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Introvertidos: cuando el raro de la oficina se vuelve protagonista
VIDA LABORAL
Se acabó el desempeño asociado a la sociabilidad, a las habilidades para ser –o parecer– muy visible o a los amigos que se tengan. En el nuevo modelo de relaciones de trabajo que aparece tras la pandemia los introvertidos, que suelen ser calificados como los raros de la oficina, muestran superpoderes y habilidades que tienen que ver con la eficacia y con ofrecer resultados.
Convivimos –últimamente menos, por causa de la pandemia– con un buen número de colegas de trabajo que usan caretas o disfraces para su vida profesional. Antes del coronavirus los lucían en un entorno presentista. Eran –y son– los que van de muy ocupados; los demasiado sinceros; los adictos al buenismo, con su felicidad impostada; los arrogantes que van de sobrados; o aquellos que se crean un personaje y van de diferentes, con sus rarezas y extravagancias calculadas.
La mayoría olvida que, más que de poses o caretas, la verdadera influencia y la visibilidad rentable dependen de la capacidad real para demostrar resultados. La pose permite sobrevivir durante un tiempo, pero siempre a corto plazo, porque la apariencia, los personajes raros y la visibilidad sin contenido no valen de mucho.
No es ser raro...
La pandemia y el experimento de teletrabajo han cambiado muchas cosas y una de ellas es nuestra forma de relacionarnos con los colegas de oficina. En esa nueva relación el desempeño laboral tiende a desvincularse de los personajes creados para ser visible, y de lo sociable que se pueda ser en el trabajo o de cuántos amigos se tienen.
Ser más reservado que el resto o no querer tener conversaciones regulares con los compañeros de trabajo, a menudo se malinterpreta, se juzga y puede hacer que los introvertidos se sientan incluso marginados por aquellos que gestionan a las personas o por sus compañeros de trabajo.
Si es usted tranquilo y reservado; introspectivo; si le agotan más que a los demás las interacciones sociales; si disfruta estando solo, consciente de usted mismo; si tiene un grupo de amigos reducido; si es independiente o suele experimentar timidez y ansiedad social, entonces tiene muchas papeletas para ser considerado como introvertido.
Ovidio Peñalver, socio director de Isavia, explica que ser introvertido o extrovertido “es de esas cualidades del ser humano que configuran la personalidad y que a lo largo del tiempo cambian poco; se mantienen y suelen ser muy estables”. Recuerda que hay introvertidos (un 40% de las personas lo son), extrovertidos (otro 40%) y también ambivertidos (el 20%).
Algunos expertos hacen notar que cuando un introvertido come solo, y no con sus compañeros de trabajo, no está siendo grosero o raro. Puede ser que necesite un tiempo a solas para recargar las pilas.
Algunos comportamientos típicos de un introvertido pueden adjudicarle enseguida el título de “el rarito de la oficina”. Andrés Pérez Ortega, consultor en estrategia personal, recurre al libro de Aaron Caycedo-Kimura, Text,
Don’t Call, para hacer una distinción entre tímidos, introvertidos y raritos. Asegura que el introvertido no es raro, es práctico. Estos profesionales se relacionan, aunque prefieren ir por su cuenta. Pueden ser una gran pieza del equipo y de una empresa si se respeta su preferencia por mantener su vida interior, y colaboran con otros, siempre que se elimine toda la cháchara insustancial”.
La obsesión por conceptos como la
felicidad en el trabajo, la sobrevaloración del trabajo en equipo o la necesidad de conseguir una alta puntuación en valoraciones como el feedback 360 pueden perjudicarle, según Pérez, quien asegura que “el introvertido tendrá que demostrar que puede hacer su trabajo igual o mejor que aquellos que son más sociables. Puede ser más eficiente que el extrovertido porque debe compensar su falta de conexión con resultados”.
Para Ovidio Peñalver, “la extroversión está sobrevalorada. Algunos prejuicios llevan a pensar que un extrovertido tiene más posibilidades de liderar o de ser más popular, porque posee más habilidades sociales... Esto ha sido así siempre. Pero hay personalidades y líderes introvertidos como Warren Buffett, Bill Gates, Barack Obama o Steve Jobs... El introvertido tiene una vida interior más rica y no necesita estar permanentemente buscando estímulos. Quizá no tenga el mismo networking que un extrovertido y tal vez su fuerte no sea saber venderse, pero es capaz de un análisis más profundo; de observar mejor la realidad. Y puede ser más empático”.
En todo caso, ya se sabe que de nada sirve ser útil, fiable y sintonizar con el mercado, los empleadores o los jefes si somos invisibles, porque la
visibilidad y la notoriedad acaban generando una sensación de confianza. Algunos saben vender muy bien su experiencia, y otros tienen nula habilidad para hacerlo.
Estos son sus poderes
Pérez cree que “básicamente, el introvertido prefiere la conversación interior a la comunicación con los demás. No es que sea antipático, se trata más bien de que su conversación es interior. El introvertido medio no es un ermitaño, simplemente se siente mejor manteniendo la distancia social. La máquina de café, los eventos de networking (colaborar, compartir, o conversar) le parecen poco interesantes. La socialización es como disparar al azar y esperar resultados. Prefiere analizar, planificar, ejecutar sin esperar la autorización o el Me gusta de nadie. Por eso el introvertido se ha sentido cómodo durante el confinamiento, cuando la comunicación con otros se podía establecer sin tener que socializar”.
Pérez añade que “la conversación interior del introvertido le permite analizar la situación evitando el ruido social, pero conectando cuando es necesario”.
Además de empáticos y creativos –es la soledad que no está arraigada en el miedo o la ansiedad la que les permite gestar sus mejores ideas–,
se considera a los introvertidos más minuciosos y cautelosos a la hora de tomar decisiones. Se valora su enfoque hacia adentro –prefieren conversaciones en las que puedan establecer conexiones reales, y no se involucran en el drama y la política en el lugar de trabajo; el hecho de que saben escuchar –pasan más tiempo absorbiendo el conocimiento de colegas y líderes, y al aprender y comprender lo que se espera de ellos progresan silenciosamente en sus carreras–; y se valora asimismo que se esfuercen por lograr un mejor equilibrio entre la vida profesional y la personal.
Entre sus superpoderes destaca también la autosuficiencia, que hace que no requieran de una supervisión excesiva para realizar una tarea, porque están acostumbrados a confiar en ellos mismos y en sus habilidades para lograr resultados; la capacidad de reflexión –no hablan por hablar, toman información y la procesan antes de dar respuestas–; el hecho de que son científicos sociales eficaces; y su resiliencia, que les lleva a desarrollar estrategias y mecanismos por los que no necesitan reafirmaciones o elogios constantes para motivarse.
Trabajos adecuados
Numerosos estudios muestran que la personalidad tiene efectos importantes en los primeros resultados pro
fesionales. Por lo tanto, el éxito no depende de la extroversión, sino de la capacidad para poner a nuestro favor las habilidades, experiencias y personalidad. Si uno es introvertido, conocer los mejores trabajos para introvertidos es el primer paso para descubrir qué carrera le conviene más.
Este profesional debe buscar empleos que le carguen de energía, y ha de concentrarse en puestos en los que pueda ser independiente y tener interacciones sociales limitadas.
El trabajo en remoto es también una buena manera de limitar esas interacciones agotadoras; y asimismo se ha de valorar el modelo de trabajo independiente.
En diferentes investigaciones se detectan perfiles y puestos concretos, especialmente idóneos para los introvertidos. Es el caso de los desarrolladores de aplicaciones –permite trabajar para diferentes sectores y empresas, a tiempo completo o por cuenta propia, y en remoto–; los arquitectos –posibilidades de trabajo independiente–; administradores de contenido; arquitectos de datos –trabajar con datos y tecnología no requerirá muchas interacciones sociales–; gerentes de tecnología de la información; psiquiatras y psicólogos; investigadores científicos; administradores de redes sociales; ingenieros de software; terapeutas; traductores; o veterinarios.