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Harvard: MBA gratuitos para los ingresos más bajos
La escuela de negocios afirma que quiere eliminar las ‘barreras financieras’ mientras trata de aumentar la diversidad entre sus estudiantes.
dísticos (74.500 euros), analistas de investigación de operaciones (71.000 euros), audiólogos (74.000 euros), optometristas (94.000 euros), o arquitectos marinos, con una retribución bruta anual de hasta 78.700 euros.
Por lo que se refiere a quienes justifican su puesto o simplemente vegetan en un puesto irrelevante, sin demasiado contenido ni trabajo, hay que decir que las organizaciones que generan muchas personas imprescindibles provocan asimismo muchas frustraciones una vez que alguna de ellas desaparece.
Quienes suelen ser olvidados tras una ausencia prolongada son aquellos que, durante su jornada laboral (caracterizada por el presentismo) toman el menor número de decisiones; apenas se arriesgan y suelen delegar todo buscando el consenso. En esa dedicación a tareas que implican pocas decisiones no suelen anticiparse y, ante la incertidumbre, buscan excusas en el entorno que justifiquen su incapacidad para analizar.
En esta situación, el prescindible consciente debería analizar en primer lugar el tiempo que hace perder a quien trabaja con él, sea un superior o un colega, y calcular el cociente entre los problemas que le llegan y los que resuelve. Sería conveniente además comprobar la tendencia a cambiar de prioridades con frecuencia y si uno es de los que siempre está muy ocupado, continuamente desbordado y sin tiempo para nadie.
Determinadas organizaciones que llevan a que el presentismo resulte rentable crean falsos imprescindibles que tienden a estar siempre en la oficina aunque realmente no hagan nada productivo, porque en ese tipo de empresas siempre conviene quedarse más allá de lo necesario.
Estas organizaciones son también favorables para aquellos que desarrollan una hiperactividad estúpida que se identifica con la multitarea: invierten la jornada laboral en actividades inútiles sin valor. En apariencia quienes las desarrollan están atareados en algo importante, pero son todo lo contrario a la eficacia.
Andrés Pérez se refiere a una fórmula de la autoridad que es la suma de ser útil, fiable y visible: “La marca personal lleva a que los demás nos asocien con una serie de cualidades, valor, valores y credibilidad que, al fin y al cabo, son las características de un líder. De esa manera, cuando alguien haya alcanzado ese nivel de prestigio es más fácil que sea tenido en cuenta y consiga que los demás hagan cosas. Eso no depende del nivel en el organigrama sino en la consistencia, en el trabajo bien hecho y en la forma de comportarse con las otras personas de la empresa. Quienes son útiles, fiables y visibles consiguen un nivel de autoridad mayor que aquellos a los que les falta alguna de esas cualidades”.
La opción más arriesgada es la de aquellos a los que todo parece darles igual. Ovidio Peñalver cree que “estos profesionales corren un riesgo y provocan que les despidan. A no ser que sea una actitud muy calculada para que les echen o les den el paro, resulta suicida”.
En la situación actual, hay muchas razones por las que no deberíamos permitir que la indiferencia disminuya nuestra calidad de trabajo ni arruine la reputación que hayamos construido.
Y aunque no lo crea, hay posibilidades de motivación, aun cuando todo le importe un bledo: puede dejar de pensar en este puesto que aborrece como una ruina de su existencia. Es posible pensar en él como otra oportunidad más para crecer y aprender.
Cuando un profesional se ‘commoditiza’ queda eliminado cualquier esfuerzo extra por innovar
Harvard Business School, una de las escuelas de negocios más prestigiosas del mundo, ofrecerá matrículas gratuitas de MBA a los estudiantes con menos ingresos como respuesta a la creciente preocupación en Estados Unidos por los costes de la educación superior y la necesidad de aumentar la movilidad social.
La escuela renunciará a las tasas anuales durante los dos años de su emblemático programa de MBA de una décima parte de los alumnos, unos 200 de la actual promoción de 2.000.
“Harvard Business School debe ser un lugar en el que los futuros líderes con más talento puedan desarrollar su potencial”, señala el decano Srikant Datar en un comunicado, en el que añade que la escuela “quiere eliminar las barreras financieras que se interponen en su camino y aliviar la carga de la deuda para que puedan centrarse en convertirse en líderes que marquen la diferencia en el mundo”.
Los solicitantes serán valorados en función de sus ingresos brutos en los tres años previos, sus activos, su entorno socioeconómico y sus niveles de deuda universitaria. Aun así, se les exigirá que cubran los gastos de manutención y el seguro, estimados en unos 35.000 dólares al año.
Mejores condiciones
Algunas universidades estadounidenses, sobre todo las más ricas, han ofrecido mejores condiciones financieras en un contexto de críticas por el fuerte aumento de los costes y la creciente carga de la deuda estudiantil.
El cambio a la enseñanza online y las estrictas restricciones de las actividades en los campus durante la pandemia del Covid-19, mientras aumentaba la preocupación por la salud mental, también han avivado el debate sobre la relación calidad-precio de las universidades.
El presidente Joe Biden prometió durante su campaña electoral reformas en relación a la deuda estudiantil de 1,6 billones de dólares del país, que hasta ahora han incluido algunas pausas en el cobro de los pagos.
El movimiento Black Lives Matter también ha reorientado el debate sobre el acceso a la universidad. Steven Rogers, antiguo profesor de Finanzas, dejó Harvard en 2019 tras expresar su “fuerte decepción” con la escuela de negocios por no haber hecho más en aras de la diversidad. Desde entonces, ha publicado un plan de acción de equidad racial y ha nombrado a un jefe de diversidad e inclusión, así como a otros profesores que se identifican como negros o afroamericanos.
A principios de este año, Dartmouth anunció que se uniría al puñado de universidades estadounidenses que aceptan a estudiantes universitarios de todo el mundo, independientemente de su capacidad de pago, en un esfuerzo por mejorar la diversidad de sus estudiantes. La universidad renunciará a tasas anuales de matrícula y alojamiento de 80.000 dólares para aquellos que reúnan las condiciones necesarias.
Sin embargo, otras universidades estadounidenses han abandonado en los últimos años las políticas de admisión que eximen del cumplimiento de determinados requisitos financieros, alegando la presión económica.
Harvard posee el mayor fondo universitario del mundo, y su escuela de negocios, apoyada por las donaciones de exalumnos, proporciona un presupuesto anual de ayuda financiera estimado en 45 millones de dólares. La Harvard Business School explica que alrededor de la mitad de sus estudiantes reciben becas basadas en la necesidad, con una ayuda anual promedio de 42.000 dólares en 2021-22.
Chad Losee, director general de admisiones de MBA de la escuela de negocios, declara: “Es inusual que una escuela de negocios de posgrado siga un enfoque de ayudas financieras basado en las necesidades. Creemos que tenemos el mayor”. Señala que los estudiantes entienden el valor a largo plazo del MBA, pero “queremos ayudar a la gente a abordar realmente las preocupaciones sobre los costes iniciales”.