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¿Está preparado para la obsolescen­cia laboral?

La mitad de los empleos está en riesgo de obsolescen­cia en los próximos tres años. Esta fecha de caducidad obliga a una puesta a punto de capacidade­s, habilidade­s y conocimien­tos que ya son imprescind­ibles para permanecer en el puesto o cambiar de empresa

- Por Montse Mateos

El Foro Económico Mundial de Davos de 2020 ha pasado a la historia como el último encuentro de grandes mandatario­s prepandemi­a. También marcó un punto de inflexión en los conocimien­tos y habilidade­s del futuro. Alain Dehaze, entonces CEO mundial de Adecco Group –desde el pasado 1 de julio Denis Machuel le sucede en el cargo–, aseguraba que perderíamo­s entre el 30% y el 40% de nuestra cualificac­ión profesiona­l en los próximos tres años: “En una década quedaremos obsoletos. Tenemos que actuar”. Y parece que corre prisa. El escenario de una década ha quedado reducido a tres años. Así lo confirma el Observator­io Internacio­nal 2022 de Cegos Transforma­ción, habilidade­s y aprendizaj­e. Los directores de recursos humanos (RRHH) de las empresas españolas consideran que la mitad de los puestos de trabajo en su compañía corre riesgo de obsolescen­cia en los próximos tres años. Este es el resultado de un sondeo a 2.643 empleados y 365 directivos de RRHH de Francia, Alemania, Italia, España, Singapur y Brasil.

Obsolescen­cia... programada

Este estudio revela que el riesgo de obsolescen­cia de las habilidade­s es una realidad, y es en nuestro país donde esta amenaza es mayor. Los responsabl­es de RRHH en España creen que el 51% de los empleos de sus organizaci­ones caducará el próximo trienio, seis puntos por encima de la media del resto de países analizados, que se sitúa en el 45%. Jesús Araújo, CEO de Cegos España y Latam, señala la importanci­a del reciclar y aumentar los conocimien­tos: “No hay alternativ­a, es una necesidad para la superviven­cia, no se puede prescindir de un porcentaje elevado y contratar al mismo tiempo a ese mismo número de trabajador­es”.

El 57% de los directivos afirma que en los próximos cinco años sus organizaci­ones se enfrentará­n a la creación de empleo; un 55% apuesta por la aparición de nuevas profesione­s; el 33% asegura que será testigo de la desaparici­ón de ciertas profesione­s, y el 24% de la reducción de puestos de trabajo. Este análisis concluye que el gran desafío de los profesiona­les de RRHH será doble: ajustar la organizaci­ón y encontrar a las personas adecuadas para los nuevos empleos.

El 45% de los máximos responsabl­es de personas afirma tener cada vez más dificultad­es para adecuar las necesidade­s de competenci­as en su organizaci­ón con la oferta de formación. El 75% señala que el dominio de las competenci­as digitales básicas es uno de los principale­s objetivos de su área. Las competenci­as digitales son las que deben reforzarse (33%), así como las de gestión (33%); seguidas de las soft skills (28%) y las competenci­as empresaria­les de los empleados (19%).

En cuanto a las habilidade­s personales, la comunicaci­ón a través de medios digitales, trabajar desde casa de forma remota, y la agilidad y adaptabili­dad son las que deberían dominar los trabajador­es.

Responsabi­lidad

A juzgar por los resultados del informe de Cegos, los empleados también son muy consciente­s del impacto de los cambios actuales. El 30% de los colaborado­res teme que su puesto de trabajo desaparezc­a, mientras que el 79% piensa que las transforma­ciones, especialme­nte aquellas vinculadas a los avances tecnológic­os, podrían cambiar el contenido de su trabajo. Es más, el 93% de los empleados dice estar dispuesto a emprender su propia formación para adaptarse a las transforma­ciones de los empleos y las profesione­s.

Para el 64% de los colaborado­res y el 45% de los directivos de RRHH el desarrollo de las habilidade­s es una responsabi­lidad compartida por la empresa y trabajador­es. El 76% de los trabajador­es afirma que estarían dispuestos a asistir a un curso en su tiempo libre; el 55% se financiarí­a parte del coste de su formación.

‘Superemple­ados’

En este contexto laboral de oferta y demanda para encajar en el mercado laboral, hay quien ya habla de superemple­ados para referirse a una nueva generación de profesiona­les. En este caso se trata de perfiles que suman habilidade­s de programaci­ón a sus conocimien­tos sectoriale­s. “Las empresas cada vez nos encargan con mayor frecuencia la selección, no ya de programado­res, sino de perfiles profesiona­les con experienci­a en un determinad­o campo de actividad (turismo, comercio, márketing, industrial, legal, sanitario, etcétera) con conocimien­tos o, mucho mejor, habilidade­s de programaci­ón”, explica Alana Rincón, directora de Digital&People de Nexian.

Esta firma de recursos humanos y selección cree que el reto ahora es encontrar profesiona­les de cualquier ámbito laboral con unos conocimien­tos y competenci­as informátic­as avanzadas que les permitan ser más productivo­s, tener más herramient­as para aportar soluciones a la empresa, y que les ayuden a trabajar de manera avanzada con bases de datos, y ser capaces de entender los datos y las

Para el 79% de los empleados la transforma­ción tecnológic­a podría cambiar su trabajo

El 57% de los directivos cree que su compañía se enfrentará a la creación de empleo en el próximo lustro

Comunicaci­ón digital, trabajar en remoto y adaptación son las habilidade­s demandadas

métricas para poder impulsar sus resultados. Aseguran que todo está por programar, y todos los profesiona­les deben tener esta habilidad.

Rincón explica que la programaci­ón no tiene que estar reservada sólo a algunos: “La programaci­ón aumenta la eficiencia y la eficacia de las personas, independie­ntemente de la profesión que desarrolle­n, por lo que unos conocimien­tos básicos de programaci­ón son y serán cada vez más necesarios para facilitar la vida de cualquier trabajador y hacer más productiva su jornada laboral”.

Ingenieros a su pesar

Sin embargo, conviene no dejarse engañar por la demanda de las capacidade­s tecnológic­as. Hace años que las empresas apuestan por perfiles híbridos que combinen dichos conocimien­tos con las habilidade­s – soft skills– que requiere una manera de trabajar diferente en la que la interacció­n con personas de distintas áreas –en presencia y en remoto– es indispensa­ble para conseguir organizaci­ones más productiva­s.

Por ejemplo, en los ingenieros, uno de los perfiles más demandados, ya es fundamenta­l el dominio de determinad­as dotes de comunicaci­ón, entre otras. Desde Eadic, escuela de formación en el desarrollo de programas BIM – Building Informatio­n Modeling– adaptados a obra civil, edificació­n e industria, advierten de que el profesiona­l de la ingeniería debe adquirir diferentes soft skills. Entre las principale­s competenci­as destacan: autoaprend­izaje, amplio criterio, trabajo en equipo, habilidade­s de comunicaci­ón, creativida­d e innovación, gestión de riesgos, cambios y crisis, inteligenc­ia emocional, atención al detalle, pensamient­o estratégic­o y responsabi­lidad.

El imperio de lo híbrido

Ante un entorno híbrido –en el que se combina el trabajo en remoto con el presencial, siempre que la actividad lo permita– ya se habla del mindset digital, es decir, la mentalidad que supone pensar en el mundo online y offline como un solo mundo. El observator­io de RRHH de Euroforum –firma

La programaci­ón aumenta la eficacia, pero también se requieren destrezas personales

experta en formación y desarrollo directivo que está en contacto con más de 40.000 directivos de RRHH– ha detectado carencias en trabajador­es y empresas que, ante el modelo de trabajo híbrido y sin una adecuada estrategia de formación, podrían afectar negativame­nte a su productivi­dad y competitiv­idad.

Elena Díaz, directora del área de learning de Euroforum, insiste en que “la inteligenc­ia emocional sigue posicionán­dose como eje de las habilidade­s blandas, y es una de las más poderosas buscadas en empleados y directivos por su incidencia directa en la capacidad del liderazgo, el trabajo en equipo, la gestión del tiempo y la resistenci­a al estrés”. Añade que ésta tiene que complement­arse con las competenci­as digitales, que divide en tres áreas: el entendimie­nto y uso de los medios digitales, la habilidad de comunicaci­ón digital y la competenci­a digital en nuevas formas de trabajo.

La inteligenc­ia emocional sigue posicionán­dose como el eje de las habilidade­s blandas

Los líderes del metaverso

Los directivos, los jefes, los líderes son los que tienen ante sí un mundo para el que deben prepararse si no quieren quedarse obsoletos. En una reciente jornada, organizada por Wyser –firma de Gi Group Holding– junto con la Asociación Española de Directores de Recursos Humanos, se analizó qué capacidade­s debe tener este rol en un mundo que, pese a todo, aún es una incógnita. Concluyero­n que quien ocupe este puesto debe tener experienci­a y conocimien­to acerca de los campos virtuales, pero también visión estratégic­a sobre su entorno y el de la empresa para poder plantear y desarrolla­r acciones tácticas que la compañía tendrá que emprender dentro de ese nuevo espacio virtual para adaptarse a él.

En cuanto al cargo de director del metaverso auguran que se definirá principalm­ente por una cualidad clave en su relación con las personas de la organizaci­ón: el liderazgo. Ser un buen líder será requisito indispensa­ble para poder estar al lado de las personas, ayudándola­s a desarrolla­r las competenci­as necesarias para que estén preparadas para el metaverso, convirtien­do a los empleados en early adopters.

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Igual que la obsolescen­cia llevó a los ordenadore­s al contenedor, el mercado laboral desechará a aquellos profesiona­les que no renueven y reciclen sus capacidade­s.

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