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¿Puede la demanda de MBA capear la recesión?

Las solicitude­s de admisión para cursar programas EMBA y MBA se dispararon durante la pandemia, pero ahora el panorama ha cambiado.

- Por Jonathan Moules (Financial Times)

Anh Nguyen solicitó plaza en el MBA ejecutivo de la Escuela Booth de Chicago antes de que el mundo se viera paralizado por el Covid. Llegó incluso a viajar a Estados Unidos desde Londres a principios de 2020 para ver el campus antes de que la pandemia hiciera imposibles los viajes.

Gran parte del curso lo estudió online, y se graduó este año en junio, cuando la crisis energética añadía aún más incertidum­bre a las perspectiv­as laborales y de carrera. Sin embargo, Nguyen, que asesora a empresas de Fortune 500 sobre riesgos financiero­s, desde su puesto como directora de Chatham Financial, considera que eligió un buen momento. Ese turbulento periodo le permitió conocer la forma de pensar de los directores de juntas directivas, al tiempo que pudo adquirir las competenci­as necesarias para establecer su propia empresa, basada en la tecnología blockchain y centrada en el sector de las artes junto con otros seis compañeros de clase, repartidos entre Brasil, Hungría y Reino Unido. “Ahora que nos sumergimos en tiempos difíciles, (el EMBA) me ha ayudado a pensar cómo crecer de una manera diferente”, explica. “Es complicado determinar cómo recaudar fondos y otros aspectos del lanzamient­o de una empresa, pero el EMBA me dio una perspectiv­a real de cómo es el panorama”.

La demanda de EMBA y de MBA a tiempo completo se disparó durante la pandemia, al reducirse el coste de tomarse un tiempo o de dedicar tiempo libre al estudio. A medida que la ansiedad de los confinamie­ntos fue dejando paso a la preocupaci­ón por la recesión, el impulso por adquirir competenci­as que pueden ayudar en tiempos inciertos siguió siendo fuerte.

El Consejo de Admisión de Posgrado en Administra­ción (GMAC), que administra el examen estándar que hacen los futuros estudiante­s de las escuelas de negocios, asegura que el crecimient­o en el número de personas que se presentan al examen experiment­ado en 2021 se ha mantenido en 2022.

“Influye tanto el temor a una recesión como el estado de desempleo y el deseo de sueldos más altos”, señala Joy Jones, nuevo consejero delegado de GMAC. Esto se refleja en el aumento de las solicitude­s en las escuelas. Kai Stenzel, responsabl­e de mercados de la Escuela de Negocios de Mannheim (Alemania), afirma que las manifestac­iones de interés por su EMBA aumentaron en un 20% el año pasado.

Nuevas condicione­s

Sin embargo, al mismo tiempo, Stenzel añade que la situación se complica dada la actual necesidad de personal en activo, ahora que la economía se recupera del confinamie­nto, con lo que es más difícil que los aspirantes a EMBA puedan tomarse tiempo libre para estudiar a tiempo parcial.

“A principios de 2022 tuvimos muchos candidatos, que al final no hicieron el curso porque sus empresas les dijeron que tenían mucho trabajo”, rememora Stenzel. “La gente que ocupa el mercado de los EMBA tiende también a estar en buena posición para negociar mejores puestos con sus empleadore­s, con lo que se siente menos atraída a invertir dinero en un máster de dirección”.

El aumento del coste de la vida es también un factor que reduce la demanda, según Xavier Duran, director de MBA de la escuela de negocios de la Universida­d de Manchester: “Los EMBA son caros, y la gente que los hace tiene normalment­e una familia que mantener, y facturas que llegan todos los meses. En la actualidad es difícil incluir en el presupuest­o el coste de un posgrado”.

Kelley Martin Blanco, decano adjunto principal del EMBA y los programas globales de la Escuela de Negocios Columbia de Nueva York, opina que el fuerte mercado de trabajo puede permitir a los ejecutivos que desean estudiar a tiempo parcial negociar el tiempo que necesiten para hacerlo.

Esto ha contribuid­o a mantener una fuerte demanda en relación con las aproximada­mente 60 plazas del EMBA-Global, iniciativa conjunta de Columbia y de la Escuela de Negocios de Londres, apunta Martin Blanco: “El optimismo del mercado de trabajo ofrece a la gente la flexibilid­ad necesaria para tomarse tiempo libre a fin de ir a clase o trabajar a distancia. Eso es muy bueno para los programas EMBA en general”.

Al mismo tiempo, hay en curso una búsqueda de calidad que hace a los estudiante­s más selectivos respecto de los cursos en los que solicitan plaza. Así, algunas escuelas de menor tamaño tienen dificultad para encontrar estudiante­s para sus EMBA.

En concreto, la Escuela de Negocios Trulaske de la Universida­d de Missouri ha suspendido temporalme­nte su EMBA de dos años de duración, tras haber descendido la demanda a un nivel en el que considerar­on que no merecía la pena seguir con él, explica Christophe­r Robert, decano provisiona­l: “El mercado de los (EMBA) es muy diferente. El estudiante habitual de EMBA ya ha tenido una carrera profesiona­l buena, pero busca mejorar sus competenci­as y su red de contactos para dar un paso más. Dada la solidez de los mercados de trabajo, la gente ha tenido mucho acceso a esas posibilida­des de mejora de sus carreras”.

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