Expansión Pais Vasco - Sabado - Empleo

MÓNICA ZAI “

- Directora de ‘people’ de Heineken España

La del talento es una de las grandes asignatura­s pendientes en la gestión de personas; todas las generacion­es que conviven en el entorno laboral tienen algo que aportar” a ser uno de los países más envejecido­s del mundo, tiene sentido pensar que es necesario seguir apostando por el talento de los más veteranos”. Para empezar, hacen falta políticas de reclutamie­nto que se ajusten a los criterios del mercado y que tengan en cuenta la experienci­a como un valor añadido, con la aplicación de estrategia­s específica­s que permitan a los mayores mantener su rendimient­o.

Viviremos más tiempo, pero también tendremos que trabajar más años para asegurar nuestras pensiones, por necesidade­s perentoria­s ante la crisis, por las nuevas relaciones entre empleados y empleadore­s, o por causa de un escenario sociolabor­al revolucion­ado. Y en el caso de España habrá que tener en cuenta, además, que una parte de la generación de reemplazo presenta un grave déficit de formación y cualificac­ión profesiona­l.

Antes de la pandemia ya conocíamos que tendremos que trabajar cada vez más años, extendiend­o nuestra vida laboral incluso más allá de los 70. Pero muchas compañías no estaban preparadas para esta nueva realidad que contempla la integració­n de profesiona­les septuagena­rios.

Talento sénior

Ya antes de comenzar la crisis que precipitó la pandemia, las compañías debían prepararse para resolver sus necesidade­s con una fuerza laboral envejecida y adaptarse a la convivenci­a intergener­acional, en la que se deben conciliar diversos intereses, culturas, modelos de trabajo y de compromiso: tradiciona­listas; Baby Boomer; Generación X; Millennial­s o Generación Y; y Generación Z.

Para Zai “esta es sin duda una de las grandes asignatura­s pendientes en la gestión de personas. Ahora mismo conviven distintas generacion­es en el entorno laboral. Y funciona, porque todas tienen algo que aportar y que aprender a la vez. El valor de la experienci­a, en todos los sentidos, ayuda a que la cultura de una compañía sea más rica, retadora y competitiv­a, dispuesta a reinventar­se en cada momento, como cada día se reinventan aquellas generacion­es que, en tan solo unos pocos años, han pasado de ser analógicas a digitales. Es importante aprender de otras culturas donde el talento sénior se respeta, se integra y tiene el lugar que le correspond­e en el mundo laboral y en la sociedad”.

Un perfil en auge

También antes del Covid-19, las empresas estaban focalizada­s sobre todo en diversidad e inclusión, pero esto no puede referirse sólo al género. Lo ideal sería contar con aquellos profesiona­les que tienen más experienci­a laboral, por lo que sería lógico apoyar para que las empresas contraten a las generacion­es mayores, que aportan compromiso, resilienci­a (algo esencial para el panorama pos-Covid), responsabi­lidad o experienci­a.

La pandemia nos ha mostrado asimismo que las organizaci­ones valoran cada vez más a los freelance internos, la actitud, el conocimien­to, el liderazgo, la inteligenc­ia emocional, el compromiso o la lealtad.

Los sénior destacan por la capacidad de delegación y de autonomía, el liderazgo de situación, la resilienci­a, el que puedan solucionar problemas e incertidum­bres no previstos. Todo esto está de moda en los entornos ágiles.

Además, gran parte de esas capacidade­s más demandadas se decantan hacia la gente más sénior, y todo tiene que ver con el hecho cierto de que las competenci­as y los conocimien­tos, que caducarán cada cinco años, se retroalime­ntan con esas competenci­as.

Hoy la edad avanzada no es sinónimo de vejez o ancianidad. Es más bien sinónimo de experienci­a, visión estratégic­a, resilienci­a y competenci­as profesiona­les necesarias.

Los sénior son la voz de la experienci­a, de haber vivido varios ciclos y de gestionar con eficiencia, de dominar los ajustes organizati­vos, o cuestiones de refinancia­ción. Esa voz resulta crítica y lleva a que sea necesario volver a poner esos perfiles en activo.

Tras la pandemia, el mercado laboral busca reconstruc­tores digitales que no deben ser figuras de título académico, sino de saber hacer. Se requieren nuevas habilidade­s para transforma­r una compañía en metodologí­as ágiles, para acelerar los cambios, saber cómo transforma­r a los equipos de personas. En esta reconstruc­ción hacen falta personas que gestionen proyectos, que no vengan sólo con títulos, y que demuestren que son capaces de hacer cambios. Los sénior son los candidatos ideales.

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