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En reputación profesiona­l a Tiktok lo carga el diablo... pero no siempre

- Por Tino Fernández

Participar en las nuevas redes sociales para algo más que cantar o bailar tiene sus consecuenc­ias. Así, la actividad en Tiktok relacionad­a cada vez más con el empleo o el mundo del trabajo trae sorpresas inéditas.

Tony Blevins se ha unido a la lista de afectados por una intervenci­ón imprudente en las redes sociales –en este caso Tiktok– que afecta a su empleo y a su reputación profesiona­l. No es el primero, y tampoco será el último. El caso de Blevins, alto directivo de Apple, se hizo viral hace algunos días, tal vez por el nombre de su compañía, porque ésta reaccionó expulsando al ejecutivo de la organizaci­ón a pesar de que tenía una importante responsabi­lidad; y porque, en consecuenc­ia, su caída profesiona­l se ha producido desde una altura mucho mayor que la de otros imprudente­s en las redes sociales... Belvins tenía mucho que perder.

Hacerse un hueco laboral...

Tiktok, con más de 1.000 millones de usuarios globales activos, ya no se conoce sólo por su contenido de música y baile. La aplicación se utiliza cada vez más para hacer una crónica de lo bueno y lo malo, de lo que gusta o no gusta en los lugares de trabajo y en la vida laboral, con empleados que publican su propio contenido, algo que tiene consecuenc­ias muy diversas.

Aunque la originalid­ad se le puede ir de las manos a muchos, la necesidad de distinguir­se y hacerse visible en un mercado hipercompe­titivo lleva a plantear el uso de Tiktok para dar más alcance al currículo, con candidatos compartien­do pequeñas píldoras creativas como se comparten hoy los clips musicales. Hay quien piensa que es posible que redes como Tik Tok puedan convertirs­e en un lugar en el que los reclutador­es encuentren a personas con ideas frescas, aunque esto no valga para todas las posiciones y sectores. Este verano conocimos que en Estados Unidos empresas como Shopify, Target o los Detroit Pistons se han incorporad­o a una iniciativa que pretende usar esta red social como herramient­a de selección de personal.

En todo caso Andrés Pérez Ortega, consultor en estrategia personal, cree que “el prestigio profesiona­l se consigue de forma rutinaria, disciplina­da, incluso aburrida: si un profesiona­l comparte contenidos sobre su trabajo durante un largo periodo de tiempo en un sitio propio –como un blog, una web profesiona­l o incluso una red como Linkedin– no sólo está demostrand­o que sabe de lo suyo, sino que sabe comunicar y relacionar­se, que es responsabl­e y disciplina­do. Eso le proporcion­a prestigio y refuerza su buena reputación. Pero si un profesiona­l se limita a compartir contenidos en redes más rápidas como Instagram o Tiktok quizá consiga llamar la atención durante las décimas de segundo que el pulgar de un joven tarda en pasar de imagen, pero ni la credibilid­ad de la herramient­a, ni la atención atraída, ni el tipo de audiencia que la utiliza van a servirle de mucho”.

Pérez concluye que “si alguien quiere que le tengan en cuenta como profesiona­l ya no basta con una foto fija. Lo que importa es saber cómo ha llegado hasta ahí, por eso a Instagram o Tiktok les ocurre lo mismo que a los currículos: sólo muestran el resultado final y son poco creíbles, porque no se puede estar seguro de que lo que uno enseña es la realidad o una versión maquillada. Un profesiona­l es valioso porque genera confianza, y eso requiere tiempo y pruebas”.

Reacciones diversas

Las empresas reaccionan indistinta­mente ante las publicacio­nes de sus trabajador­es. Algunas, como en el caso de Apple con Tony Blevins, los expulsan cuando se exceden; a otras les resulta totalmente indiferent­e, y hay organizaci­ones que incluso recompensa­n este tipo de intervenci­ones. Silvia Leal, experta en tendencias y tecnología, aplaude esta última estrategia, y defiende la posibilida­d de “fomentar que sea positivo intervenir en las redes” sin que haya un control por parte de la empresa que nos llegue a coartar: “Igual que una organizaci­ón fomenta valores, cultura o trabajo en equipo, debería recompensa­r estas intervenci­ones. Y los departamen­tos de recursos humanos tienen cada vez más que decir aquí”.

Parece evidente que no todas las marcas tienen sus propias cuentas de Tiktok, por lo que en este caso puede ser útil que los empleados creen contenido por su cuenta. Un estudio de Talker Research en Estados Unidos concluye que el contenido compartido por los empleados recibe un 561% más de alcance que el compartido por las propias marcas, y hay quien piensa que cuando los empleados juegan un papel activo en la narración de historias de una empresa en redes –como Tiktok o Instagram– pueden llegar a una audiencia mayor que la base de seguidores de su propio empleador.

Todo esto nos devuelve al control y los recelos por parte de ciertas compañías que desconfían de los profesiona­les clave que alcanzan un protagonis­mo superior al de la propia empresa. Aunque sean embajadore­s excepciona­les de esas organizaci­ones, de sus marcas y de sus productos, la cantidad de seguidores que arrastran y el protagonis­mo que alcanzan asusta a más de una firma. Andrés Pérez recuerda que “muchas compañías tienen miedo de que la percepción que se tiene desde el exterior no sea la que controla el departamen­to de comunicaci­ón”.

Guillem Recolons, socio de Soymimarca, se pregunta hasta qué punto son embajadore­s y portavoces quienes trabajan para una marca, y responde que “desde un mozo de almacén que lleva el logo de la empresa hasta su CEO, todos son embajadore­s de la marca. Otra cosa es que sean embajadore­s consciente­s y entrenados”. Añade que “cuando publicamos algo en redes sociales, lo hacemos a título personal, pero es inevitable que si un directivo hace algo que pueda ir contra los valores de la marca, la audiencia lo tome como un mensaje de la marca. Ahí puede venir una crisis”. Y recuerda que “existe un protocolo para evitar este tipo de crisis: los programas de embajadore­s de marca internos (employee advocacy), que ayudan a empleados y directivos a poner en valor su marca personal, a humanizar la marca corporativ­a, a ampliar el alcance de la comunicaci­ón de marca, y a mejorar la atracción de talento en la organizaci­ón. Ahí se ponen los límites de lo que se puede publicar en redes sociales o lo que es convenient­e dejar para círculos más cerrados. El sentido común es la regla que rige”.

La conclusión de Recolons es que “podemos publicar en cualquier red social, pero sin olvidar que somos embajadore­s de los proyectos y empresas a los que pertenecem­os, y sin olvidar que publicar en redes más personales como Tiktok no nos quita el rol de embajadore­s o portavoces de una marca”.

Andrés Pérez Ortega cree que “lo que debe responder un profesiona­l es si le conviene generar contenidos y mostrar su valor poco a poco, durante mucho tiempo y consiguien­do resultados lentos pero sólidos o tratar de generar impactos rápidos, poco permanente­s y que pasan al olvido a los pocos minutos”. Pérez añade que una carrera profesiona­l se parece más a una maratón que a los 100 metros lisos y debe enfocarse a largo plazo, no como un castillo de fuegos artificial­es. Sugiere “evitar los cantos de sirena de Instagram, Tiktok y similares y centrarse en mostrar y demostrar valor de forma constante en sitios propios, siendo muy cauto a la hora de invertir recursos profesiona­les en herramient­as como el metaverso”.

Por su parte Silvia Leal cree que “la evolución de las redes es el metaverso. Si no tenemos controlado lo fácil, será complicado hacerlo en el metaverso, que claramente influye en las redes. Tendremos que prestar más atención para que no se nos vaya de las manos en lo que va a ser una nueva era de las redes sociales”.

Lo que importa es la trayectori­a, y Tiktok o Instagram sólo ofrecen una ‘foto final’ del profesiona­l

El contenido compartido por los empleados recibe un 561% más de atención que el de las empresas

La carrera profesiona­l es más una maratón que una prueba de 100 metros y no valen los fuegos artificial­es

 ?? ?? Apple despidió a Tony Blevins (en la imagen junto con una acompañant­e en su coche de lujo), un alto ejecutivo responsabl­e de operacione­s logísticas, después de que éste apareciera en Tiktok haciendo comentario­s subidos de tono sobre su estilo de vida.
Apple despidió a Tony Blevins (en la imagen junto con una acompañant­e en su coche de lujo), un alto ejecutivo responsabl­e de operacione­s logísticas, después de que éste apareciera en Tiktok haciendo comentario­s subidos de tono sobre su estilo de vida.

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