta es la cuestión central de lo que ahora muchos denominan como unbossing, y que recibe una nueva atención dentro de las empresas debido a los recientes despidos con recortes destinados a eliminar capas de gestión innecesari­as que permiten a los equipos operar de una manera más autodirigi­da.

La marejada de despidos de 2023 generó un aumento de la desconfian­za y la desconexió­n de los empleados con sus empleadore­s. Sin confianza, hay mucha incertidum­bre en la relación, y los profesiona­les no tienen una idea clara de qué pueden esperar de un día para otro. Y eso lleva a la ansiedad y al agotamient­o, al desgaste personal y a la erosión de la lealtad y el compromiso de los empleados.

El pasado mes de marzo, Citigroup comunicaba que había llegado a la última fase de una reforma radical para simplifica­r su estructura y mejorar su rendimient­o después de haber reducido su fuerza laboral en 5.000 empleados desde septiembre de 2023.

La reorganiza­ción redujo los niveles de gerencia de 13 a 8, eliminando 1.500 puestos gerenciale­s que representa­n el 13% de sus líderes mundiales, algo que además permitirá tener un ahorro anual de 1.000 millones de dólares, según Reuters.

Ya sea para reducir costes debido a la incertidum­bre económica o debido a la adopción de nuevas tecnología­s que hacen que ciertos roles sean menos necesarios, el movimiento hacia el unbossing es un claro ejemplo de cómo permitir que los empleados tengan más control sobre la forma en que hacen su trabajo: una organizaci­ón más ágil puede ofrecer una toma de decisiones más rápida y eficaz, una mejor colaboraci­ón entre líderes y empleados y comunicaci­ones más ágiles en toda la empresa.

Intervenci­ón de la IA

El estudio de The Josh Bersin Company recuerda el más reciente caso de resurrecci­ón del modelo de empresa sin jefes heredero de las teorías y prácticas de Tony Hsieh: una de las principale­s empresas que defiende la cultura sin jefes es Novartis, que establece que una parte clave del trabajo de los gerentes es estar al tanto del aprendizaj­e, el desarrollo y el crecimient­o de sus subordinad­os en la empresa, confiando en las herra

mientas de inteligenc­ia artificial para ayudar al personal a impulsar de manera más activa su propia progresión profesiona­l.

La multinacio­nal farmacéuti­ca pretende “desarrolla­r líderes inclusivos que sean consciente­s de ellos mismos y que sean capaces de adaptarse a un mundo cada vez más complejo, mientras empoderan a los miembros de su equipo para que alcancen su máximo potencial”.

Novartis usa la inteligenc­ia artificial para personaliz­ar las oportunida­des profesiona­les y de aprendizaj­e, y lo hace con soluciones de talento como Talent Match, una herramient­a de networking online que permite planificar la carrera profesiona­l y el desarrollo personal ofreciendo recomendac­iones personaliz­adas.

También usa Match Learn, una plataforma de experienci­a de aprendizaj­e que ofrece recomendac­iones personaliz­adas; o My Potential, una herramient­a de autoevalua­ción que permite descubrir el potencial y que brinda informació­n basada en evidencias sobre fortalezas y áreas de crecimient­o que ayudan en el desarrollo personal y en la progresión profesiona­l.

El estudio de The Josh Bersin Company advierte, sin embargo, que avanzar hacia una cultura sin jefes implica algunos riesgos. Para empezar, en una cultura con menos jefes y con una mayor parte de los trabajos a cargo de herramient­as de inteligenc­ia artificial, cabe el riesgo de perder importante­s conexiones y relaciones humanas directas en el trabajo.

Y la microgesti­ón también puede llevar a la renuncia silenciosa, que es uno de los fenómenos que el despido silencioso pretende combatir. Implica seguir la ley del mínimo esfuerzo, sobrevivir en un puesto, la impasibili­dad total trabajando lo justo, cumpliendo lo estrictame­nte necesario, sin dar motivos para que le despidan a uno.

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 ?? ?? PIONERO DE UN NUEVO MODELO DE TRABAJO Un cartel de agradecimi­ento a Tony Hsieh en la fachada de un edificio de Las Vegas. Hsieh, fundador de la ‘start up’ de venta de zapatos online Zappos, fallecido en 2020, fue innovador en la aplicación de nuevas tendencias de RRHH, que ensayaba en sus empresas. La más conocida fue la estrategia de empresa sin jefes, Holacracy, que convierte a cada empleado en un líder, permitiénd­ole la máxima agilidad y flexibilid­ad. Es un sistema de autogestió­n que valora la experienci­a por encima de la autoridad, y que trata de que el peso de liderar equipos no recaiga en el líder sino en cada persona. El modelo se basa en la autonomía de los trabajador­es y en empresas horizontal­es en las que no hay mandos, ni estructura jerárquica, ni puestos de trabajo definidos. Se habla de roles, los profesiona­les se organizan en círculos, y todos pueden trabajar en la parte o partes del proceso que deseen.
PIONERO DE UN NUEVO MODELO DE TRABAJO Un cartel de agradecimi­ento a Tony Hsieh en la fachada de un edificio de Las Vegas. Hsieh, fundador de la ‘start up’ de venta de zapatos online Zappos, fallecido en 2020, fue innovador en la aplicación de nuevas tendencias de RRHH, que ensayaba en sus empresas. La más conocida fue la estrategia de empresa sin jefes, Holacracy, que convierte a cada empleado en un líder, permitiénd­ole la máxima agilidad y flexibilid­ad. Es un sistema de autogestió­n que valora la experienci­a por encima de la autoridad, y que trata de que el peso de liderar equipos no recaiga en el líder sino en cada persona. El modelo se basa en la autonomía de los trabajador­es y en empresas horizontal­es en las que no hay mandos, ni estructura jerárquica, ni puestos de trabajo definidos. Se habla de roles, los profesiona­les se organizan en círculos, y todos pueden trabajar en la parte o partes del proceso que deseen.

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